Bañarse en la realidad

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Pablo Ignacio de Dalmases
Pablo Ignacio de Dalmases

 

Gracias a los más recientes medios de difusión de esta época (las redes sociales) los bulos y las mentiras se propagan a una velocidad de vértigo (varias veces superior al de las noticias ciertas; evidencia de una atracción fatal por lo falso y desviado). Lo hacen de forma automática, sin pasar siquiera por nuestra conciencia.

Esta afición por transmitir y absorber lo falso hecho a la medida es un asunto sórdido: ahonda la puerilidad social y, sobre todo, adelanta la esclavitud mental; la verdad resulta, entonces, pasto de la indiferencia y del descrédito más absoluto. Todo vale. Nada importa.

Pero no se trata sólo de rechazar lo falso allá donde se exponga, sino de adoptar la verdad como un bien, un bien básico para tener libertad y que marque las diferencias hacia lo mejor y más integrador. Esta labor constructiva transmite gusto por saber, siquiera las cosas más elementales, lo que nos sitúa en un ámbito de conocimiento y acierto.

Veamos un par de ejemplos referentes a África:

El término 'moro' me parece perfectamente aceptable cuando no se emplea con mal tono, es decir, con menosprecio y asco. Ahí está la diferencia de salida. No sé si es muy conocido que los musulmanes árabes llaman a los europeos 'nasarani', nazarenos con el sentido de cristianos. No importa que seamos agnósticos, budistas, judíos, o lo que sea, todos los europeos cabemos en la etiqueta de 'nasarani'. Particularmente curioso es que el origen de esta voz no sea árabe, sino que tiene procedencia judía: los hebreos dominantes (que se apropian de la voz de todos ellos, sin espacio para la discrepancia) preferían omitir cualquier alusión a Cristo (literalmente, en griego, el ungido o mesías), porque no era el suyo.

Bidán es un término que define el territorio de una etnia árabigo-bereber situada principalmente entre Mauritania y el Sáhara Occidental. Significa el país de los Blancos (los Mauros), por oposición a la tierra de Sudán, o país de los Negros. Esos moros se llamaban a ellos mismos 'blancos'. Todo ello está recogido en el libro Saharauis, Cubarauis y Guayetes, cuyo autor, el historiador africanista Pablo-Ignacio de Dalmases, despliega conocimientos sobre las numerosas intersecciones que se han ido dando en el Sáhara Occidental entre las lenguas española y hassanía (dialecto beduino del árabe), a partir de más de un siglo de conexiones marcadas por la historia.

Y una apostilla:

Dalmases ha sido director de Radio Sáhara. Lo era cuando recibió el encargo del Gobernador General de fundar un diario bilingüe hispano-saharaui. El mismo cuenta que Rodríguez-Viguri le dio sólo un mes para poner La Realidad en la calle. Así, el primer número apareció el 15 de junio de 1975. Salieron noventa y nueve números ordinarios, pues el diario fue cerrado el 24 de octubre de ese mismo año; hace ahora, justamente, medio siglo. Previamente, el general Gómez de Salazar cesó a Dalmases (el motivo, cuenta quien dirigía el diario, fue castigarlo por haber publicado una noticia auténtica; facilitada incluso por la Agencia EFE). Y, dado que nadie de la plantilla de La Realidad aceptó ocupar el lugar del director, el diario fue clausurado.

Así, desde la irrealidad, se pierden la fuerza y las energías.

Pablo-Ignacio de Dalmases refiere que entonces fue detenido ilegalmente en su domicilio por un piquete de la Policía Territorial y amenazado de muerte por el segundo jefe de ese cuerpo. Detalla su nombre y apellido, así como el de otros dos matones obedientes. No los reproduzco aquí, porque no es un conocimiento relevante para nosotros. No llegó con ellos la sangre al río, y sus nerviosas amenazas no dieron para más.

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