El Reino Unido se prepara para la guerra. El primer ministro británico, Keir Starmer, ha lanzado este lunes una advertencia estremecedora: el país enfrenta una amenaza “más grave, más inmediata y más impredecible que en cualquier otro momento desde la Guerra Fría”. Ante este panorama crítico, el Gobierno ha activado un plan de preparación bélica sin precedentes, diseñado para responder a un potencial conflicto armado y para disuadir a enemigos cada vez más agresivos.
Desde Glasgow, Starmer ha presentado la Revisión Estratégica de Defensa, un documento clave encargado a expertos en seguridad nacional, que alerta sobre la posibilidad real de una guerra convencional —incluyendo el uso de armas nucleares— o de una guerra híbrida, con ciberataques masivos que podrían paralizar infraestructuras vitales del país.
“El mundo está cambiando rápidamente y no a nuestro favor”, ha afirmado el primer ministro. “Si queremos evitar la guerra, debemos estar listos para librarla”. En un mensaje inequívoco, ha señalado a Rusia como la principal amenaza, advirtiendo que su agresividad creciente en Ucrania no solo desestabiliza Europa, sino que está encareciendo la vida de los británicos.
Starmer ha anunciado que el Reino Unido construirá un ejército más grande, más moderno y más letal que nunca. La consigna es clara: acelerar la innovación “a ritmo de guerra” y adaptar la nación para un posible choque de proporciones devastadoras. Todo esto, dijo, bajo el paraguas de una OTAN fortalecida, en un contexto internacional que se vuelve cada día más volátil, especialmente bajo la presión del actual presidente estadounidense, Donald Trump, quien exige a los aliados que disparen su gasto militar al 5% del PIB.
El Reino Unido, en palabras del propio Starmer, ya no puede permitirse la complacencia. El reloj corre, la amenaza crece y la preparación para el conflicto es ahora una prioridad nacional urgente.
Escribe tu comentario