Lleida expone un coche modelo Seat Ibiza que se usó en los Juegos Olímpicos de 1992
El Museu de l'Automoció Roda Roda de Lleida expone hasta el 29 de junio un Seat Ibiza Olímpico, que se usó como vehículo oficial en la Vila Olímpica y entre las sedes de los Juegos Olímpicos de 1992, así como varios objetos originales de ese evento deportivo histórico para Catalunya, ha informado La Paeria este sábado en un comunicado.
La exposición, que cuenta con la colaboración de l'Arxiu Municipal, presenta también la antorcha olímpica que hizo el recorrido entre Vinaixa (Lleida) y Vimbodí (Tarragona), el chándal oficial del relevista, una medalla conmemorativa, y dos ejemplares del Diari de Lleida sobre los Juegos y los vehículos de Seat.
La marca Seat creó vehículos especiales para los Juegos Olímpicos a partir del modelo Ibiza, para desplazamientos internos, y del modelo Toledo, que a su vez derivó en dos versiones: Podium, con sólo 24 unidades que se entregaron a medallistas españoles; y otro eléctrico, que siguió el recorrido de la antorcha y la prueba maratón.
La influencia de Lleida en los Juegos Olímpicos de 1992
Lleida desempeñó un papel significativo en los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992, especialmente en el ámbito del deporte acuático. Durante estos Juegos, Lleida fue sede de las competiciones de piragüismo en aguas tranquilas, que se llevaron a cabo en el Canal Olímpico del Segre.
El Canal Olímpico del Segre, construido específicamente para los Juegos Olímpicos de Barcelona, se convirtió en un escenario emblemático donde se llevaron a cabo las pruebas de piragüismo. Este complejo deportivo no solo proporcionó instalaciones de clase mundial para los atletas y espectadores, sino que también dejó un legado importante para la ciudad y la región en términos de infraestructura deportiva.
Además del evento en sí, la presencia de los Juegos Olímpicos en Lleida tuvo un impacto significativo en términos de promoción turística y desarrollo económico local. La ciudad y sus alrededores recibieron una atención internacional considerable durante los Juegos, lo que ayudó a impulsar el turismo y la imagen de Lleida como un destino deportivo y cultural.
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