¿Integración? No para todos: el racismo silencioso contra los gitanos sigue vivo
Una investigación de la Universitat Pompeu Fabra expone las barreras sociales y laborales a las que se enfrentan las personas gitanas y revela cómo afectan a sus derechos básicos y relaciones cotidianas.
La Universitat Pompeu Fabra (UPF) ha puesto el foco en una de las formas de discriminación más invisibilizadas, pero profundamente arraigadas en la sociedad: el antigitanismo cotidiano. Un estudio reciente elaborado por los investigadores Zenia Hellgren y Lorenzo Gabrielli, a partir de 185 entrevistas en el área metropolitana de Barcelona, ha documentado cómo las personas gitanas siguen enfrentándose a actitudes y prácticas discriminatorias en su día a día, muchas veces sin que estas sean reconocidas como tales por el resto de la sociedad.
El trabajo, publicado en la revista Migraciones, advierte que estas expresiones sutiles de racismo, lejos de ser anecdóticas, son estructurales y tienen consecuencias reales: afectan la vida social, el acceso al empleo, la educación, la vivienda, los espacios públicos e incluso las relaciones personales.
Discriminación cotidiana: una barrera invisible pero constante
La investigación revela que el antigitanismo no se manifiesta solo en agresiones abiertas o discursos de odio explícitos, sino en formas de exclusión normalizadas que impregnan la vida cotidiana: miradas de recelo, actitudes paternalistas, comentarios despectivos velados, negación de oportunidades o dudas constantes sobre la competencia y la confiabilidad de las personas gitanas.
Estas experiencias, según los autores, se repiten con tal frecuencia que han llegado a ser asumidas como “lo normal” en muchos contextos. “Afectan fuertemente a su relación con la parte no gitana de la sociedad y a su acceso en igualdad de trato como ciudadanos”, explican Hellgren y Gabrielli. La normalización de estas prácticas las hace más difíciles de combatir, pues se ocultan tras una aparente neutralidad social.
Racismo estructural e integración: un marco teórico necesario
El estudio sitúa estas manifestaciones dentro del racismo estructural, es decir, en un sistema social que perpetúa de forma sistemática la desigualdad hacia ciertos grupos. En este caso, la exclusión social que sufren las personas gitanas se interpreta como una consecuencia directa de estructuras racistas profundamente arraigadas, no como un simple problema de integración individual.
Hellgren y Gabrielli defienden que este enfoque es fundamental para entender por qué, pese a décadas de políticas públicas e iniciativas comunitarias, la discriminación hacia el pueblo gitano sigue persistiendo en España.
Un fenómeno europeo: la investigación trasciende fronteras
Este estudio forma parte de una línea de investigación más amplia. Zenia Hellgren lidera actualmente un proyecto europeo interuniversitario que analiza los mecanismos de discriminación involuntaria que enfrentan los jóvenes de entre 18 y 35 años en seis ciudades europeas. Este trabajo busca identificar cómo la exclusión puede reproducirse incluso en contextos bienintencionados, lo que pone de relieve la urgencia de revisar los marcos sociales y legales desde una perspectiva crítica y transformadora.
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