¿Cambio de ciclo? El PSOE tiembla ante el cataclismo de Andalucía
Las elecciones de Andalucía han pasado como un terremoto por la política española. El Partido Popular de Juanma Moreno Bonilla ha barrido en los comicios, consiguiendo la mayoría absoluta con 55 escaños y enterrando la hegemonía del PSOE en un territorio que ha gobernado durante 40 años. Los andaluces han hablado, marcando un claro cambio de ciclo en la política de su territorio y, de paso, causando un cataclismo de dimensiones aún no previstas en el resto del país.
Las elecciones de Andalucía han pasado como un terremoto por la política española. El Partido Popular de Juanma Moreno Bonilla ha barrido en los comicios, consiguiendo la mayoría absoluta con 58 escaños y enterrando la hegemonía del PSOE en un territorio que ha gobernado durante 40 años. Los andaluces han hablado, marcando un claro cambio de ciclo en la política de su territorio y, de paso, causando un cataclismo de dimensiones aún no previstas en el resto del país.
El primer afectado por este resultado es Pedro Sánchez, que tendrá complicado repetir mandato sin contar con el apoyo de Andalucía, la comunidad autónoma más poblada de España. Tras las derrotas electorales en Madrid y Castilla y León, el líder del PSOE ha tenido que lidiar con perder el apoyo de una autonomía clave para el socialismo español. Y esto, además de votos, lo debilita como líder político.
Los votantes andaluces han mostrado una clara tendencia con su voto: apuestan por la estabilidad, por la continuidad institucional. Los partidos de izquierda basaron su campaña en un mensaje: "Cuidado, que viene Vox". Pues bien, el electorado andaluz ha enterrado a Macarena Olona con su candidatura folclórica - al borde de convertirse en un gag de Los Morancos- y de paso, a todos los que alertaban sobre la llegada del ogro, dejando el camino libre a Moreno Bonilla. El presidente andaluz ha ignorado el discurso de sus adversarios, los ha ninguneado, y ha conseguido comerse el pastel.
Y lo ha hecho con un estilo moderado, muy alejado del trumpismo que proyecta Isabel Díaz Ayuso con sus políticas, pero muy cercano a las formas del actual líder de los populares, Alberto Núñez Feijóo. El PP de Moreno Bonilla ha conseguido arrasar en las elecciones sin tener que recurrir a discursos extremos, ganándose al andalucismo político - nunca se han visto tantas banderas autonómicas en una victoria de los populares- y situándose como referencia del centro político. Un movimiento inteligente que se puede convertir en la peor pesadilla para Pedro Sánchez.
El presidente del Gobierno deberá adoptar un cambio de estrategia para que este resultado no se acabe convirtiendo en el reflejo de lo que ocurrirá en 2023 con las generales. El estilo moderado de Moreno Bonilla y el de Feijóo son casi idénticos, y su estrategia ha calado dentro de uno de los feudos tradicionales del PSOE, una autonomía llena de votantes de izquierda. El PP ha logrado convencer a los votantes de centro - e incluso de izquierdas- andaluces con un mensaje claro: ellos son la estabilidad, mientras que Pedro Sánchez necesita pactar con una amalgama de partidos que generan rechazo en muchos votantes para seguir gobernando. Con estos datos, parece que el futuro de Sánchez para las elecciones generales de 2023 no es muy favorable. Pero claro, un año en política es una eternidad, y el actual líder del PSOE, hasta el momento, ha demostrado tener una capacidad asombrosa para caer siempre de pie.
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