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Un equipo de científicos, liderados por Ricard Solé (UPF), han logrado diseñar bacterias que desarrollan un aprendizaje asociativo que podrían usarse para desarrollar nuevas terapias.
Científicos del Instituto de Biología Evolutiva (IBE) han logrado diseñar bacterias que desarrollan un aprendizaje asociativo --muestran una respuesta condicionada ante un estímulo determinado-- y que podrían usarse para desarrollar nuevas terapias, ha publicado la revista 'Journal of Royal Society Interface'.
El equipo, liderado por el profesor de investigación Icrea de la Universitat Pompeu Fabra (UPF) Ricard Solé ha planteado el uso de circuitos de bacterias modificadas genéticamente para controlar la respuesta del microbioma ante diversos estímulos, con el mismo condicionamiento clásico con el que el investigador ruso Iván Pávlov logró en 1901 hacer salivar a su perro con el simple sonido de una campana.
Como estas bacterias modificadas genéticamente pueden crear y borrar memorias y asociar distintas señales entre sí, es posible conseguir que aprendan asociaciones en las que, por ejemplo, liberen un fármaco en situación de enfermedad y dejen de hacerlo cuando sea necesario.
El microbioma o microbiota es el conjunto de más de 100 billones de bacterias que se hospedan en la piel y el intestino humanos, con una relación simbiótica, y su interés científico ha crecido en los últimos años, sobre todo a raíz del descubrimiento de su vinculación con enfermedades como el cáncer y la diabetes, e incluso con alergias y el envejecimiento.
A través de la biología sintética, se han logrado bacterias capaces de producir determinados compuestos, como fármacos, y este estudio ha demostrado que también son capaces de decidir cuándo deben producirlo, ya que ante enfermedades complejas tienen que liberarse cuando se requiera e "inhibirse cuando la situación mejore", ha destacado Solé, líder del Laboratorio de Sistemas Complejos del IBE, un centro mixto entre la UPF y el CSIC.
"Si tenemos en cuenta la comunicación cruzada que se da entre las células microbianas y humanas, sobre todo entre el microbioma intestinal y los sistemas nervioso e inmunológico, se hace más evidente la utilidad de rediseñar, cuando sea necesario, el ecosistema microbiano", ha apuntado.
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