Catalunya actúa tras la sequía: del "grifo libre" a repensar el uso del agua para no repetir una crisis hídrica

El Govern y la ACA mantienen activas las desalinizadoras y apuestan por nuevas infraestructuras para reducir la dependencia de la lluvia y garantizar reservas estables en todo el territorio catalán

|
Fotonoticia 20240202085006 690
la recuperación de los embalses abre la puerta a un nuevo modelo de gestión del agua. Foto: Europa Press

 

Catalunya respira después de meses críticos. Las lluvias de marzo y abril han cambiado radicalmente el panorama hídrico del país, llevando los embalses de las cuencas internas de un alarmante 16% hace un año a rozar hoy el 80% de su capacidad. Sin embargo, lejos de caer en la complacencia, el Govern y la Agència Catalana de l’Aigua (ACA) se han puesto manos a la obra para que la bonanza que vive el territorio en estas últimas semanas sea una oportunidad para repensar nuestros hábitos de consumo y prepararnos para un futuro de extremos climáticos.

En declaraciones exclusivas a CatalunyaPress, la ACA reconoce que la sequía vivida en los últimos dos años ha evidenciado cómo el cambio climático está intensificando los extremos del clima mediterráneo:

“La sequía nos ha demostrado que el cambio climático está acentuando los extremos del clima mediterráneo hasta puntos que nadie esperaba".

 

La vuelta a la 'normalidad' en el estado de los embalses, cuencas internas y recursos sobre el agua deja un nuevo escenario tanto en la política como en la sociedad. Actualmente, el mensaje que lanzan desde las instituciones es que, a partir de la experiencia adquirida en los últimos años, las políticas de gestión del agua deben mirar más allá del corto plazo y actuar con una visión estructural.

 

El cambio de paradigma: del “grifo libre” a la sostenibilidad

El mensaje de los expertos es claro: la abundancia actual no puede justificar un retorno a los hábitos del pasado. El consumo de agua, tanto en el ámbito doméstico como en sectores clave como el agrario o el turístico, debe adaptarse a una realidad en la que la irregularidad climática será la norma. Los expertos advierten que sería un error volver a la situación donde "la demanda supera la oferta" y señala que existen sectores, como el agrícola y el turismo, son los que se deben controlar y reestructurar principalmente.

“Esto ya no va de tener un grifo y hacer lo que uno quiera”, advierten desde el sector.

 

Las estadísticas hablan por sí solas. Mientras un ciudadano medio consume unos 127 litros diarios, un turista puede llegar a consumir entre 450 y 800 litros al día, según datos de la Fundación We Are Water. En zonas como la Costa Brava o el área metropolitana de Barcelona, esta presión turística sobre los recursos hídricos exige nuevas estrategias de ahorro y eficiencia.

 

Las medidas del Govern para evitar futuras emergencias

La ACA destaca que la activación del Pla de Sequera en septiembre de 2021, cuando los embalses aún estaban al 70%, fue clave para evitar un colapso total en 2023. Gracias a la combinación de desalación, agua regenerada y restricciones, se logró evitar que los embalses quedaran vacíos durante 430 días.

Ahora, con niveles más holgados, el Govern no baja la guardia.

Las desalinizadoras seguirán funcionando al 90% y también se seguirá aportando agua regenerada al tramo final del río Llobregat para garantizar el caudal ecológico”, detallan desde la ACA.

 

El objetivo es optimizar las reservas actuales y mejorar la situación de acuíferos clave como el del delta del Llobregat, que abastece a buena parte del Baix Llobregat y del área metropolitana.

Además, ya están en marcha actuaciones para incrementar en 31 hm³ la disponibilidad de agua en 2025, como el refuerzo del caudal del río Muga o los nuevos pozos en Peralada. También se están ampliando instalaciones clave como la potabilizadora del Besòs y la planta Estrella, en Sant Feliu de Llobregat.

 

Estrategia 2029: más agua, menos dependencia de la lluvia

Pensando a largo plazo, el Govern trabaja en una estrategia para generar 280 hm³ adicionales de agua antes de 2029, con el objetivo de que el 70% de las demandas se cubran sin depender directamente de las lluvias. Esta estrategia se centra en tres pilares: desalación, regeneración y eficiencia.

 

 

Una de las acciones más importantes será la mejora de las redes de abastecimiento municipales.

“A mediados de 2023 se otorgó una línea de ayudas de 130 millones para casi 900 actuaciones”, explica la ACA. En total, se beneficiaron 707 municipios, muchos de ellos en comarcas como el Baix Llobregat, que sufrieron especialmente la falta de agua.

 

Asimismo, se ha aprobado la ampliación del plazo de ejecución de estas obras hasta noviembre de 2026 y se lanzará una nueva convocatoria de ayudas para los municipios que no pudieron acceder a la anterior, con una dotación adicional de 2 milions d’euros.

 

Un reto colectivo que va más allá de la política

Expertos y responsables coinciden: no todo puede recaer sobre las administraciones. La solución definitiva pasa también por la concienciación social y la transformación de sectores económicos clave.

“El turismo, el ocio, la jardinería o los deportes acuáticos tienen que evolucionar hacia usos más racionales”, sostienen desde el Gobierno, que insiste en que se trata de “repensar, no de eliminar”.

 

La actual situación hídrica en Catalunya permite mirar el futuro con algo más de tranquilidad, pero también exige actuar con responsabilidad para no repetir errores. Porque si algo ha dejado claro esta sequía es que el agua, hoy más que nunca, es un recurso que debemos proteger entre todos.

Sin comentarios

Escribe tu comentario




He leído y acepto la política de privacidad

No está permitido verter comentarios contrarios a la ley o injuriantes. Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios que consideremos fuera de tema.
AHORA EN LA PORTADA
ECONOMÍA