Dau al Sec: “¡Ay Carmela!", un clásico teatral sobre la guerra civil española
La geografía teatral barcelonesa es generosa en locales, un dato que pone de relieve la fecunda vida artística de la ciudad. De San Gervasio a las Ramblas y del Pueblo Nuevo al Pueblo Seco es posible encontrar locales de todo tipo.
La geografía teatral barcelonesa es generosa en locales, un dato que pone de relieve la fecunda vida artística de la ciudad. De San Gervasio a las Ramblas y del Pueblo Nuevo al Pueblo Seco es posible encontrar locales de todo tipo. Desde grandes escenarios convencionales con una estructura a la italiana a espacios escénicos desnudos, algunos minúsculos, que permiten montajes inverosímiles. Un panorama realmente esperanzador pero, a la vez, complicado porque esta diversidad induce con harta frecuencia a confusiones sobre emplazamientos, días y horas de funcionamiento, carteleras en vigor, etc.
Uno de esos locales es el denominado Dau al Sec, que tiene su sede en lo alto de la calle Salvá del Pueblo Seco, al pie mismo de Montjuic y ofrece una programación intermitente. En una amplia sala completamente desnuda, la batería de asientos marca el espacio donde debe desarrollarse la acción escénica, lo que supone todo un reto para cualquier profesional puesto que, con pocos o ningún elemento escénico, tiene la responsabilidad de capturar la atención del público utilizando como únicas armas sus capacidades interpretativas.
Eudald Fabrés y Flor Romero aceptaron, bajo la dirección de Nuria Badía, no sólo este reto, sino otro añadido y más complejo aún. Porque a la dificultad inherente a un espacio escénico como el que hemos descrito se suma la de la obra escogida: la comedia dramática “¡Ay Carmela” de José Sanchis Sinisterra que desde su estreno en 1987 se ha convertido en un clásico de la literatura teatral sobre la guerra civil española que ha merecido reiteradas versiones sobre los escenarios e incluso en cine. Ahí es nada duplicar el trabajo que, en un u otro medio, hicieron de José Luis Gómez, Manuel Galiana o Andrés Pajares el Paulino de la obra y de Verónica Forqué, Kiti Manver o Carmen Maura, la Carmela que le da título.
Sanchis quiso representar la odisea de unos modestos artistas de variedades a los que el enfrentamiento ideológico y militar ni les iba, ni les venía y que por un error puramente accidental pasan de la zona republicana, en la que estaban actuando, a la nacional, con el consiguiente problema de afrontar un cambio radical en su discurso interpretativo. Algo que en mayor o menor medida seguramente ocurrió a tantos miles de conciudadanos ajenos a la sangrienta disputa y que hubieron de acomodar por un mero afán de supervivencia sus propias convicciones al punto geográfico en que el azar les situó.
Con los mimbres que hemos citado es fácil colegir que el trabajo actoral de Fabrés y Romero tuvo que ser esforzado y podemos añadir que, por fortuna, exitoso. Aunque ambos sobresalieron por una interpretación tierna y sensible y, a la vez, cuando el texto se prestaba a ello, desmelenada, Flor nos pareció particularmente inspirada en la encarnación de un personaje obligado a asumir el aspecto más trágico de la situación.
La presencia en Dau al Sec de esta producción de La Famélica fue brevísima, tan sólo tres días, por lo que cuando el lector pueda leer estas líneas es posible que la obra ya no esté en cartel. Valga la pena, en todo caso, dejar constancia de este montaje por el esfuerzo demostrado y el excelente nivel alcanzado.
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