Barcelona estalla: 600 personas protestan y paralizan tienda de lujo y 'hostel' contra el turismo masivo

Barcelona ha vivido este domingo una multitudinaria protesta contra la masificación turística, en una jornada marcada por la movilización vecinal, el despliegue policial y un mensaje claro: basta de turismo descontrolado.

|
Manifestació
Decenas de personas durante una manifestación contra la masificación turística, a 15 de junio de 2025, en Barcelona, Catalunya (España). Lorena Sopêna - Europa Press

 

En una de las protestas más simbólicas de los últimos meses en la capital catalana, unas 600 personas —según cifras oficiales del Ayuntamiento— han salido este domingo al mediodía a las calles de Barcelona para denunciar el impacto de la turistificación sobre la vida vecinal, el acceso a la vivienda y la precariedad laboral. Bajo el lema “El turisme ens roba pa, sostre i futur. Decreixement turístic ja!”, la manifestación ha recorrido varios puntos neurálgicos del distrito del Eixample, con momentos de tensión frente a comercios de lujo, alojamientos turísticos y un contundente cierre marcado por pirotecnia y presencia policial.

 

Una protesta transversal que reclama otro modelo de ciudad

Convocada por la Assemblea de Barris pel Decreixement Turístic, la marcha ha contado con la participación de numerosos colectivos sociales y laborales, entre ellos Top Manta —asociación de vendedores ambulantes— y Las Kellys, que agrupa a camareras de piso y trabajadoras del sector hotelero. La convocatoria ha reunido a personas de distintos barrios afectados por la presión turística, desde el Gòtic hasta el Poblenou, pasando por Gràcia o el Raval, reflejando una creciente preocupación ciudadana que atraviesa clases sociales y generaciones.

Daniel Pardo Rivacoba, portavoz de la Assemblea, ha declarado que el turismo descontrolado “expulsa la vida de la ciudad” y ha reclamado “dejar atrás propuestas que alimentan el modelo actual”, como las ampliaciones del puerto o del aeropuerto, que ha tachado de “locura en plena emergencia climática”. Además, ha reclamado una política valiente de recuperación de vivienda para residentes, la eliminación de subvenciones públicas al sector turístico y mejoras laborales estructurales para los trabajadores del sector.

Por su parte, Ariadna Cotén, miembro de Zeroport, ha querido dejar claro que la protesta no está dirigida contra los turistas, sino contra “una clase política que no está actuando” ante la degradación urbana causada por la masificación turística. “El problema no es quien visita, sino quien lo permite”, ha resumido.

Del lujo a la precariedad: una ruta de contrastes y denuncia

La manifestación ha comenzado poco después de las 12:00 del mediodía en los Jardinets de Gràcia, en la confluencia del Passeig de Gràcia con la avenida Diagonal. Desde allí, el recorrido ha trazado una línea crítica por las arterias más simbólicas del turismo de consumo, deteniéndose frente a varios enclaves convertidos, según los organizadores, en emblemas de la mercantilización del espacio urbano.

Uno de los puntos álgidos se ha producido frente a una tienda de lujo situada en la calle Mallorca, perteneciente a una marca que el año pasado organizó un desfile privado en el Park Güell, en pleno espacio patrimonial. Los manifestantes han abucheado el local entre cánticos y pancartas que denunciaban el uso del patrimonio barcelonés como decorado para eventos elitistas.

La tensión ha aumentado aún más al llegar a un hostel de gran capacidad en la calle Roger de Llúria, donde se han lanzado petardos y se ha coreado “¡Qué viva la pólvora!” por megafonía. Los participantes han llegado incluso a precintar simbólicamente el edificio, como gesto contra lo que consideran una ocupación del tejido residencial por el negocio turístico. El recorrido ha seguido por Còrsega, Bruc y Roselló, con nuevas paradas frente a edificios turísticos donde se han coreado consignas como “Tourists go home”, dirigidas a los visitantes que observaban desde balcones o terrazas.

Cordón policial ante la Sagrada Família: el templo, fuera del alcance de la protesta

El tramo final de la marcha ha intentado aproximarse a la Sagrada Família, uno de los epicentros del turismo de masas en la ciudad. Sin embargo, la protesta ha sido interceptada por un amplio dispositivo de los Mossos d’Esquadra, que han desplegado un cordón policial en la intersección de Roselló con la calle de Sicilia. Las fuerzas de seguridad han cerrado todos los accesos al templo y han dirigido a los manifestantes hacia la avenida Gaudí, permitiéndoles concluir allí la concentración.

Poco antes de las 14:00 horas, el acto ha culminado con el encendido de una traca pirotécnica y bombas de humo rojo, que han llenado el aire de una atmósfera simbólica y combativa. La protesta ha cerrado con la lectura del manifiesto de la Assemblea de Barris pel Decreixement Turístic, en el que se ha insistido en la urgente necesidad de frenar el crecimiento turístico para proteger el derecho a la ciudad, garantizar el acceso a una vivienda digna y recuperar un modelo urbano centrado en las personas y no en la rentabilidad del visitante.

Una alerta que ya resuena más allá de Barcelona

La movilización de este domingo no solo pone en evidencia la tensión creciente entre vecinos y el modelo económico dominante en Barcelona, sino que también resuena en otras ciudades europeas que enfrentan dinámicas similares de saturación turística, como Venecia, Lisboa o Ámsterdam. Lo que comenzó como una reivindicación local se está convirtiendo en un movimiento urbano internacional que exige políticas públicas valientes, sostenibles y centradas en los derechos colectivos.

Barcelona, con su gran atractivo y sus fragilidades urbanas, vuelve a colocarse en el foco del debate global sobre el modelo de turismo en el siglo XXI.

Sin comentarios

Escribe tu comentario




He leído y acepto la política de privacidad

No está permitido verter comentarios contrarios a la ley o injuriantes. Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.
AHORA EN LA PORTADA
ECONOMÍA