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Hoy en CatalunyaPress, a través de la BBC, os acercamos cinco datos que posiblemente no conozcáis del gran reloj que lleva 162 años dando la hora a los británicos:
El 7 de septiembre de 1859 las agujas del Big Ben, el reloj más famoso del mundo, empezaron a girar. Por este motivo, hoy en CatalunyaPress, a través de la BBC, os acercamos cinco datos que posiblemente no conozcáis del gran reloj que lleva 162 años dando la hora a los británicos:
Aunque todos nos refiramos a él así, en realidad el famoso reloj no se llama Big Ben, sino The Great Westminster Clock (El Gran Reloj de Westminster).
La torre que alberga al reloj tampoco se llama así: originalmente se llamó sencillamente el Clock Tower (la Torre del Reloj) pero en 2012 se la rebautizó Elizabeth Tower, en honor a los 50 años de reinado de la actual monarca.
Big Ben es la Gran Campana y tampoco fue el nombre que le pusieron sus creadores. Algunos historiadores señalan que en realidad se llamaba Victoria Real, en homenaje a la Reina Victoria, pero los londinenses la apodaron Big Ben y el nombre se popularizó.
Las campanadas del Big Ben son una tradición británica amada por muchos, y no solo dentro del Reino Unido. Durante la Segunda Guerra Mundial, muchos alrededor del mundo se aferraban a sus radios para escuchar el familiar sonido con el que comenzaba sus trasmisiones el Servicio Mundial de la BBC.
Las campanadas, transmitidas en vivo, eran señal de que Reino Unido no había caído. Pero a lo largo de estos 157 años ha habido momentos -como ahora- en que la famosa campana ha sido silenciada por reparaciones.
En estos casos, algunas veces se recurrió al suplente del Big Ben: Great Tom, la campana de St.Paul´s Cathedral (la Catedral de San Pablo).
Además de la Gran Campana, en el Big Ben hay cuatro campanas más, que marcan los cuartos de hora. Para hacerlo, tocan una reconocible y muy amada melodía llamada oficialmente "Campanadas de Westminster", que se usa en varios lugares del mundo.
Los amantes de George Frideric Handel reconocerán el sonido, ya que viene de una famosa aria del compositor: "I Know that My Redeemer Liveth" (Sé que mi Redentor vive), de la obra "El Mesías".
El Big Ben sigue funcionando con el mismo -entonces novedoso- mecanismo con el que se creó en 1859. El sistema funciona gracias a la gravedad: tres veces por semana los ingenieros a cargo del reloj le dan cuerda a unos cables conectados a grandes pesas que, cuando caen, activan los trenes de engranaje.
El tren central es controlado por un péndulo, que hace girar los engranajes. Para ajustar la velocidad de este péndulo se colocan peniques en su parte superior, lo que altera su centro de masa.
Esto tiene el efecto de incrementar la velocidad del reloj 2/5 de un segundo en un período de 24 horas. Si necesitan que el reloj vaya más lentamente, le quitan peniques.
Es gracias a este poco sofisticado sistema que el Big Ben se mantiene perfectamente puntual.
Si visitas Londres y observas cuidadosamente la famosa torre del Parlamento quizás te parezca que está levemente torcida. Y no, no es culpa de la cerveza que te acabas de tomar en el pub: la torre está levemente inclinada.
En 2011 se realizó un estudio donde se demostró que la torre estaba inclinada 0,26º hacia el noroeste, lo que significaba una desviación de casi medio metro, en su punto más alto, respecto a su eje. Los expertos lo atribuyeron a pequeños movimientos generados por décadas de trabajos de construcción subterránea en la zona donde está el Big Ben.
Sin embargo, aclararon que la inclinación es mucho menor que el de la famosa Torre de Pisa, que alcanza los 5º, y señalaron que a la torre británica le llevaría unos 10.000 años llegar a estar tan reclinada como su famosa prima italiana.
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