Arturo Brachetti, mucho más que un fregolista

Transformismo, sombras chinescas, ilusionismo, dibujos sobre arena e insólitos efectos especiales
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Con el Mago Pop de turné por el ancho mundo, su teatro Victoria, el histórico Pabellón Soriano del Paralelo del que ahora el mago barcelonés es propietario, acoge diferentes espectáculos de muy diferente tenor, lo que nos recuerda la época en que, siendo propiedad de la familia Balaguer, ejercía como el “palacio de las variedades”. Una de tales “variedades” es, sin duda, el “fregolismo”,  término que se ha definido como la “técnica teatral de cambiar de vestuario e incluso de personaje en segundos, acuñada en honor del actor italiano Leopoldo Fregoli (1867-1936) que llevó el arte del transformismo a una vertiginosa madurez”. En consonancia con este criterio no sería aventurado calificar al también italiano Arturo Brachetti como “fregolista” porque a lo largo del espectáculo “Solo” que presenta en Barcelona se transforma en una cantidad incontable de personajes diferentes y lo hace en pocos segundos.

Acudimos a ver a Brachetti con la duda de si seríamos capaces de resistir noventa minutos de ejercicios de transformación, por muy imaginativos y ágiles que pudieran ser. Y nos llevamos una grata sorpresa porque, vista su actuación, habremos de convenir con toda sinceridad que es mucho más que un simple transformista. De hecho exhibe sobre el escenario capacidades muy diversas porque trabaja con soltura las sombras chinescas, hace puntualmente de ilusionista, acredita su categoría como experto dibujante sobre la arena y hasta domina los efectos especiales con un espectacular número en el que vuela por encima de las tablas, reavivando en nuestra memoria el efecto culminante de nuestras tradicionales Pasiones -Esparraguera, Olesa de Montserrat.-cuando el drama alcanza su cénit con la representación de la Ascensión de Cristo a los cielos.

Hemos dicho al principio que el espectáculo se titula “Solo” pero es realidad Brachetti actúa arropado por un complejo y bien articulado equipo de colaboradores. Lo hace frente al público con su “sombra”, otro actor que subraya alguna de sus actuaciones. Pero tras las bambalinas y en el movimiento de los numerosísimos elementos escenográficos y audiovisuales hay ocho personas más que le arropan en sus ejercicios de transformación o en la exhibición de sus habilidades. 

Con tales mimbres “Solo” se caracteriza por tres notas predominantes. La primera, su capacidad de asombrar al espectador por la habilidad transformadora de su protagonista. Pero también por la omnipresencia del buen humor, así como de un indubitable y subliminal sentido poético.

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