Se desprestigia el multilateralismo

La aplicación con la agilidad de los instrumentos internacionales es una necesidad

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Naciones Unidas

 

Estamos ante una oportunidad para  redefinir las prioridades de una agenda internacional que exige afrontarla  con nuevas herramientas y una mayor coherencia en el trabajo de las distintas organizaciones internacionales que forman parte de la “fauna” internacional y evaluar, si efectivamente, estas son útiles, si la normativa internacional se ajusta a los nuevos retos y si estamos evitando el solapamiento o duplicación de mandatos que muchas veces se repiten por lo parecido de la naturaleza  entre los organismos.

La aplicación con la agilidad de los instrumentos internacionales es una necesidad. De allí que los países juntamente con los propios organismos internacionales y otros actores que incluye organizaciones intergubernamentales, organismos privados de normalización, organizaciones regionales, fundaciones filantrópicas entre otras, se deben coordinar para impulsar los mecanismos de implementación que garanticen fiel cumplimiento a los acuerdos, incluyendo la posibilidad de sanciones económicas o legales.

En la actualidad    existen más de setenta mil instrumentos internacionales, unos pocos de carácter vinculante y sin duda se requieren mecanismos coherentes de aplicación, por una parte, pero también de supervisión y evaluación

El llamado también ecosistema multilateral, este es, de numerosas organizaciones internacionales y otras agencias, también deben evaluar la efectividad de sus recomendaciones, mandatos y objetivos para que los países puedan asumir sus propios retos a través de políticas públicas eficientes, por ejemplo, que contribuyan al crecimiento económico, la lucha contra la pobreza, combatir el terrorismo, la contaminación ambiental o las crisis financieras. 

Las organizaciones internacionales se debilitan en la medida que el acervo normativo sea más referencial, basado en recomendaciones y menos en mandatos diáfanos que obliguen su fiel cumplimiento, incluyendo la posibilidad   que entidades internacionales tengan la disposición de actuar ante alertas tempranas o situaciones caóticas que se presenten, como, por ejemplo, una catástrofe natural, una pandemia o hasta acciones genocidas en cualquier país del planeta. Los países se han acostumbrado a que los OI ejecuten evaluaciones basados más en situaciones confirmadas que en la previsión de estas. 

Si queremos evitar  un retroceso mayor se necesita una dirigencia internacional comprometida, honesta y defensora de los principios y valores que impulsaron la creación como el multilateralismo como garantía de Paz y equilibrio global. 


 

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