Nadando a favor del caos

Aprender de los errores está solo al alcance de unos pocos que admiten las lecciones de los maestros de la vida

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En la política, hay estructuras que sobreviven a los cambios de gobierno, los giros ideológicos e incluso a las crisis institucionales. Una de esas estructuras, casi invisible como decisiva, es lo que en Italia se conoce como el “sottogoverno”: el subsistema de cargos intermedios, asesores, direcciones generales y órganos administrativos que, sin estar en primera línea política, sostienen el funcionamiento —y muchas veces el buen o mal funcionamiento — del poder de las administraciones, lo ocupe quien lo ocupe.

¿Qué es el sottogoverno?

El sottogoverno (literalmente, “subgobierno”) hace referencia a la red de altos cargos, asesores, técnicos afines, consultores y directivos públicos que, sin haber sido elegidos democráticamente, ocupan posiciones clave en la administración. No solo ejecutan las políticas públicas, sino que deciden qué se implementa y qué no, cómo y con qué ritmo. En muchos casos, son estas estructuras las que garantizan la continuidad de las políticas más allá de los cambios de conseller o consellera.

¿Qué le pasa al sottogoverno republicano de la Generalitat?

La Generalitat de Catalunya no es una excepción.  Durante décadas, la administración catalana ha cultivado su propio sottogoverno: un cuerpo de funcionarios, directivos y cargos de confianza que han sobrevivido a gobiernos desde CiU al tripartito, Junts y ERC y ahora del PSC. Esta red, compuesta por personas con perfiles técnicos pero también con fuertes vínculos partidistas, conforma un aparato invisible. Y así era hasta que uno de ellos decidió un mes de julio de este 2025 amargarle las vacaciones a 2.898  profesores en Catalunya y paralizar la asignación de 57.000 plazas docentes.  Tal cual.

Enric Trens Escudero, Subdirector General de Plantillas, Provisión y Nóminas desde 2021, siendo President Pere Aragonès, fue cesado el 22 de julio de 2025 tras adjudicar 878 plazas —que debían ir a funcionarios— a interinos, afectando directamente a 2.898 docentes. 

La consellera afectada, Esther Niubó, que no lo vio venir, ni ella ni todo su equipo, lo calificó en la comisión correspondiente del Parlament como "un acto grave, deliberado y unilateral", que obligó a rehacer el proceso de adjudicación a "correcuita".  Y presenciando la comparecencia, es más lo que calló que lo que dijo, pero su lenguaje no verbal era de absoluta contención personal ante las afirmaciones de la diputada de ERC, que casi calificó a Trens de inocente "cabeza de turco" y puso en duda la profesionalidad de su superior, por falta de supervisión, incluso llegando a acusar a la consellera de "ignorar" los procedimientos de la conselleria que dirige. 

Y ocurrió tal cual, lo hizo a la vista de todos y sin despeinarse, aunque se olvidó la republicana desmemoriada de que Trens fue nombrado por el ex President con su apellido, Aragonès en 2021, y el superior de Trens en 2024, siendo ya President de la Generalitat, Salvador Illa.  Y ya sabemos que sabe más el Diablo por viejo que por Diablo. 

Este caso, que ha tenido una gran trascendencia pública, ha dejado en evidencia cómo una figura del sottogoverno puede alterar el curso de una política pública a su antojo, nadando a favor del caos.

Porque Trens, el protagonista de esta intrahistoria, es un gran nadador, y como tal está federado por el Club de Natación Sabadell. Nadador que ha participado en el 39è Campionat Catalunya Open Masters en junio 2024, ha competido en 400 m estilos en febrero 2023 y en 2016, fue hasta segundo en la III Milla Marina de Cambrils en categoría Veterans M. 

Por lo que de nadar, nadie puede explicarle nada a Trens, y de leyes tampoco, porque es licenciado en Derecho, con especialidad en Derecho Laboral, según la información del portal de transparencia de la Generalitat que también tiene almacenada en su hemeroteca que ostenta su cargo desde que la republicana Anna Simó fue nombrada consellera de Educació. 

 

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Así, con los datos sobre la mesa, es como, queridos lectores, en esta nueva etapa ERC da la impresión de querer construir un "país" sumido en el "caos", pero haciendo claramente trampas al solitario, y con mucha insistencia en el Departament d'Educació, que debe considerar de su propiedad vitalicia. 

Ojalá no hubiéramos presenciado esta lamentable acción que ha perjudicado a nuestros profesores y que ha buscado con este "troleo chapucero" retrasar el curso escolar de muchos niños y niñas catalanes y que hubiera aumentado exponencialmente el daño ya hecho. Pero después de los carteles por toda Barcelona a la familia Maragall o la lucha fratricida para elegir nuevo presidente de partido, parece que todo es posible, y posible lo es todo en ERC. Y alguien claramente 'ha begut oli" en esta izquierda independentista catalana, donde siempre hubo disposición de "servir al país" y no de servirse de él. 

La continuidad con Salvador Illa

Con la llegada de Salvador Illa al Govern, algunos esperaban una limpieza profunda del "sotto-aparato". Sin embargo, el sottogoverno catalán no se ha desmontado, sino que ha sido absorbido y adaptado al nuevo ciclo político. Illa ha preferido mantener buena parte de la estructura heredada para asegurar la gobernabilidad y no desestabilizar la administración. Una decisión pragmática pero arriesgada, a la luz del tema que nos ocupa. 

Esta estrategia, aunque segura, está teniendo el coste de mantener inercias del pasado, una cultura interna con dinámicas opacas y muchas resistencias al buen gobierno. El error en Educación no ha sido un accidente técnico, sino una consecuencia del poder que puede ejercer el sottogoverno y que no hay que minimizar, sino darle la importancia que tiene, mucha. 

¿Reformar el sottogoverno?

Si Illa realmente aspira a gobernar con una paz más real y estable, deberá reformar el sottogoverno. Para ello necesitará promover una administración profesional, despolitizando los cargos intermedios y asegurando que las decisiones se tomen respetando la cadena de mando por él elegida.

Catalunya funciona como una locomotora cuando la Generalitat es moderna, eficiente y transparente. Y para lograrlo, es imprescindible mirar en todas las direcciones, de arriba a abajo y de abajo a arriba, también en esas capas donde realmente se toman —o paralizan—  decisiones cruciales, como el reparto del profesorado en los centros educativos.

Enric Trens será olvidado, pero su lección debe ser incorporada para que no se reproduzca el incendio, en este gran bosque que es la Generalitat y donde, según el nuevo modelo de gestión de incendios modernos, da la impresión de que todavía sobran algunos cuantos árboles. Un sottogoverno en rebeldía es una mala noticia para cualquier gobernante. Por lo que toca preguntarse, porque pensar es gratis, si: ¿ hay algún otro incendio en ciernes dentro de esta Generalitat que deba ser sofocado antes de que las llamas lo arrasen todo?. 

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