Guanyavents, el poeta anarquista que escribió 'Els Segadors'

Jordi Martí Font
Profesor, anarcosindicalista i conseller de l'Ajuntament de Tarragona per la CUP

Segadores

Emili Guanyavents fue uno de los poetas anarquistas más populares del último tercio del S.XIX.


Que las catalanas y los catalanes somos extraños sin lugar a dudas es una afirmación que tiene más que razón. Raros, evidentemente, en relación al resto de gente de otros lugares del mundo que se dan nombre a sí mismos o reciben otros para dibujarse en el mapa. Tan raros como que una de las tres organizaciones más grandes que hemos tenido nunca sea un sindicato anarquista. Tan raros como que hayamos tenido independencia total durante meses en el siglo XX y pocos de los que la piden ahora tengan noticia. Tan raros como que alabamos la inmersión lingüística como referente de país y no sabemos que la primera vez que existió la aplicó un señor mudado que era de la FAI. Y tan raros como que el autor de la letra actual del himno nacional fuera de un poeta del siglo XIX que se convirtió en absolutamente popular entre la clase obrera anarquista precisamente porque él era uno de ellos.


Emili Guanyavents, que también firmaba en sus primeros años como Guanyabens, fue uno de los poetas anarquistas más populares del último tercio del siglo XIX en Cataluña. Recitaba sus poemas en fiestas literarias populares, veladas librepensadoras, en celebraciones de centros obreros anarquistas y en inauguraciones de escuelas racionalistas. Y fue, también, el autor de la canción más cantada estos días de revuelta en la calle junto a "L'estaca". Estoy hablando, claro, de "Els Segadors" en la versión que conocemos, en la versión oficial actual, en la versión que tanta gente estos días es utilizado como punto de unión que ha llenado de vida plazas y calles. Más allá de ser himno oficial de Cataluña, "Els Segadors", por su fuerza del texto sobre todo, es una canción de lucha colectiva, y como tal ha salido de los pechos y las gargantas en todas y cada una de las movilizaciones populares en defensa del derecho a decidir, del referéndum y de la independencia, pero también en muchas otras.


Emili Guanyavents no fue, sin embargo, sólo un poeta. Su entrada en el mundo del anarquismo se dio a partir de su trabajo como tipógrafo, una profesión en la que los republicanos federalistas, anarquistas y catalanistas eran mayoría en el último tercio del siglo XIX en los Países Catalanes. Fue su trabajo y la defensa de sus derechos, con un amplio convencimiento de que los principios de la Internacional (AIT) eran los que servirían para emancipar su clase del yugo del capitalismo, lo que le llevó a la militancia a la Sociedad Tipográfica de Barcelona, a través de la cual participó en 1881 en el congreso fundacional de la Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE) en el Teatro Circo de Barcelona.


En 1882 fue uno de los tipógrafos que contribuyó a sacar adelante la escisión de la Sociedad Tipográfica que con el nombre de La Solidaria se puso como objetivo mantener los principios anarco colectivistas, es decir bakuninistas. Fue en esta sociedad obrera donde mantuvo contactos y una intensa relación personal y militante con el pomo de arriba del anarquismo catalán del momento, con Rafael Farga Pellicer, Josep Llunas y Pujals, Cielos Gomis y Maestros, Eudald Canibell, Josep Lluís Pellicer o Anselmo Lorenzo. En la misma época, sin embargo, y como consecuencia de sus aficiones literarias y espiritistas, mantuvo un círculo amplio de amistades en el que se encontraba Serafí Pitarra, Joaquín Bartrina, Josep Maria Codolosa, Lluís Millet o Antoni Gaudí, entre otros. Con muchos de ellos se relacionaba tanto en el Ateneo Obrero de Barcelona o en las tertulias del Café Pelayo.


A la vez que poeta, Guanyavents fue periodista y mantuvo una participación constante en publicaciones que iban del catalanismo al anarquismo, el espiritismo o, ya en la década de los 90 del siglo XIX, propiamente culturales y literarias. Así, en 1881 era colaborador activo del Diario Catalán de Valentí Almirall; de La Luz, publicación librepensadora dirigida por masón Rossend Arús; a partir de 1886, del semanario anarquista La Tramontana de Josep Llunas, de cuya redacción formó parte cuando Llunas fue encarcelado; de La Voz del Centro Catalán, en 1888; colabora con el grupo de El Adelanto sobre todo de 1892 a 1893; y en las publicaciones Catalònia, Juventud y Hermandad.


Guanyavents participó tanto del movimiento anarquista como del catalanista, demostrando la concomitancia que en muchos espacios se daba con personas como él mismo. Así, en 1880 había participado ya en el Congreso Catalanista y en 1885 fue uno de los poetas destacados que tomaron parte en el Primer Certamen Socialista celebrado en Reus y organizado por el Centro de Amigos de Reus, una fiesta literaria que quería ser alternativa a los Juegos Florales, que en opinión de los organizadores miraban demasiado hacia el pasado y demasiado poco hacia el futuro.


A partir de los años 90, pero sobre todo a partir de 1892, Guanyavents se distanció del anarquismo y mantuvo, en cambio, sus relaciones con el catalanismo y con la vertiente más literaria y lingüística de éste, sobre todo a partir de su trabajo como corrector del Instituto de Estudios Catalanes, a partir de la cual editó y normativizó las obras completas de autores como Narcís Oller y Ignasi Iglesias.


Como poeta, sobre todo a partir de los años 90 tiene claras influencias del simbolismo que Joan Maragall convirtió en omnisciente en la poesía catalana del momento. A los 80, en cambio, su poesía era claramente militante y de combate. En 1888, ganó la Flor Natural en los Juegos Florales y publicó dos recopilaciones de poemas propios con los nombres de Aladas (1897) y vilanos (1903). En 1910, publicó la recopilación trasplantadas, en el que recogió versiones propias de poemas de autores simbolistas y parnasianos franceses, de Baudelaire a Mallarmé, Maeterlinck o Verlaine, un autor con quien se le comparó a menudo.


Els Segadors


El 10 de junio de 1899, la Unión Catalanista convocó, a través de las páginas de la revistas La Nación Catalana, un concurso para premiar «la mejor composición en verso que, simbolizando en valientes estrofas las aspiraciones nacionalistas de Cataluña, se adapte bien a la melodía popular conocida con el nombre de Els Segadors», transmitiendo «los deseos que siente Cataluña de reconquistar su personalidad perdida y que con su esfuerzo la libren del yugo que hoy sufre». Emili Guanyavents participó y su versión, la que conocemos actualmente, fue la ganadora.


Este hecho desencadenó una apasionada polémica pública ya que los convocantes pensaban que la letra ganadora era demasiado revolucionaria. Los sectores más conservadores del catalanismo no querían de ninguna manera que la letra del himno nacional fuera una canción que perfectamente podía confundirse o utilizarse como himno revolucionario y menos aún que el autor fuese Guanyavents, quien había recorrido no hacía demasiados años todos los centros obreros y anarquistas del país recitando sus composiciones.


Finalmente, además de ganar el concurso, el uso público que se hizo acabó situando la letra de Guanyavents no sólo como letra ganadora sino asumida primero por el catalanismo y luego por toda la sociedad. La letra fue musicada por Francesc Alió aunque las armonizaciones que tuvieron más éxito fueron las de Lluís Millet para el Orfeó Catalán y Enric Morera para la coral Cataluña Nueva.


Catalunya triomfant,

tornarà a ser rica i plena.

Endarrere aquesta gent

tan ufana i tan superba.


Bon cop de falç!

Bon cop de falç, Defensors de la terra!

Bon cop de falç!


Ara és hora, segadors.

Ara és hora d'estar alerta.

Per quan vingui un altre juny

esmolem ben bé les eines.


Bon cop de falç!

Bon cop de falç, Defensors de la terra!

Bon cop de falç!


Que tremoli l'enemic

en veient la nostra ensenya.

Com fem caure espigues d'or,

quan convé seguem cadenes.


Bon cop de falç!

Bon cop de falç, Defensors de la terra!


Bon cop de falç!


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