Señor Ruiseñor: “Hay muchas ganas de distanciarse del proces y reírse” (Teatro Apolo, Joglars)
Cuando llego a “El quatre gats” me entregan un metro y me quedo patidifuso. ¿Para qué quiero yo semejante adminículo? Lo vuelvo del derecho y del revés y al cabo me percato de su utilidad: sirve para medir el cráneo y saber si corresponde a un homínido catalán o español.
Cuando llego a “El quatre gats” me entregan un metro y me quedo patidifuso. ¿Para qué quiero yo semejante adminículo? Lo vuelvo del derecho y del revés y al cabo me percato de su utilidad: sirve para medir el cráneo y saber si corresponde a un homínido catalán o español. Un ingenioso recurso para anunciar la llegada a Barcelona de “Señor Ruiseñor”, la última producción de Joglars con la que este longevo y siempre imaginativo grupo teatral celebra su sexagésimo aniversario. Y, en la que, con absoluta fidelidad a su acreditada línea de trabajo, utiliza la sátira y el humor para develar los desvaríos identitarios porque, como dice la actriz Dolors Tuneu, “hay muchas ganas de distanciarse del «procés» y de reírse”.
“Queremos reflexionar -dijo Ramón Fontseré, director de Joglars- sobre la destrucción de unos conceptos de vida libre, conceptos que no han sido sustituidos en la actualidad. En Cataluña se ha arrancado o falseado el pasado y de esta manera se ha podido configurar un orden inventado. Solo se utiliza la parte de conocimiento y de tradición que conviene para contar un relato sesgado. Para nosotros, Rosiñol es la antítesis de este mundo; un artista de carácter ingenioso y cosmopolita que representa la inducción a la vida alegre y sensual, el gusto por la belleza, la sutileza y el conocimiento. Fue, como dijo Plá, un destructor de fanáticos que representó a una sociedad de ciudadanos holgados y juiciosos a orillas del Mediterráneo”.
Recordó Fontseré que Ruiseñor ejerció muy diversos oficios (pintor, autor teatral, poeta, coleccionista…) y en todos dejó pruebas de su ingenio creador y, sobre todo, de su sentido común, reivindicando el arte como valor universal sin patrias, ni fronteras, cuyo único objetivo es la belleza. Nadie, pues, mejor que aquel burgués catalán que se estableció en Aranjuez y fue autor de “Jardines de España” -colección pictórica y libro- para contraponerlo a esa burguesía de nuestro tiempo, identitaria, endogámica y provinciana. ”Ponemos en escena -puntualizó- lo que pensamos y lo hacemos de la mejor manera que sabemos”.
Y lo cierto es que, como expresó Enrique Salaberría, presidente del grupo Smedia, este grupo teatral que lleva seis décadas poniendo en la picota a políticos aviesos y personajes siniestros, es la mejor expresión del teatro europeo “que combate la obsesión por convertir a los ciudadanos en simples marionetas, tal como han hecho Darío Fo y muy pocos más”. Bien pudiera decirse que cumplen con la función más sagrada del teatro, cual es la de actuar como “mosca cojonera” de arribistas, corruptos y excluyentes, obsesionados por mirarse el ombligo.
“Señor Ruiseñor” estará en el Teatro Apolo del 26 de mayo al 6 de junio. Para darles una muestra de su talante, séanos permitido reproducir un fragmento de este ripio supuestamente autobiográfico del protagonista de la obra:
“Mi abuelo que era empresario, sumaba con el rosario,
Me tocó ser el hereu de su telar de Manlleu,
Pero ser el director me daba mucho sopor,
La tela para mi abuelo y para mí la modelo.
Después de casé con Luisa, pero hui a toda prisa.
Fui a París, fui bohemio, fui de todo salvo abstemio.
Harto de queso de vaca, volvía a Barcelona por la paambtumaca,
Y me pasaba los ratos en el bar de cuatro gatos,
Por la noche son dormía, bebía absenta y escribía,
Sainetes, mucha comedia, sátira, drama y tragedia,
Y en Aranjuez, ya mayor, me llamaban Ruiseñor.
Aquí termina la historia, que Dios me tenga en su gloria,
Pues fue el señor Rusiñol un catalán español”
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