Llueve (de verdad) sobre el escenario del Tívoli

Pero en estos últimos años y por lo que respecta a las producciones más ambiciosas e importantes, se ha producido una novedad interesante y es el hecho de que, a diferencia de antaño, en que este tipo de montajes se producían en Madrid, se estrenaban en la capital y llegaban más tarde a la ciudad condal, ahora nacen en la propia Barcelona.

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Dalmases

 

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@Pablo-Ignacio de Dalmases


Que el teatro musical está arraigando con fuerza en Barcelona es una realidad evidente. Cada vez son más abundantes y diversas las ofertas de espectáculos de este género, tanto en gran, como en pequeño formato. Pero en estos últimos años y por lo que respecta a las producciones más ambiciosas e importantes, se ha producido una novedad interesante y es el hecho de que, a diferencia de antaño, en que este tipo de montajes se producían en Madrid, se estrenaban en la capital y llegaban más tarde a la ciudad condal, ahora nacen en la propia Barcelona. Así ocurrió con “La jaula de las locas” y “La tienda de los horrores”. Y en la temporada que ahora comienza ocurrirá lo mismo con una versión teatral de “Cantando bajo la lluvia”.


El filme musical estrenado en 1952 y protagonizado por Gene Kelly, Donald O'Connor y Debbie Reynolds forma parte por derecho propio en el retablo de los grandes títulos de la historia del cine. Pero convertir esa obra en teatro no es precisamente fácil. En especial cuando hay que conseguir el mismo efecto que vislumbrábamos en la pantalla cuando los protagonistas cantaban aquello de “Singing in the rain” y lo hacían precisamente mientras diluviaba sobre sus cuerpos serranos.


Pues bien, ahora llega al teatro Tívoli una versión teatral de “Cantado bajo la lluvia” dirigida por Ángel Llácer y Manu Guix en la que la famosa canción será interpretada de viva voz mientras llueve realmente sobre el escenario. “Es curioso –comenta Llácer- pero precisamente hemos podido llevar a cabo este montaje por las condiciones técnicas de este teatro que nos permite utilizar un caudal de 1.000 litros de agua que cae realmente sobre los intérpretes mientras interpretan y cantan la famosa canción. Caudal que, por cierto, se reaprovecha casi íntegramente. Lo cual constituye un mérito sobre lo que ocurría en la pantalla grande puesto que en el cine que se rueda con voz figurada y luego ésta se sobrepone sobre lo filmado. Aquí bailan y cantan a la vez con música en directo”.


El proyecto ha costado año y medio de preparación y en la obra intervienen 23 intérpretes –con Iván Labanda, Diana Roig, Ricky Mata, Mireia Portas en los papeles protagonistas-, otros tanto técnicos y nueve músicos. Llácer recuerda algunos dígitos: hay catorce piezas musicales -algunas de ellas cantadas en inglés, porque de tanto haberlas oído en su versión original, ha parecido innecesario traducirlas- 75 cambios de escena, 190 de vestuario y aún antes de haberse estrenado, se han vendido ya más de 25.000 localidades. Y además no es un espectáculo producido en franquicia y sujeto a los condicionantes de los titulares de los derechos, sino creado con entera libertad.


La obra estará en la cartelera del teatro de la calle Caspe y la temporada próxima se estrenará en Madrid, mientras alternará con “La jaula de las locas” que sigue en explotación habida cuenta de su excelente acogida. Por cierto, como recordó el productor, estuvieron representando “La jaula de las locas” en Barcelona en plena pandemia, con limitación de aforo al 50 % y prohibición de desplazamientos entre términos municipales. Aun así, resistieron. Y es que el hacer teatro es, por encima de todo, una vocación.

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