El golpe de efecto de Sánchez: ¿conseguirá el PSOE frenar el tsunami azul?

Una jornada postelectoral convulsa: resaca de municipales, España se tiñe de azul, ruedan cabezas y Sánchez convoca elecciones

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Este domingo 28 de mayo ha dinamitado totalmente la política española. El PP de Feijóo ha entrado en los municipios y autonomías de todo el país como un verdadero tsunami que ha ahogado a los socialistas y ha dejado en ruinas a la izquierda de la izquierda del PSOE - Podemos, Más País, Sumar, Compromís, Los Comuns y todos los nombres que puedan llegar a inventarse-. Es una derrota incontestable y sin paliativos que hacía preveer un panorama postelectoral muy complicado para la izquierda, con infinidad de analistas valorando el batacazo durante meses y buscando razones que debiliten, mucho más, al Ejecutivo encabezado por Pedro Sánchez. Pero un giro de efecto ha alterado la agenda, y ahora el debate es otro.

 

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Pedro Sánchez @ep

 

Pedro Sánchez, que en su carrera política ha demostrado tener suficientes recursos como para salir de las situaciones más complicadas, ha comparecido este lunes ante todos los españoles para entonar el 'mea culpa' y por tanto, asumir responsabilidades. "Aunque las votaciones de ayer tenían un alcance municipal y autonómico, el sentido del voto traslada un mensaje que va más allá", ha dicho el presidente. En un gesto ágil y sin dejar que el país digiera el resultado de estos comicios - que podría ser muy crítico para los socialistas- ha afirmado que este mismo lunes disolverá las Cortes Generales, el actual Gobierno, y convocará elecciones generales, que se celebrarán el próximo 23 de julio - faltan menos de dos meses-.

 

Con este gesto, el presidente ha conseguido, de momento, desviar la atención de su gran derrota y que este lunes los medios de comunicación y la opinión pública hablen de los próximos comicios. Obviamente, su plan no ha servido para librarse de que los sectores de la derecha - que nunca lo van a votar- vivan una jornada postelectoral eufórica y que se mofen de su derrota. Pero sí ha dado un giro de efecto suficientemente relevante como para movilizar a un electorado de izquierda que hoy estaba llorando en sus casas y, en muchos casos, preguntándose por qué no fue a votar. 

 

Ha sido una derrota sin paliativos, pero este lunes ha empezado la próxima batalla sin haberle dado ni un poco de oxígeno a los ganadores para poder sacar rédito de su resultado. El PP, que este domingo celebró la victoria afirmando que son un partido que busca la estabilidad y la unión de todos los españoles - lo dijo Gamarra sin despeinarse-, tendrá que volver al fango en los próximos días con un discurso que previsiblemente vuelva a estar basado en dos ejes: ETA/Bildu y la destrucción de España. Si les ha funcionado una vez, ¿por qué no seguir con el discurso?

 

Por su lado, el presidente del Gobierno podrá apretar la tecla emocional que le ha funcionado al PP, pero dirigida a su electorado, consiguiendo que realmente teman la llegada del "lobo" que representa Vox. Sánchez hará campaña contra un PP que estará formando gobiernos con la ultraderecha de Abascal, y previsiblemente tragando con imposiciones que les alejen de los votantes de centro. Además, los populares tienen que afrontar situaciones muy complicadas de explicar a la opinión pública de centro: en la Comunitat Valenciana, el ganador de las elecciones, el popular Carlos Mazón, podría verse obligado a colocar de vicepresidente a Carlos Flores, un señor que fue condenado por violencia de género y que es el cabeza de lista de Vox. 

 

¿QUÉ HARÁN PODEMOS Y SUMAR?

 

La convocatoria de elecciones ha dejado al borde del abismo a Podemos y a Sumar, que deberán improvisar un pacto en los próximos diez días para presentar una candidatura o, de lo contrario, exponerse a vivir una segunda jornada electoral donde posiblemente corran la misma suerte que Ciudadanos - que en paz descanse-.

 

Muchos no comprenden por qué el presidente ha arrinconado a las dos formaciones políticas, que llevan meses peleándose por temas que nadie ha entendido - y por ello han cosechado lo que les tocaba-. Si en tanto tiempo no han conseguido un acuerdo, parece complicado que lo pudieran lograr en pocos días, y sin los votos de la izquierda a la izquierda del PSOE, sería casi imposible que Sánchez vaya a conseguir suficiente apoyo para seguir en Moncloa tras estas generales, mientras que el PP cuenta, sí o sí, con el apoyo de Vox. 

 

En la mente de Sánchez podría haber la intención de enterrar a Podemos y Sumar y acabar aglutinando el voto de la izquierda, pero sería un plan demasiado torpe: la gente seguiría dividiendo sus votos entre las formaciones a la izquierda del PSOE y en muchas provincias se quedarían sin representación al no llegar a los mínimos, convirtiéndose en voto perdido para la izquierda. 

 

Otra tesis que puede estar manejando el presidente y su equipo, y que parece más verosímil, es obligar a sus socios de Gobierno a sacar adelante un pacto, por las buenas o las malas. Las continuas peleas entre los distintos sectores de la izquierda han perjudicado seriamente a la imagen del Ejecutivo, y muchos ciudadanos ya no sabían si les dirigía una coalición entre dos partidos, tres, o cuatro. Por ello, la intención del presidente podría ser frenar esta sangría y no dar tiempo a sus socios para que se peleen por más temas absurdos, obligándoles a juntarse en una lista que no parezca un grupúsculo fraticida y que pueda aglutinar voto o, de lo contrario, desaparecer para siempre. 

 

El tsunami azul continua avanzando y Sánchez está dispuesto a todo para resistir. ¿Lo conseguirá?

 

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