EL PASTEL Y LA GUINDA

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ANDRÉS MADRID

 

Sentados a la mesa del pastel del poder andan estos días los partidos que han obtenido representación en las pasadas elecciones. En apariencia, todos están preocupados por nuestro bienestar y como Groucho añaden a cualquier propuesta los dos huevos duros que esperan sus votantes.

Sentados a la mesa del pastel del poder andan estos días los partidos que han obtenido representación en las pasadas elecciones. En apariencia, todos están preocupados por nuestro bienestar y como Groucho añaden a cualquier propuesta los dos huevos duros que esperan sus votantes.


Escarbando en las ofertas, me temo disimulan una pasión insana por la guinda que, para la mayoría, está formada por el jugoso dominio de las televisiones autonómicas, pozo sin fondo de nuestros dineros, modelos de despilfarro y servidoras de aquel que presida el cotarro comunitario.


Ignoro en que puede ayudar a nuestras desgracias el mantenimiento de estos entes infames y tendenciosos que ni informan, ni entretienen, ni educan; principios deseables en cualquier medio. Recuerdan el panfleto medieval de la Crónica de los Reyes de Castilla, fuente de loa y halago de las actividades reales.


"El inmediato tropel de los afines" decía Ortega para describir la tendencia natural de las formaciones políticas de la República a dar gusto a sus seguidores ignorando el bien de todos. Debe haber, un "tropel de afines" esperando entrar a saco en esos medios para ganarse el pan, que está la profesión muy puñetera y la libertad da poco beneficio.

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