Crisis en el PP de Feijóo: los populares pierden el rumbo ante la presión de Vox
El Partido Popular de Alberto Núñez Feijóo prometía una renovación, una nueva forma de hacer política encabezada por un perfil mucho más sosegado e institucional que Pablo Casado, que llevó a su partido hasta la gesticulación extrema.
El Partido Popular de Alberto Núñez Feijóo prometía una renovación, una nueva forma de hacer política encabezada por un perfil mucho más sosegado e institucional que Pablo Casado, que llevó a su partido hasta la gesticulación extrema. Pero fue solo una promesa, y este martes se ha podido comprobar en el Congreso, donde se ha vuelto a asistir a cruce de acusaciones que vuelven a situar a los populares en la confrontación directa y sin límites con el Gobierno.
En abril , tras la primera reunión del Comité de Dirección, la portavoz Cuca Gamarra pronunció unas palabras que marcaban el rumbo del nuevo PP: "Los españoles no quieren un país que se divide y se enfrenta". Además, señaló que el nuevo presidente 'popular' apostaba por los pactos con el PSOE y afirmó que"no tiene previsto" llamar a Santiago Abascal.
Alberto Núñez Feijóo @ep
Sin embargo, parece que España sigue estando lejos de una gran coalición con los dos grandes partidos. Este martes en el Congreso el Partido Popular ha vuelto a las andadas con un discurso duro contra el Ejecutivo, pidiendo la dimisión del ministro de Presidencia, Félix Bolaños, algo que consideran una "urgencia para España". La diputada del PP Ana Beltran ha señalado a Bolaños como responsable de la seguridad de las comunicaciones del Gobierno cuando se espiaron los móviles del presidente y de los titulares de Interior y Defensa, pero el ministro ha evitado confirmarlo limitándose a decir que agradece la labor y profesionalidad de todos los organismos encargados de la ciberseguridad.
Para la parlamentaria del PP, Bolaños "vive entregado en cuerpo y alma a una labor indecente y peligrosa, que es salvar a Sánchez, aunque eso suponga sumergir en el lodo a todos los españoles". "Y cuantos más problemas tiene su jefe, más instituciones está dispuesto a dejar arder. Se ha convertido en el pirómano mayor del Reino", ha añadido la portavoz, recuperando un discurso que parece más propio de Isabel Díaz Ayuso, o del difunto Pablo Casado, que de lo prometido por Feijóo, que renegaba de un país "que se divide y se enfrenta".
LA NECESIDAD DE CONVENCER AL CENTRO
Alberto Núñez Feijóo se enfrenta a una encrucijada: seguir mirando a los sondeos y temiendo a Vox o definir un modelo político propio que le situe en el centro y por tanto, con opciones para llegar a Moncloa. Los votantes de derechas y de izquierdas no suelen cambiar su voto, o lo hacen sin pasar al otro bando, y por ello solo puede gobernar España quien consiga conquistar a la gran masa de votantes de centro.
El PSOE de Pedro Sánchez pasó por todas las calamidades posibles con la irrupción de Podemos, pero supo mantener un discurso propio y alejado de los de Iglesias. Cuando aún era un candidato a la presidencia, apostó por el centrismo, incluso priorizando los pactos con Ciudadanos antes que con Podemos. Y el final de la historia es conocido por todos: Sánchez esta noche, y el resto de días hasta agotar la legislatura, seguirá durmiendo en Moncloa.
Pero el PP de Feijóo - y anteriormente el de Casado- está ofreciendo un perfil mucho más dubitativo, con dificultades para articular un discurso firme que no sea tumbado al instante por los de Santiago Abascal. Este martes el número tres de Feijóo, Elías Bendodo, afirmó en una entrevista El Mundo que España es un "estado plurinacional", y defendio que Catalunya es una "nacionalidad" dentro del Estado español.
Bendodo no hizo más que recordar la Constitución española, que en su artículo dos afirma que España está compuesta de "nacionalidades": "La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas", reza la Carta Magna.
EL ALIENTO DE VOX EN LA NUCA
Pero los de Vox, que creen en la Constitución cuando les beneficia, salieron en pandilla a cazar al PP de Feijóo. Santiago Abascal tardó pocos minutos en reaccionar, subrayando su preocupación por las palabras de Bendodo, porque cuando uno "no tiene fe en la nación no defiende sus fronteras, no combate a sus enemigos, no defiende las libertades y derechos de los españoles, y acaba pactando con cualquiera para obtener el poder". Y ya se sabe, no hay nada peor entre la derecha extremista que no combatir a los enemigos de la patria.
También sobrereaccionó Inés Arrimadas, que retorció las palabras del número tres de Feijóo afirmando que era lo mismo que decir que "España no es una nación y que dentro de ella hay territorios de primera y de segunda". Y el líder de Ciudadanos en Catalunya, Carlos Carrizosa, fue más duro: "El nuevo PP asumiendo el discurso podemita del Estado plurinacional. Si la alternativa al sanchismo es esto, apaga y vámonos".
Con el aliento de Vox en la nuca de Feijóo, - amenazando con arrebatarle los votantes- y la cercanía a las elecciones andaluzas, el líder popular ha dado un giro al volante, rectificando las palabras de Bendodo: "España no es un Estado plurinacional, es una obviedad", dijo Feijóo pocas horas después. "Efectivamente, España no es un Estado plurinacional ni lo será; España es una nación que garantiza la autonomía de nacionalidades y regiones", añadió.
También rectificó el propio Bendodo a través de Twitter, afirmando que "España es una Nación indisoluble de 17 autonomías con identidades propias. Se pueden respetar las diferencias de cada CCAA y defender una España única y respetuosa con el artículo 2 de la Constitución"
Con estas aclaraciones y rectificaciones, los populares acabaron comprando el discurso de Vox y de Ciudadanos, que les situaba como un partido "que no tiene fe en la nación". Porque el PP de Feijóo va sin rumbo, buscando forjar una identidad con las mismas dificultades que un adolescente. Enredándose en el término "naciones" y "nacionalidades", hablando de comunidades autónomas con "identidades propias" y a la vez de una España "única". En definitiva, llevando por bandera debates absurdos y un discurso que no entiende nadie. ¿Conseguirá Feijóo sobrevivir complaciendo a los posibles votantes de Vox? ¿O manteniendo un perfil en el que es más fuerte Ayuso? Quien sabe, pero de momento se le está poniendo cara de Pablo Casado.
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