En plena campaña para las elecciones del 19 de junio, el candidato a decano del Il·lustre Col·legi de l'Advocacia de Barcelona (ICAB), Joan Ramon Ramos, ha anunciado una hoja de ruta con 10 medidas clave para aplicar durante los primeros 100 días de mandato. Su objetivo: un cambio ético y estructural profundo de la institución, devolviendo el protagonismo a los colegiados.
“El Colegio tiene que estar centrado en los colegiados y no en la mayor gloria de la Junta de Gobierno”, ha afirmado Ramos en una entrevista a Europa Press, en la que ha desgranado su programa electoral bajo el lema Un ICAB per a tothom.
Contra la desafección: menos élites, más colegiados
Ramos alerta de la pérdida de rumbo del ICAB en las últimas dos décadas. Atribuye la baja participación en anteriores elecciones (apenas un 20%) a que el Colegio “ha dejado de cumplir su función principal”: proteger los intereses de la abogacía, ofrecer formación útil y servicios reales.
Según el candidato, el ICAB se ha convertido en “una plataforma de posicionamiento personal” centrada en “el protocolo, las fiestas y las relaciones públicas”, en lugar de en las necesidades del colectivo. Denuncia que algunos decanos hayan usado el cargo como trampolín hacia la política.
Formación útil, becas y congreso gratuito
Uno de los ejes de su programa es la creación de un Plan Director de Formación, con una estructura escalonada de cursos por niveles y especialidades. Ramos también promete 400 becas de máster para jóvenes abogados y un congreso anual gratuito para todos los colegiados, financiado mediante la eliminación de gastos “innecesarios”.
Critica, por ejemplo, el derroche en la última gala de Sant Raimon de Penyafort, a la que califica de “supergala con 'beautiful people' y presentadora de caché”, proponiendo recuperar un formato más austero que permita invertir en los colegiados.
Participación real y voto telemático
Ramos propone una consulta abierta en los primeros 100 días para recoger las necesidades de los colegiados y definir acciones tangibles. Aboga por una mayor participación directa, en especial en los temas con connotaciones políticas o sociales relevantes, que —según él— deben someterse a votación, incluso si la Junta ha sido elegida con mayoría.
Su candidatura quiere ser pionera en el uso del voto telemático, como herramienta para democratizar las decisiones del ICAB. “El Colegio no debe ser sucursal de ningún partido político”, remarca, defendiendo una función técnica y garantista, centrada en velar por la calidad legislativa.
Honorarios, Turno de Oficio y conciliación
En relación con los honorarios profesionales, Ramos aboga por negociar con la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) un marco estable que garantice seguridad jurídica y evite sanciones. “No hay que confrontar, sino llegar a acuerdos razonables”, señala.
Sobre el Turno de Oficio, considera que hace falta pasar “del discurso a las soluciones” y apuesta por una renegociación de módulos y compensaciones económicas, incluyendo el pago por vistas suspendidas. Asegura contar con un listado de al menos 20 conceptos no remunerados que deben regularizarse.
También pone el foco en la conciliación personal y familiar, y propone la creación de una guardería en la Ciutat de la Justícia, la declaración de agosto como mes inhábil y el impulso de talleres de bienestar emocional para combatir el creciente burnout en el sector legal.
Inteligencia Artificial sí, pero con humanos al mando
Ramos reconoce el impacto de la Inteligencia Artificial (IA), especialmente entre los abogados más jóvenes, pero rechaza sustituir talento humano por algoritmos. Plantea la creación del ICAB Academy con IA, una plataforma de formación adaptada a los nuevos tiempos, sin olvidar que “para tener socios, primero hay que tener juniors”.
“La IA debe ser una herramienta útil, no un sustituto del talento. El futuro del ICAB debe ser humano, técnico y centrado en los colegiados”, concluye Ramos.
La campaña de Joan Ramon Ramos irrumpe con fuerza en un contexto de desafección generalizada y propone romper con décadas de inmovilismo, con una promesa clara: devolver el Colegio a quienes lo sostienen con sus cuotas y su trabajo diario.
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