Rafa Nadal, nuevo marqués: el Rey Felipe concede un título nobiliario al tenista

El Rey Felipe VI otorga a Rafa Nadal el marquesado de Llevant de Mallorca en la primera concesión nobiliaria de su reinado, mientras crece la polémica sobre la vigencia de estos privilegios anacrónicos.

 

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El Rey reuniéndose con Rafa Nadal para nombrarle marqués - EP

 

El Rey Felipe VI ha roto su silencio tras una década en el trono y ha concedido este jueves los primeros títulos nobiliarios de su reinado, destacando la designación de Rafa Nadal como marqués de Llevant de Mallorca. Junto al tenista, han recibido títulos con carácter hereditario la nadadora Teresa Perales y la cantante Luz Casal, mientras que otras personalidades como el bioquímico Carlos López Otín o la fotógrafa Cristina García Rodero también han sido distinguidas con marquesados.

Esta concesión, que llega justo en el undécimo aniversario del reinado de Felipe VI, ha desatado una nueva ola de debate sobre la pertinencia y relevancia de seguir otorgando títulos nobiliarios en pleno siglo XXI. Muchos cuestionan que figuras públicas y deportistas, por muy reconocidos que sean, reciban estos honores tradicionalmente asociados a la aristocracia y a un pasado que algunos califican de "anacrónico" y "elitista".

Según Zarzuela, estos reconocimientos pretenden ensalzar a “exponentes de la excelencia” en ámbitos tan variados como la cultura, la ciencia, el deporte o el servicio a la Corona. Sin embargo, para muchos críticos, el acto supone una reafirmación de un sistema de privilegios basado en la herencia y en un concepto de nobleza que choca con los valores democráticos actuales.

El título de marqués concedido a Rafa Nadal, en particular, ha sido objeto de especial atención mediática, dado su estatus de ícono deportivo mundial. Pero la pregunta que muchos se hacen es si otorgar estos honores perpetúa una cultura de pijos y aristócratas con privilegios simbólicos que poco tienen que ver con el mérito social contemporáneo.

Cabe recordar que estos títulos no pueden venderse ni comprarse, suelen ser hereditarios y recaen en el primogénito, manteniendo viva una tradición monárquica que algunos ven desconectada de la realidad social y política actual.

El debate está abierto: ¿debería España mantener la concesión de títulos nobiliarios o es hora de dejar atrás estas distinciones propias de otra época?

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