Bruselas elimina la oficialidad del catalán después de que España haya dejado la presidencia de la UE
Por primera vez en cinco meses, desde septiembre de 2023, la cuestión del reconocimiento del catalán no figura en el orden del día de la reunión mensual del Consejo de Asuntos Generales
Tras la conclusión de la presidencia española en el Consejo de la UE, la inclusión del catalán como lengua oficial, un requisito previo demandado por Carles Puigdemont a Pedro Sánchez a cambio de su respaldo, ha quedado excluida de la agenda europea.
En la primera reunión del año de los ministros de Asuntos Europeos de los Veintisiete, programada para el 29 de enero bajo la presidencia belga, la solicitud del Gobierno de Sánchez de incorporar el catalán, el gallego y el euskera en el reglamento del régimen lingüístico de la UE no aparece en la agenda.
Por primera vez en cinco meses, desde septiembre de 2023, la cuestión del reconocimiento del catalán no figura en el orden del día de la reunión mensual del Consejo de Asuntos Generales. Durante la presidencia española, el Gobierno de Sánchez insistió en abordar este tema en hasta cuatro encuentros, a pesar de que estaba claro que no existían posibilidades de llegar a un acuerdo ni lograr avances significativos.
En la última reunión de diciembre, la presidencia belga se comprometió a continuar trabajando en la solicitud española, dedicando especial atención a los diversos análisis de las implicaciones jurídicas, políticas y prácticas solicitados por los Estados miembros.
Sin embargo, la ausencia del reconocimiento oficial del catalán en la agenda del Consejo de Asuntos Generales del 29 de enero indica que la cuestión aún no está lista para alcanzar un acuerdo. Los trabajos continuarán en un nivel técnico, ya que es altamente desafiante lograr la unanimidad requerida para modificar el reglamento.
Desde el inicio del debate en septiembre, la mayoría de los Estados miembros han mostrado una marcada resistencia al reconocimiento del catalán, debido a las implicaciones políticas, jurídicas, económicas y prácticas que conlleva. En particular, muchos gobiernos temen un 'efecto contagio', es decir, que otras lenguas regionales europeas demanden un estatus similar en la UE.
En términos financieros, la Comisión Europea llevó a cabo una primera evaluación de impacto que estimó en 132 millones de euros anuales el coste del reconocimiento de las lenguas cooficiales españolas. En contraste, el Gobierno de Sánchez se comprometió a financiar este gasto con fondos nacionales, a diferencia de las demás lenguas oficiales, cuyos costos son cubiertos por el presupuesto comunitario.
El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, minimizó en diciembre la falta de acuerdo sobre el catalán, señalando que a Irlanda le llevó "dos años" conseguir que la UE reconociera el gaélico como lengua oficial.
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