La política es así

Manuel Fernando González Iglesias

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Tras cabalgar por las praderas mediáticas que el Gran Jefe de la tribu socialista recorrió a gusto el día anterior, el Hechicero de los "psoiux", Felipe González, ha dictado sentencia al señalar a su protegido como "mentiroso" con todas las letras. No hay dudas: Pedro debe irse.


Con la ayuda del insidioso Cebrián, ayer se abrió la trampa de la SER de par en par, para que, al día siguiente, atrapase a la fiera el gran gurú blanco de todos los sociatas Felipe González y, hacer posible que hoy la sentencia estuviera dictada. Pedro Sánchez ya está en capilla y tendrá que dejar vacante la secretaría general de su partido, por las buenas con una dimisión sonada o discreta -él elige- o ser cesado a mamporros dialécticos por sus "poderosos" críticos y también de algunos de aquellos, que él cree que son sus fieles, incluido el "funcionario" Hernando que, en las últimas horas ha sufrido un gravísimo ataque de afonía que le mantendrá callado durante varias semanas.


Los partidos políticos, en este país, pero también en toda Europa, tienen unas ataduras a los poderes económicos que no pueden soslayar y, ese código no escrito, es el que les obliga a tomar decisiones como la que está a punto de producirse dentro del PSOE o la que tendrá que afrontar Mariano Rajoy si sigue más allá de dos años anclado a la silla de la Moncloa. Los tiempos para la economía global son los que son y los políticos profesionales que se los saltan suelen acabar de mala manera. Ellos lo saben, y el todavía secretario general del PSOE también, porque "hasta los suyos" ya le habían advertido varias veces que "se la había quemado el arroz".


En el PSOE ya se vivió un caso parecido con Tomás Gómez, en el que, por cierto, participó complaciente el propio Sánchez de la mano del aparato de Ferraz. Al líder socialista de los madrileños, después de agobiarlo con una "investigación de grave corrupción en su Ayuntamiento” que luego quedó en nada, se lo sacaron de encima con una fulminante "gestora" que lo primero que hizo fue cambiar las cerraduras de la sede partidaria. ¿Lo recuerdan? Ahora pasará lo mismo y cuanto más la arme el interesado, peor para él y los pocos que le sigan.


Por eso la pregunta que los politólogos le hacen a Sánchez es muy sencilla: ¿es tan difícil de entender que media Europa, con un Brexit como el británico, no puede permitirse el lujo de que en España sigamos en este impasse aunque tengamos los españoles que tragarnos en los dos próximos años a Rajoy y su PP con calendario judicial incluído? ¿Es que no es razonable que el PSOE necesite ese tiempo para regenerarse en la oposición responsable y de paso templar mientras espera, porque desespera, a su más cordial adversario podemita?


Pues eso es lo que no ha entendido Pedro Sánchez y que hace que los suyos, con el apoyo secreto de los poderes fácticos, se le hayan tirado a la yugular, con soberanas razones de estado, por si no tenían bastantes con las de sus propios estatutos de partido. Lo que veamos, a partir de ahora, serán los capítulos finales de la "crónica de una muerte anunciada" que, esta vez, no escribirá para desgracia del socialista "proscrito" el gran Gabriel García Márquez sino gente más prosaica dispuesta a seguir viviendo de la política durante unos cuantos lustros más.


Como les escribía en el titular: La política es así.

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