Preocupante fuga en cadena del "Tratado de minas antipersona" de 6 países fronterizos a Rusia

Ucrania ha anunciado su decisión de retirarse del Tratado de Ottawa, el acuerdo que prohíbe el uso de minas antipersona

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Países fronterizos con Rusia que abandanaron el Tratado de Ottawa

 

Un sismo diplomático de proporciones significativas está reconfigurando el tablero internacional. Ucrania ha anunciado su decisión de retirarse del Tratado de Ottawa, el acuerdo que prohíbe el uso de minas antipersona, sumándose a una cascada de abandonos por parte de países fronterizos con Rusia, como Polonia, Finlandia y las naciones bálticas. Esta ruptura de un consenso que ha perdurado por décadas responde directamente a la escalada de la agresión rusa y la imperiosa necesidad de dotar de mayor "flexibilidad y libertad" a las fuerzas de defensa.

Ucrania justifica su decisión ante una "ventaja asimétrica"

La retirada de Ucrania de la Convención sobre la prohibición de minas antipersona, a la que Kyiv se adhirió legalmente en 2005, ha sido confirmada por el presidente Volodymyr Zelenskyy. El mandatario ucraniano ha argumentado que las minas antipersona a menudo carecen de una alternativa defensiva y son un "estilo característico de los asesinos rusos". Ha recordado que Rusia nunca ha ratificado el texto de la convención y las utiliza de forma "extremadamente cínica". El Ministerio de Exteriores de Ucrania ha señalado que, desde el inicio de la guerra a gran escala en 2022, el "uso masivo de tales medios ha creado una ventaja asimétrica para el agresor", limitando el "derecho a la legítima defensa" ucraniano. Esta decisión, no exenta de polémica, envía un claro mensaje a los socios internacionales de Ucrania sobre la gravedad de la situación en el frente.

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Un Éxodo coordinado de aliados frente a la presión rusa

La medida de Ucrania no es un hecho aislado. Finlandia, que comparte más de 1.300 kilómetros de frontera con Rusia, decidió en abril salir del tratado mientras aumenta sus capacidades defensivas. Poco antes, en noviembre de 2024, el entonces presidente de Estados Unidos, Joe Biden, había autorizado por primera vez el envío de minas antipersona a Ucrania para contener los avances rusos, una decisión que ya generó considerable controversia dado que Estados Unidos, aunque no es signatario del Tratado de Ottawa, había mantenido una política de no usar minas antipersona fuera de la Península Coreana desde 2014 y de destruir sus arsenales. Más recientemente, el pasado 8 de mayo, el parlamento de Lituania votó a favor de retirarse del Tratado de Ottawa, una decisión que entrará en vigor en seis meses. Letonia, Estonia y Polonia también han cesado sus compromisos con la convención antiminas, afirmando que "en el actual contexto de seguridad, es fundamental dotar a nuestras fuerzas de defensa de flexibilidad y libertad para elegir el uso potencial de nuevos sistemas y soluciones de armas". La "amenaza real" de un minado masivo por parte de Rusia o Bielorrusia ha sido un factor clave para estas naciones.

Las minas antipersona y su impacto devastador

Las minas antipersona son explosivos que se activan por contacto o proximidad, con una clara función defensiva. Sin embargo, su uso es altamente polémico debido a las devastadoras y duraderas consecuencias en la población civil, especialmente en niños. Antes de la entrada en vigor del Tratado de Ottawa, el promedio anual de víctimas superaba las 20.000 personas; desde 1999, se han registrado 130.000 heridos por estos artefactos. En 2023, las víctimas civiles representaron el 84%, con 1.498 niños afectados, una estadística que subraya la naturaleza indiscriminada de estas armas. Actualmente, Ucrania es el país más minado del mundo, con entre el 30% y el 33% de su territorio sembrado de minas y municiones sin detonar.

Actores clave fuera del tratado

Cabe destacar que países como Estados Unidos, China, India, Pakistán y Corea del Norte tampoco son parte de la convención. La postura de Rusia ha sido consistentemente la de no ratificar el Tratado de Ottawa, justificando el uso de minas antipersona como un medio legítimo de defensa. China tampoco ha firmado ni ratificado el tratado, manteniendo un gran arsenal de minas antipersona y desarrollando nuevas tecnologías. La situación en las líneas de combate ucranianas sigue siendo complicada, especialmente en el frente oriental. El Kremlin ejecuta su ofensiva de verano, iniciada durante unas negociaciones de paz casi fallidas, con una intensa presión en la región de Donetsk, cerca de Pokrovsk y Konstantinivka. Rusia acosa las ciudades de retaguardia ucranianas con bombardeos masivos combinados, como el de este domingo, que implicó el lanzamiento de más de 500 drones y misiles y la trágica pérdida de un piloto ucraniano de F-16, Maksym Ustimenko, quien recibirá póstumamente el título de Héroe de Ucrania.

Lady Diana y la campaña contra las minas antipersona: un legado de humanidad

El Tratado de Ottawa, formalmente conocido como la Convención sobre la Prohibición del Empleo, Almacenamiento, Producción y Transferencia de Minas Antipersona y sobre su Destrucción, fue el resultado de una campaña global sin precedentes que movilizó a gobiernos, organizaciones no gubernamentales y figuras públicas. Una de las voces más influyentes y conmovedoras en esta lucha fue la de Diana, Princesa de Gales. A principios de 1997, pocos meses antes de su trágica muerte, Lady Diana dedicó gran parte de su tiempo y atención a la campaña para prohibir las minas terrestres. Su visita a Angola en enero de ese año, donde caminó por un campo minado despejado y se reunió con víctimas de minas, generó una enorme cobertura mediática global y puso de manifiesto el devastador impacto humanitario de estas armas. La imagen de la Princesa consolando a niños que habían perdido extremidades debido a las minas se convirtió en un símbolo poderoso de la necesidad de acción. Su trabajo continuó con visitas a Bosnia para reunirse con más víctimas de minas en agosto de 1997. La profunda empatía y visibilidad que Lady Diana aportó a la causa fueron cruciales para galvanizar el apoyo público y político, contribuyendo significativamente al impulso que llevó a la firma del Tratado de Ottawa en diciembre de 1997. Su legado sigue siendo un recordatorio de la importancia de la humanidad en medio del conflicto.

Preocupación Internacional por el Futuro del derecho humanitario

Organizaciones como Amnistía Internacional y el Comité Internacional de la Cruz Roja han mostrado su profunda preocupación por el impacto de estas retiradas en la población civil y los principios fundamentales del derecho internacional humanitario. Han destacado que las minas antipersona son "armas de efecto indiscriminado por naturaleza" con "efectos devastadores en la población civil, a veces décadas después de su despliegue". La agresión del Kremlin contra Ucrania no solo ha disparado el gasto de los miembros de la OTAN y provocado la inclusión de Finlandia y Suecia en la Alianza, sino que también ha roto consensos de décadas en torno al uso de minas antipersona, planteando serias interrogantes sobre el futuro de la protección civil en zonas de conflicto y el respeto a las normas del derecho internacional humanitario.

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