Europa se prepara para entrar en recesión en 2023
Sin embargo, esta recesión no se dará en todos los países, como es el caso de España, que logrará evitar que el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) se contraiga durante dos trimestres consecutivos.
La Comisión Europea prevé que el conjunto de la Unión Europea (UE) entre en recesión técnica entre el cierre del actual ejercicio y el inicio de 2023, ya que la mayoría de Estados miembro experimentará dos trimestres consecutivos de contracción en su economía.

En concreto, la UE prevé encadenar una contracción del -0,5% en el cuarto trimestre de 2022 y del -0,1% en los primeros tres meses de 2023, con una expansión del 0,2% en el segundo trimestre y del 0,4% en los últimos seis meses del próximo año.
Valores casi idénticos a los de la eurozona, donde el crecimiento de la economía en el último trimestre de 2022 se sitúa en un -0,5%, al que sigue un -0,1% en el primer trimestre de 2023, con previsiones de un repunte del 0,2%, 0,3% y 0,4% para los tres siguientes trimestres.
Sin embargo, esta recesión no se dará en todos los países, como es el caso de España, que logrará evitar que el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) se contraiga durante dos trimestres consecutivos, quedando, acorde a las previsiones, al -0,3% en el último trimestre de 2022, pero al 0,0% en el primero de 2023, mientras que en el segundo trimestre del próximo año espera una expansión del 0,3% y del 0,5% en el tercer y cuarto trimestres del próximo ejercicio.
De este modo, las previsiones de Bruselas contemplan que el PIB de la UE en 2022 avance un 3,3%, mientras que espera una ralentización hasta el 0,3% en 2023 y posteriormente un repunte del 1,6% en 2024.
Asimismo, para la eurozona, los nuevos pronósticos apuntan a que el PIB crecerá un 3,2% este año para frenarse al 0,3% en el conjunto de 2023 y aumentar un 1,5% en 2024.
Mientras, la inflación en la UE ha seguido aumentando "más rápido de lo esperado", aunque se cree que el pico "está cerca, muy probablemente, a finales de este año", ha señalado este viernes el comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni, quien ha agregado que la inflación general alcanzará el 9,3% en la UE y el 8,5% en la zona del euro a finales de 2022 para desacelerar el próximo año, hasta el 7,0% en la UE y el 6,1% en la eurozona, antes de precipitarse "con más fuerza" en 2024.
No obstante, Gentiloni ha reconocido que el mercado laboral sigue siendo el "punto positivo" de la economía de la UE y que se espera que mantenga su "resistencia". En este sentido, se prevé que el aumento del desempleo el próximo año sea moderado, antes de volver a caer en 2024.
Por otro lado, se prevé que los déficits públicos se mantengan por encima del 3%, pero que los ratios de deuda sigan disminuyendo. Según ha explicado Gentiloni, desde el 4,6% de 2021, el déficit presupuestario agregado de la UE debería alcanzar el 3,4% en 2022, el 3,6% en 2023 y el 3,2% en 2024, mientras se calcula que la proporción de la deuda agregada con respecto al PIB en la UE disminuya del 89,4% en 2021 al 84,1% en 2024.
Así, el comisario de Economía ha incidido en que se espera que casi todas las economías de la UE sigan creciendo en 2022, para luego experimentar una marcada desaceleración de la actividad en 2023, antes de ver un repunte en 2024.
MESES "COMPLEJOS"
El vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Luis de Guindos, ha advertido de que los próximos meses van a ser "complejos" por el bajo crecimiento económico, la recesión técnica como escenario central y la elevada inflación.
Guindos también ha augurado que en 2023 habrá menos crecimiento y que se endurecerán las condiciones financieras, todo ello en un momento con una "incertidumbre enorme".
"Puede que los mercados estén infraestimando la persistencia de la inflación y, por tanto, lo que es el comportamiento de la política monetaria", ha añadido, ya que los mercados siempre reaccionan a corto plazo, en sus palabras.
POLÍTICA FISCAL
Ha defendido la necesidad de que haya una política fiscal "mucho más selectiva y temporal" y centrada en el apoyo a rentas de los grupos vulnerables, a diferencia de la apuesta expansiva frente a la pandemia.
Guindos también ha puesto sobre el mesa el riesgo que supone un potencial conflicto entre la política monetaria, que ha dicho que seguirá con el proceso de normalización de precios, y la política fiscal, que según él "tiene un importante papel a jugar".
"Si hay una política fiscal que se empieza a considerar que es irresponsable en un entorno de normalización de la política monetaria, inmediatamente los mercados empiezan a elevar los tipos de interés, lo que tiene implicaciones para la estabilidad financiera", ha advertido.
PRECIOS Y DESACELERACIÓN
Guindos también ha dicho que no se puede únicamente distorsionar la señal de precios ya que de ser así, al final se dificulta según él el proceso de transición a una economía más verde, que es "una necesidad prioritaria en los próximos años".
"Es importante que empiece a haber una trayectoria clara de desaceleración de la inflación general y subyacente, es fundamental para mejorar la renta real de las familias europeas y para pasar una señal clara de estabilización de lo que serán las subidas a futuros y por tanto para no afectar negativamente a los mercados financieros", ha resumido.
Ha asegurado que todo ello refuerza su compromiso con la estabilidad de precios, que a sus ojos es el "factor clave" para recuperar el crecimiento económico y para evitar episodios de inestabilidad financiera.
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