Cristóbal Montoro y Marcial Dorado le hacen la campaña gratis a Feijóo
Y eso no es lo que ha hecho el líder del PP, que en esa prisa que tienen por llegar a la Moncloa está cometiendo errores de bulto. Por si fuera poco, también este lunes un diario digital le hacía una entrevista a un “ex amigo narco”, Marcial Dorado, quien ha reconocido que su relación con Feijóo viene de lejos; que han pasado varios años saliendo, pasando vacaciones, paseando en su barco, comiendo, y que cuando se fue al “trullo”, por los delitos de narcotráfico, no le ayudó en nada.
Faltan pocas fechas para que termine el mes de julio y, pese a ello, la actividad política está bullendo como el agua que ha de cocer un pulpo para transformarlo después en un “pulpo a la gallega”, con sus correspondientes condimentos. No es para menos con la bomba que ha explotado en la calle Génova, sede del Partido Popular, por el llamado “Caso Montoro” y todo lo que ello lleva, que no es poco. Si se confirma todo lo que está saliendo, amén de las personas que salen salpicadas (muchas, presuntamente, actores directos), el escándalo está servido. Los hechos que han sucedido son de una gravedad extrema, que “los nuevos dirigentes” del PP no pueden decir que no sabían nada o que son de otra etapa. No es verdad. Se van conociendo datos, y seguirá el goteo de los millones de páginas que tiene el sumario.
Los presuntos actos delictivos del exministro Montoro y su cuadrilla no tienen precedentes hasta la fecha. Es impensable que todos los que han estado metidos en el “ajo” no tuvieran conocimiento los dirigentes del PP de lo que los “listillos” estaban haciendo. Es mentira.
Según declaraciones de Rodrigo Rato, de este mismo lunes, el Consejo de Ministros sabía lo que estaba haciendo Montoro y miraron para otro lado. Decía el expresidente de Uruguay, Pepe Múgica: “El poder no cambia a las personas, solo revela lo que verdaderamente son”. No le falta razón. Él entró en política y continuó llevando la misma vida de antes: vivía en la misma casa, continuaba con su coche de siempre y, cuando salió de la misma, su patrimonio no había aumentado. Tenía claro que a la política se llega con vocación de servicio, no para servirse de ella
Montoro, que proviene de una familia humilde de un pueblo de Jaén, cuyos padres se mudaron a Madrid para conseguir un futuro mejor para sus hijos, consiguió un estatus social fruto de su trabajo. Debió pensar que la caridad empieza por uno mismo, y cuando estaba en lo más alto de su carrera en el Gobierno, se le encendieron las luces. ¿Robar a los ricos para dárselo a los pobres? Sí, claro: primero a él (que era pobre) y después a los pobres de ética que tenía a su lado y a los que necesitaba para llevar a cabo sus operaciones económicas. Todo un ejemplo de por qué quieren hacer política. Decía la filósofa Adela Cortina que “un político/a que prescinde de la ética es un mal político/a” y ayuda bien poco a conservar la democracia del país.
Cuando hemos oído y seguimos escuchando a Alberto Núñez Feijóo hablar de mafias, de ladrones, de corruptos, y hasta meterse en temas familiares públicamente, no sabía en el terreno en el que se había metido. ¿O sí? Porque, como decía Jesús: “Quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra”. Y el PP no es un modelo de ejemplo, lo dicen las sentencias firmes y las que tienen que llegar, que son unas cuantas. Como decía Mariano José de Larra: “No sé quién ha dicho que el gran talento no consiste precisamente en saber lo que se ha de decir, sino en saber lo que se ha de callar”. Y eso no es lo que ha hecho el líder del PP, que en esa prisa que tienen por llegar a la Moncloa está cometiendo errores de bulto.
Por si fuera poco, también este lunes un diario digital le hacía una entrevista a un “ex amigo narco”, Marcial Dorado, quien ha reconocido que su relación con Feijóo viene de lejos; que han pasado varios años saliendo, pasando vacaciones, paseando en su barco, comiendo, y que cuando se fue al “trullo”, por los delitos de narcotráfico, no le ayudó en nada. Le ha enviado un recadito muy directo (que le afectará en sus pretensiones de ganar elecciones), lo mismo que a Pepiño Blanco (socialista), que está metido en todos los “fregaos” y ha hecho un patrimonio que muchos compañeros quisieran. Es un listo de narices: pisó la universidad para estudiar Derecho, pero solo hizo eso. Salió rápidamente sin terminar nada. Eso sí, ha realizado cursos de formación, política y esas cosas. Era, como muchos y como otros (de todos los partidos políticos), un idealista que vino a cambiar el mundo. Y como dijo alguien: “El idealismo es el último lujo de la juventud”, porque la ambición, en muchos casos, da paso al poder y al dinero.
Con este panorama, que no irá a mejor, el verano seguirá siendo caliente en lo político también. Feijóo, con tanto hablar, se ha dado un tiro en el pie. Más de uno, incluido de su propio partido, estará dando saltos de alegría, porque su situación no es muy alentadora que digamos.
Escribe tu comentario