Unas 11 paradas de La Rambla, en peligro "de extinción"
Las antiguas pajarerías de La Rambla de Barcelona, que ahora ofrecen otros productos, podría ser que a principios de agosto cerraran para siempre debido a la remodelación del paseo impulsada por el gobierno de Ada Colau. La familia Cuenca, paradista mayoritario, se muestra decepcionada y confiesan que "no saben qué más ofrecer para que haya un diálogo con el Ayuntamiento".
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La Rambla ha sido desde siempre un símbolo de la Barcelona más viva. Turistas, barceloneses y barcelonesas, transeúntes, grupos de escuelas, jubilados, estudiantes ... Todos han aprovechado algún momento para pasear por La Rambla o, lo que se dice vulgarmente, "ramblear".
Lo que hace especial esta larga calle de la capital catalana es el bullicio que se vive y el ambiente que se forma gracias a sus paradas que, a lo largo de los años, han ido cambiando de estilo y temática. Fue en 2009 cuando, con el gobierno municipal de Jordi Hereu, se retiraron todas las tiendas de animales y pájaros que había -menos una que se quedó de manera simbólica- con el objetivo de mejorar la calidad de vida de estos "bichos".
Las famosas estatuas humanas tampoco quedaron exentas de cambios. En 2012 se llevó adelante una nueva regulación que obligaba a todos los artistas a ponerse en la parte baja de La Rambla, donde hay el Centro Cultural Arts Santa Mònica, lo que ya no gustó demasiado al colectivo que, en declaración a algunos diarios, denunciaban estar "demasiado apretados".
Igualmente, hace dos años el consistorio decidió "poner orden" en la actividad artística del paseo y promulgó una normativa en la que las estatuas tenían que pasar un concurso para optar a una de las 24 licencias por actuar en La Rambla. En este caso, los "opositores" también mostraron su rechazo a la regulación, ya que consideraban que era "discriminatoria".
Ahora, después de la calma de la pandemia, el gobierno de Colau vuelve a la carga con el paseo barcelonés y quiere retirar once paradas en el marco de las obras de remodelación de la "única calle de la Tierra que desearía que no acabara nunca", tal y como escribió Federico García Lorca.
LOS PARADISTAS EN PIE DE GUERRA
La familia Cuenca es la que tiene más paradas que antes eran pajarerías, de La Rambla. Xavier Cuenca, miembro de la familia, ha explicado este martes que el Ayuntamiento de Barcelona no ha aceptado reunirse con los comerciantes de estos establecimientos para intentar buscar una solución pactada a la retirada de las paradas, que se podría producir este mismo agosto.
Cuenca ha reclamado un encuentro con la alcaldesa, Ada Colau, para abordar el tema, ya que cree que tienen "suficientes argumentos" para llegar a un acuerdo. Asimismo, ha remarcado que retirar los 11 puestos "no solucionará el problema del turismo" y ha criticado que haya una "doble vara de medir" a favor de la restauración a la hora de decidir qué actividades podrán permanecer después de la remodelación de La Rambla.
La familia ha presentado un recurso de alzada por vía administrativa contra el expediente municipal, y también se han solicitado medidas cautelares. Cuenca ha informado de que, según sus servicios jurídicos, el cierre de los puestos se podría producir a partir del dos de agosto, una vez pasados los diez días hábiles de que el consistorio dispone para responder al recurso. "El ayuntamiento lo desestimará, y a partir de aquí ya se puede producir el desahucio administrativo", ha explicado. La decisión afectaría 11 paradas y sus 98 trabajadores.
Desde el colectivo de comerciantes aseguran que han sugerido varias alternativas al cierre definitivo, tales como cambiar la oferta de productos o una propuesta para mantener únicamente cuatro de las once paradas y que en ningún caso se vendan recuerdos, y critican que el gobierno municipal no les haya querido recibir para negociar. "No sabemos qué más ofrecer para que, como mínimo, haya un diálogo", ha lamentado Cuenca.
EL PLAN DE REMODELACIÓN
El Ayuntamiento de Barcelona anunció el pasado mes de enero que iniciaría los trámites para retirar las antiguas pajarerías que se encuentran en el tramo alto de La Rambla en un intento de "esponjar el paseo, hacerlo más transparente y agrandarlo", tal como explicó el concejal de Ciutat Vella, Jordi Rabassa. A partir de aquí, el consistorio fue articulando todos los procesos para materializar estos cierres, una decisión que no fue bien recibida por el colectivo de vendedores.
Uno de los momentos más polémicos fue cuando el Ayuntamiento comunicó a los paradistas que las licencias que les habían dado en 1971 caducaban al cabo de 50 años, es decir, en 2021. En aquel momento los comerciantes denunciaron que cuando se otorgaron las concesiones, estas tenían una duración no definida de 99 años, y que la decisión de limitarlas a 50 había sido tomada "a posteriori" y en conveniencia con los intereses del ayuntamiento.
Ahora, los comerciantes tachan la decisión de "unilateral" y critican que en ningún momento del proceso el gobierno de Colau haya abierto un proceso de negociación para encontrar soluciones.
UN ACUERDO PARA QUEDARSE HASTA EL 2028
Por su parte, Cuenca también ha explicado que el plan prevé que las paradas no puedan permanecer en el paseo después de la remodelación. Así pues, cesarán su actividad una vez las obras afecten al tramo donde están situadas, y a ser posible de común acuerdo con todas las partes. En esta línea, el paradista ha sugerido que les dejen mantener los establecimientos hasta el 2028, cuando se prevé que las obras lleguen a la zona, y ha apelado a este "acuerdo común" para intentar encontrar una solución consensuada.
El miembro de la familia con más paradas también ha criticado que el consistorio quiera "esponjar" La Rambla mientras abre el puerto a los cruceros. "En el fondo el interés general es el interés particular de un grupo de comerciantes que tienen una junta gobernada por la hostelería, que quiere ocupar este espacio", ha alertado.
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Para denunciar la situación, la familia Cuenca ha recreado la casa de Carl Fredrick y Rusell, de la película "Up" de Disney Pixar, colocando una gran cantidad de globos sobre el techo de una de las paradas. Además, han recogido 80.000 firmas para protestar contra la decisión del consistorio, y próximamente Xavier Cuenca solicitará una reunión con la defensora, Maria Assumpció Vilà, para explicarle la situación y reclamar un acuerdo.
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