La primavera y la tensión arterial: lo que debes saber para proteger tu salud cardiovascular
Los cambios de temperatura, las alergias y la automedicación pueden alterar la presión arterial sin que lo notes, especialmente en personas vulnerables
La llegada de la primavera no solo trae consigo días más largos y temperaturas agradables, sino también un impacto directo —y muchas veces silencioso— sobre nuestra presión arterial. Así lo advierte el doctor José Antonio García Donaire, presidente de la Sociedad Española de Hipertensión, quien alerta de que esta estación puede provocar variaciones importantes en la tensión, especialmente entre personas con patologías previas.
Aunque factores como la alimentación, el estrés o la actividad física son bien conocidos en el control de la hipertensión, el clima también juega un papel clave. Según el especialista, el cambio de estación altera nuestro sistema inmunológico y puede desencadenar reacciones fisiológicas que elevan la tensión sin que el paciente lo perciba.
¿Por qué sube la tensión en primavera?
Entre los motivos más frecuentes, el doctor García Donaire señala los cambios bruscos de temperatura, la exposición al polen —que intensifica las alergias— y el uso de ciertos medicamentos, especialmente antihistamínicos y vasoconstrictores de uso libre. “Muchos pacientes los toman sin receta y sin control médico, y estos fármacos pueden elevar la presión arterial, sobre todo en personas ya diagnosticadas con hipertensión”, explica.
Esta situación afecta principalmente a quienes ya se encuentran en el límite del control tensional. En primavera, su presión puede desestabilizarse con facilidad, lo que aumenta el riesgo de sufrir complicaciones.
¿A quién afecta más?
Los grupos más sensibles a estas variaciones son los ancianos, especialmente los mayores de 75 años, los pacientes con enfermedades respiratorias crónicas, renales o cardiovasculares, los diabéticos mal controlados y las mujeres embarazadas con hipertensión. También deben extremar precauciones los pacientes oncológicos, por su mayor sensibilidad a ciertos fármacos.
En todos estos casos, la alteración de la presión arterial puede producirse sin síntomas claros, lo que complica su detección. “El mayor peligro es que muchos pacientes sufren variaciones sin notar nada, y eso puede derivar en crisis hipertensivas, que afectan directamente al corazón y al cerebro”, señala el doctor.
¿Qué medidas se deben tomar?
En esta época del año, el consejo principal es claro: medirse la presión con mayor frecuencia y acudir al médico si se detectan cambios. El especialista recomienda seguir una técnica sencilla y efectiva: la triple medición consecutiva, que consiste en tomar la presión tres veces seguidas, con un minuto de intervalo entre cada toma, y quedarse con la media entre la segunda y la tercera.
Asimismo, se aconseja estar atento a síntomas como dolores de cabeza frecuentes, mareos, visión borrosa o sensación de confusión, que pueden ser indicios de una tensión elevada.
¿Hay que ajustar la medicación?
No siempre, pero sí puede ser necesario en algunos casos. Por ello, es fundamental consultar con el médico de cabecera o con el especialista en hipertensión si se detectan variaciones inusuales. “Es preferible ajustar la dosis o cambiar el tratamiento que correr el riesgo de una descompensación grave”, subraya García Donaire.
En resumen, la primavera puede suponer un desafío añadido para quienes padecen hipertensión. Estar atentos, evitar la automedicación sin control, y llevar un seguimiento más frecuente son claves para disfrutar de la estación sin poner en riesgo la salud cardiovascular. Porque, aunque no lo parezca, tu tensión también cambia con la primavera.
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