Catalunya duplica su tasa de paro real: más de 150.000 personas quieren trabajar más horas

El Observatori del Treball revela que 153.000 empleados catalanes tienen jornada parcial involuntaria. Con ellos, la nueva medida de “fuerza laboral infrautilizada” eleva la tasa de desempleo efectivo al 15,3%.

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Archivo - Empleados trabajan en la cadena producción, en una imagen de archivo.
Empleados trabajan en la cadena producción, en una imagen de archivo.- David Zorrakino - Europa Press - Archivo

 

La realidad laboral en Catalunya es más compleja de lo que muestran las cifras de paro tradicionales. Bajo la apariencia de estabilidad, miles de personas que figuran como empleadas viven en una situación de subocupación: trabajan menos horas de las que desean, perciben sueldos insuficientes y sienten que su potencial profesional está desaprovechado. Ahora, una nueva herramienta estadística elaborada por el Observatori del Treball i Model Productiu pone nombre y medida a ese fenómeno.

 

Una nueva lupa sobre el empleo: la Fuerza de Trabajo Infrautilizada

Por primera vez, el Observatori ha diseñado un indicador que amplía la visión clásica del desempleo y ofrece una radiografía más precisa del mercado laboral catalán. La denominada Fuerza de Trabajo Infrautilizada (FTI) —construida a partir de los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) del Instituto Nacional de Estadística (INE)— busca capturar no solo a quienes están desempleados, sino también a todos aquellos que, por distintas razones, no trabajan tanto como podrían o desean.

Este nuevo enfoque se inspira en los estándares del Eurostat, que desde hace años promueve una medición más amplia de la ocupación para reflejar el verdadero grado de aprovechamiento del talento y los recursos humanos de una economía. Según el Observatori, “la FTI refleja de manera más precisa el potencial laboral que no se está aprovechando” y permite detectar las zonas grises que escapan a los métodos convencionales.

 

El otro paro: más de 660.000 catalanes infrautilizados

Los datos son contundentes. A los 373.650 parados oficiales registrados en Catalunya durante 2024, la FTI añade tres grupos hasta ahora invisibles en las estadísticas: los subocupados —153.000 personas que trabajan a tiempo parcial pero quieren ampliar su jornada—, los inactivos disponibles que no buscan empleo activamente (más de 83.000 personas) y los inactivos que buscan trabajo sin estar disponibles de inmediato (unos 50.000).

El resultado es una cifra que redefine el mapa del empleo: 660.983 catalanes forman parte de esa fuerza laboral infrautilizada, lo que equivale a una tasa del 15,3%. Este porcentaje prácticamente duplica el 8,9% de paro oficial y revela una realidad oculta bajo los indicadores de crecimiento y recuperación económica.

 

Una brecha de género y edad que persiste

El estudio también alerta de que la infrautilización no se distribuye de manera uniforme. Las mujeres, los jóvenes, las personas extracomunitarias y quienes no poseen estudios formales son los grupos más afectados. La parcialidad no deseada, la temporalidad y los contratos discontinuos son fenómenos que golpean con especial fuerza a estos colectivos, reforzando un patrón estructural de desigualdad.

La imposibilidad de ampliar la jornada o acceder a empleos de calidad no solo repercute en el bienestar económico de los hogares, sino que también limita la autonomía y las oportunidades de desarrollo profesional de quienes se encuentran atrapados en la precariedad. Según analistas del Observatori, esta brecha tiene un efecto directo sobre la productividad general y la capacidad de crecimiento del tejido económico catalán.

 

Catalunya, mejor situada que la media española, pero lejos de Europa

Pese a la magnitud del problema, Catalunya figura entre las comunidades con menor tasa de infrautilización laboral del país. Solo Cantabria (14,9%) y Navarra (15%) presentan cifras más bajas. La media española se eleva hasta el 19,3%, lo que sitúa al territorio catalán cuatro puntos por debajo del conjunto del Estado.

A escala europea, sin embargo, la situación cambia de perspectiva. La media de la Unión Europea es del 11,7%, y Catalunya supera ese valor, quedando solo por debajo de países con tasas de infrautilización igualmente elevadas como España (19,3%), Finlandia (17,9%), Suecia (17,8%) e Italia (15,8%). El informe advierte que, aunque las cifras catalanas sean menos graves en términos relativos, siguen reflejando una pérdida considerable de capital humano que lastra la competitividad a largo plazo.

 

El desafío de transformar empleo en oportunidad

El Observatori del Treball subraya que esta nueva estadística debe servir como herramienta para orientar políticas públicas más eficaces. Hasta ahora, la lucha contra el paro se ha centrado en reducir las cifras absolutas de desempleo; sin embargo, los datos de la FTI revelan que el reto del futuro no será solo generar trabajo, sino garantizar empleo suficiente, digno y a tiempo completo.

En este sentido, la administración catalana estudia medidas para fomentar la ampliación de jornadas, incentivar la contratación estable y reforzar la formación profesional, especialmente entre mujeres y jóvenes. El objetivo es reducir la brecha entre la capacidad laboral disponible y la realmente utilizada, en un contexto en el que la economía se recupera, pero no siempre traslada esa mejora a la calidad del empleo.

 

Una mirada más real al trabajo del siglo XXI

La Fuerza de Trabajo Infrautilizada abre una nueva forma de entender el mercado laboral: menos centrada en la dicotomía entre empleo y desempleo, y más en la eficiencia con la que la sociedad aprovecha su potencial humano. La cifra de 660.000 catalanes que podrían trabajar más —o en mejores condiciones— no es solo un dato estadístico, sino un recordatorio de que la precariedad puede estar oculta incluso entre quienes tienen contrato.

En palabras de un portavoz del Observatori, “reducir la infrautilización laboral no solo significa mejorar la economía; significa aprovechar mejor a las personas”.

Catalunya, con su 15,3% de fuerza laboral infrautilizada, se enfrenta al reto de convertir esa estadística en una oportunidad: la de avanzar hacia un modelo de empleo más justo, más estable y plenamente aprovechado. Porque tener trabajo, como demuestra este estudio, no siempre significa estar realmente ocupado.

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