El rey Felipe VI cumple una década al frente de la Corona
El Rey Felipe VI ha reafirmado su compromiso con la Constitución en el ejercicio de sus responsabilidades así como la coherencia que ha guiado y seguirá guiando todos sus actos, pese al "coste personal" de los mismos, en el décimo aniversario de su proclamación.
Con motivo de la condecoración a 19 españoles por sus servicios públicos con la Orden del Mérito Civil, Don Felipe ha querido hacer un "balance con serenidad y perspectiva" de estos primeros diez años de reinado.
"Hoy me reafirmo con entusiasmo y determinación en aquel compromiso que ha permeado cada gesto y cada palabra en la década transcurrida", ha señalado Don Felipe, que ha precisado que en este tiempo ha procurado que este propósito se consolidara en sus actuaciones como jefe de Estado.
Hay que ser coherente con los compromisos adquiridos
"Siempre he creído en la importancia de ser coherente con los compromisos asumidos", ha proseguido el monarca, que ha defendido que "esa actitud es la base de la integridad e implica ser fieles a nuestros principios y valores en todas nuestras decisiones y actos".
Implica también, ha admitido el Rey, "esforzarse en escuchar, en discernir lo que es correcto de lo que no lo es, y en actuar de forma responsable con ese discernimiento, asumiendo incluso el coste personal que ello pueda conllevar".
Con estas palabras, Felipe VI ha querido referirse a las medidas que se vio obligado a adoptar en estos diez años para preservar la imagen de la Corona y que le obligaron primero a romper con su hermana la Infanta Cristina, a quien retiró el título de duquesa de Palma, y luego a distanciarse de su padre, Juan Carlos I, a cuya herencia renunció y a quien retiró su asignación en marzo de 2020, meses antes de que trasladara a Emiratos Árabes Unidos.
"Coherencia e integridad son los criterios sobre los que deben basarse siempre los actos de la Corona y el ejercicio de las funciones que la Constitución le encomienda a la Jefatura del Estado", ha defendido el Rey, para quien con ello la Corona contribuye, "por su vocación integradora, a la estabilidad de nuestro sistema institucional y a la cohesión de nuestra sociedad".
Servicio, compromiso y deber
El monarca se ha referido igualmente al lema que ha elegido para el emblema de este décimo aniversario, "Servicio, compromiso y deber", que según ha incidido han sido los "pilares" en su desempeño.
Servicio, ha indicado, "porque es inherente y parte medular del propósito de la Corona", la cual, ha puntualizado "está siempre en permanente proceso de adaptación para afrontar los retos y dificultades de nuestra sociedad". Un servicio, ha acotado, que "se impregna de los intereses, inquietudes y aspiraciones de todos los españoles".
Por lo que se refiere al compromiso, este es "entendido como obligación asumida", con la Constitución, "con los valores que sustentan nuestra convivencia democrática y con los principios éticos y morales que consideramos universales". Dicho compromiso, ha incidido, "tiene continuidad en la Princesa de Asturias" como se manifestó con su juramento de la Constitución tras alcanzar la mayoría de edad.
Y por último, deber, ha explicado, "porque del sentido del deber emerge la voluntad de actuar siempre del modo más correcto y de cumplir las obligaciones de manera íntegra y ejemplar".
Así pues, ha resumido, los tres "son elementos inseparables de un todo, actúan en equilibrio y se refuerzan entre sí y articulan el ejercicio de mis responsabilidades en defensa de los intereses generales de España".
Elogio a la dedicación y sensibilidad de la reina
Por otra parte, el Rey ha querido tener unas palabras de elogio hacia Doña Letizia, a quien ha agradecido su "gran apoyo" en estos años. "Con voluntad, dedicación y sensibilidad, su actividad institucional ha contribuido enormemente a dar visibilidad y atención a las necesidades de las personas, especialmente las más vulnerables", ha resaltado.
Felipe VI también ha querido mencionar a sus hijas y su "creciente apoyo". La Princesa Leonor y la Infanta Sofía, ha dicho el Rey, "han empezado a vivir y comprender, con necesario espíritu crítico y afán de aprendizaje", al igual que los jóvenes de su generación, "las realidades de nuestra vida colectiva y las complejas dinámicas del mundo".
"Solidaridad, unidad y diversidad son valores que están protegidos en nuestro texto constitucional", ha resumido el monarca, tras resaltar precisamente estos valores personificados en los 19 españoles condecorados. "Servicio, compromiso y deber son principios de acción que guían la labor diaria de la Corona", ha añadido. "Sobre esta base seguiré adelante con mis obligaciones inherentes a la Jefatura del Estado", ha prometido.
Una década de reinado
El 19 de junio de 2014 Felipe VI se presentó ante las Cortes en la ceremonia de proclamación con un discurso de "ejemplaridad" que ha ido desarrollando en estos diez años y cuyo objetivo era recuperar la debilitada imagen de la Corona, asediada hace una década por los escándalos que afectaban tanto a Don Juan Carlos como a otros miembros de la Familia Real.
En aquel primer discurso, Don Felipe sostuvo que el Rey debe "ser símbolo de la unidad y permanencia del Estado", "respetar el principio de separación de poderes" y mantener la "neutralidad política".
"Encontrarán en mí a un jefe del Estado leal y dispuesto a escuchar, a comprender, a advertir y a aconsejar y también a defender siempre los intereses generales", aseguró. Además, hizo especial hincapié en que "la Corona debe buscar la cercanía con los ciudadanos, saber ganarse continuamente su aprecio, su respeto y su confianza" y también cumplir con su exigencia de "ejemplaridad" a quienes protagonizan la vida pública.
"El Rey, a la cabeza del Estado, tiene que ser no solo un referente sino también un servidor de esa justa y legítima exigencia de todos los ciudadanos", defendió.
Mejorar la imagen de la Corona
Como encarnación de "una monarquía renovada para un tiempo nuevo", en sus propias palabras, Felipe VI emprendió rápidamente acciones para intentar contener el deterioro de la imagen de la Corona, golpeada por los escándalos en torno a Don Juan Carlos, en particular tras el accidente de Botsuana en 2012, y la imputación de la Infanta Cristina y su entonces marido, Iñaki Urdangarín, en el 'caso Noos'.
De hecho, tal y como reconoció recientemente Rafael Spottorno, jefe de la Casa del Rey en el momento de la abdicación de Juan Carlos I, las encuestas y traking internos que llevaban haciendo durante meses en Zarzuela arrojaban una valoración negativa del monarca, frente a una valoración más positiva del entonces Príncipe de Asturias.
Así las cosas, el primer paso fue reducir los miembros de la Familia Real a él mismo, la Reina Letizia y sus dos hijas, la Princesa Leonor y la Infanta Sofía, así como los eméritos, Don Juan Carlos y Doña Sofía, dejando fuera a sus dos hermanas.
Semanas más tarde, desde Zarzuela se procedió a aclarar que las infantas Elena y Cristina no podrían realizar actividades de carácter institucional salvo a petición expresa del Rey y sin percibir ningún tipo de prestación a cambio.
Por otra parte, Don Felipe dio instrucciones para que a partir del 1 de enero de 2015 los miembros de la Familia Real no pudieran viajar gratis en vuelos comerciales, aceptar regalos personales "que puedan comprometer la dignidad de sus funciones institucionales" ni beneficiarse de favores o servicios ofrecidos en condiciones ventajosas por su condición.
Además, en junio de 2015, el monarca procedió a retirar el título de duquesa de Palma a la Infanta Cristina, quien finalmente sería absuelta en febrero de 2017. Pero si marcar distancias con su hermana pequeña y entonces marido fue la prioridad inicial, posteriormente el Rey se vio obligado a hacer lo propio con su padre.
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