Concierto en el Palau con motivo de la celebración del Día de la Fuerzas Armadas
Cuenta con sesenta profesores y la dirige el teniente coronel músico Fernando Lizana Lozano que es así mismo Inspector de las unidades de música del Ejército de Tierra.El programa fue poliédrico e incluyó música clásica española –“Batalla imperial” de Cabanilles, ”El sombrero de tres picos” de Falla”-, zarzuela -“El tambor de granaderos” de Chapí-, música de cine de Morricone y Bernstein, un sardana –“La Santa espina” de Morera-, el popurrí “Fiesta en España” y temas específicamente militares como “El sitio de Zaragoza” de Oudrid, “National Emblem” de Susa, “La batalla de los castillejos” de Higinio Marín, amén de briosas marchas, tales “Los voluntarios” de Giménez y “El novio de la muerte” de Costa, pieza esta última que, cantada por el cabo Jesús López, levantó del asiento a algunos asistentes que la escucharon con diciplinada y recoleta unción.Cada pieza fue introducida por un comentario en el que se contextualizaba su origen y su vinculación con las reiteradas participaciones de los catalanes en las empresas del Ejército español (con un dato curioso: catalanes fueron los 200 primeros filiados en el Tercio de extranjeros, es decir, en la Legión).Todas las ejecuciones fueron aplaudidas fervorosamente y el maestro Lizana anunció como broche final fuera de programa una fantasía sudamericana.
Nuestro registro mental guarda, entre otras memorias, una de carácter auditivo. Y yo no puedo olvidar la huella que dejó impresa en mi cerebro la audición semanal de la marcha de “Los voluntarios”, con la que concluía la sesión de cine en el colegio de los Jesuitas de Sarriá (y con algunos de cuyos compases se iniciaba el documental “Imágenes” producido por NODO). Quiso luego el azar que tuviese que cumplir mi servicio militar en el cuartel del Bruc, en Pedralbes, donde tenía su sede el Regimiento de Infantería Jaén 25, cuya banda de música era famosa y había grabado numerosos discos, a veces compartiendo vinilo con la de la IV Circunscripción de la Policía Armada y de Tráfico. Durante el año de mi permanencia en filas, realicé la instrucción en el patio de armas de aquel cuartel, por lo que los ensayos de la citada banda acompañaron mis ejercicios de orden cerrado, las piezas de cuyo repertorio acabé aprendiéndome de memoria. No es de extrañar, por tanto, mi afección por las músicas militares y la satisfacción que me produjo la invitación del Inspector General del Ejército para que acudiera al concierto que, bajo el titulo “Soldados de Cataluña, Soldados de España”, se había de celebrar en el Palau de la Música Catalana con motivo del Día de las Fuerzas Armadas.
Hubo lleno hasta la bandera -y nunca mejor dicho- para escuchar a la Unidad de Música del regimiento Inmemorial del Rey nº 1, una banda que tuvo su origen en 1943 como la titular de Batallón del entonces Ministerio del Ejército y que en 1996 adquirió su actual denominación. Cuenta con sesenta profesores y la dirige el teniente coronel músico Fernando Lizana Lozano que es así mismo Inspector de las unidades de música del Ejército de Tierra.
El programa fue poliédrico e incluyó música clásica española –“Batalla imperial” de Cabanilles, ”El sombrero de tres picos” de Falla”-, zarzuela -“El tambor de granaderos” de Chapí-, música de cine de Morricone y Bernstein, un sardana –“La Santa espina” de Morera-, el popurrí “Fiesta en España” y temas específicamente militares como “El sitio de Zaragoza” de Oudrid, “National Emblem” de Susa, “La batalla de los castillejos” de Higinio Marín, amén de briosas marchas, tales “Los voluntarios” de Giménez y “El novio de la muerte” de Costa, pieza esta última que, cantada por el cabo Jesús López, levantó del asiento a algunos asistentes que la escucharon con diciplinada y recoleta unción.
Cada pieza fue introducida por un comentario en el que se contextualizaba su origen y su vinculación con las reiteradas participaciones de los catalanes en las empresas del Ejército español (con un dato curioso: catalanes fueron los 200 primeros filiados en el Tercio de extranjeros, es decir, en la Legión).
Todas las ejecuciones fueron aplaudidas fervorosamente y el maestro Lizana anunció como broche final fuera de programa una fantasía sudamericana. Hubo algo más: si los conciertos de año nuevo de la Filarmónica de Viena finalizan con “El Danubio azul” coreado por el público, en este caso se culminó la brillante velada con el popular pasodoble “Banderita” que, inmortalizado por Marujita Díaz, interpretó el cabo López en el Palau con la participación de todo el público.
Cabe añadir que, con motivo del Día de las Fuerzas Armadas, el acuartelamiento del Bruc celebrará sendas jornadas de puertas abiertas del 27 al 29 de mayo y que los barceloneses podrán visitar el patrullero Infanta Cristina atracado en el puerto.
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