Putin planta a Zelenski y esquiva la cumbre por la paz de Estambul

Rusia y Ucrania retomarán este jueves las negociaciones directas desde 2022, pero el presidente ruso no formará parte del encuentro y delega en figuras de segundo nivel

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Putin esquiva la cita de Estambul y relega el diálogo con Ucrania a su delegación sin peso político. Foto: Europa Press

 

Las esperadas negociaciones entre Rusia y Ucrania que se celebrarán este jueves en Estambul llegan con una ausencia notable: la del presidente ruso, Vladímir Putin. Pese a la apertura mostrada por el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, para verse cara a cara con su homólogo ruso y al respaldo del expresidente estadounidense Donald Trump para mediar en las conversaciones, el Kremlin ha optado por mantener a Putin alejado de la mesa de diálogo.

Según se informó al caer la noche del miércoles, tampoco acudirá el ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov. En su lugar, Rusia estará representada por una delegación de segundo nivel encabezada por el exministro de Educación y actual asesor presidencial, Vladímir Medinsky, junto al viceministro de Defensa, Alexander Fomin. Ambos ya participaron en las negociaciones fallidas de 2022, poco después del inicio de la invasión a gran escala de Ucrania.

Completará la delegación rusa Igor Kostyukov, director del GRU, el servicio de inteligencia militar exterior del país, una inclusión que refuerza el carácter estratégico del encuentro, pero también evidencia el tono más técnico que político con el que Moscú afronta estas conversaciones.

 

Un desplante diplomático con múltiples lecturas

El gesto de Putin se interpreta como una clara negativa a entrar en un proceso de desescalada visible ante la comunidad internacional. Su ausencia ha dejado en evidencia una posición más distante y menos comprometida frente a una Ucrania que, por el contrario, ha querido mostrarse receptiva al diálogo. Zelenski, incluso, había lanzado la posibilidad de un encuentro directo entre ambos presidentes como gesto para desbloquear el conflicto.

 

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Zelensky tendrió el guante a una posuble desescalada. Foto: Europa Press

 

La delegación ucraniana, en contraste, sí estará encabezada por altos cargos del gobierno: el jefe de la Oficina del Presidente, Andriy Yermak; el ministro de Defensa, Rustem Umerov; y el viceministro de Exteriores, Andriy Sybiha. Kiev dejó claro que estaba a la espera de conocer la composición de la representación rusa antes de definir su estrategia en la reunión, que finalmente se mantiene pese a la ausencia de Putin.

 

EEUU observa desde la distancia

Tampoco habrá representación de alto nivel por parte de Estados Unidos en la mesa de diálogo. Aunque se especuló con la presencia de Donald Trump, finalmente ni él ni el presidente Biden participarán directamente. Sí lo harán, aunque un día después de la cita, el secretario de Estado Marco Rubio y el enviado presidencial Steve Witkoff, quienes tienen previsto reunirse con las autoridades ucranianas en Estambul el 16 de mayo.

El propio ministro de Exteriores de Ucrania ha confirmado que mantendrá un encuentro con Rubio durante su visita. Mientras tanto, Zelenski ya ha partido rumbo a Turquía, donde busca reforzar su imagen como líder dispuesto a explorar vías diplomáticas pese a la complejidad del escenario bélico.

 

¿Qué esperar del encuentro?

La reunión de Estambul será la primera conversación directa entre las dos partes desde 2022, cuando las negociaciones se interrumpieron sin avances significativos. Esta nueva iniciativa, propuesta inicialmente por Putin pero con una clara voluntad de evitar una tregua inmediata —como reclamaba Occidente—, ha derivado en una nueva oportunidad para abordar la situación, aunque con perspectivas muy diferentes desde cada bando.

Para Zelenski, esta cita representa una oportunidad de demostrar ante la comunidad internacional que Ucrania sigue apostando por el diálogo, sin renunciar a su soberanía. Para Putin, su no asistencia puede ser una estrategia para mantener el control narrativo y evitar ceder protagonismo en un escenario que no domina.

Las expectativas son bajas, pero cualquier gesto que permita mantener el canal de diálogo abierto será bien recibido por los mediadores internacionales. Estambul se convertirá, una vez más, en escenario clave para un conflicto que sigue lejos de una solución definitiva.

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