Polémica en las terrazas de Catalunya: bares empiezan a limitar el tiempo de consumo según lo que pidas
Varios establecimientos aplican ya normas que fijan tiempo máximo por consumición o encarecen el precio si te alargas en la terraza. ¿Es legal esta nueva moda?
Con la llegada del buen tiempo y la apertura masiva de terrazas, bares y restaurantes de toda Catalunya han vuelto a llenarse de clientes que buscan disfrutar del soleado clima y una bebida refrescante para mitigar los primeros efectos de la subida de las temperaturas. Una escena típica del verano en nuestro país, pero que parece que llega con un nuevo polémico matiz que nos salpica a todos: cada vez son más los locales que aplican límites de tiempo de estancia o incluso aumentan el precio de la consumición según el tiempo que el cliente permanezca sentado.
En ciudades como Barcelona o Badalona ya se han visto carteles visibles en pizarras a pie de calle que avisan de restricciones claras: "30 minutos por bebida". Es decir, si solo vas a tomarte un café o un refresco, tienes media hora antes de tener que dejar tu mesa. El objetivo, según explican desde algunos establecimientos, es maximizar la rotación de clientes en unas zonas que, como las terrazas, tienen una demanda altísima durante la temporada estival.
“No quiero estar mirando el reloj mientras me tomo un refresco”, se quejaba una clienta este fin de semana en el paseo marítimo de Badalona, donde varios locales ya aplican una política que ha dejado sorprendidos a muchos. Y es que aunque algunos bares insisten en que "no son estrictos" y que no cronometran a los clientes, la medida ha generado malestar y confusión.
¿Es legal esta práctica?
La pregunta que muchos se hacen es si un bar puede, realmente, limitar el tiempo que permaneces sentado en su terraza o subirte el precio si te quedas más rato del esperado. Unas medidas que de primeras suenan abusivas hacia los clientes. Desde CatalunyaPress nos hemos puesto en contacto con la Agència Catalana de Consum, Administració Local y Atenció Ciutadana para aclarar si existe un marco legal que regula este tipo de decisiones. La respuesta ha sido poco concluyente, fruto del desconocimiento y la falta de normativa específica en este ámbito.
Sin embargo, desde Consum si que nos pueden confirmar, a partir de fuentes externas a la Generalitat, que en principio, “si existen indicaciones claras y visibles, se podría considerar legal”. Es decir, si el bar informa previamente al cliente —ya sea mediante un cartel bien ubicado o explicándolo al momento de atender—, la práctica podría ajustarse a la legalidad vigente.
Desde la organización de consumidores FACUA, también se deja la puerta abierta a la legalidad, aunque con matices: “Siempre y cuando se hagan las cosas bien”, subrayan. Esto implica que el cliente debe ser informado de forma transparente antes de realizar su pedido y, además, que el servicio debe ser rápido y eficaz. En caso contrario, si el local tarda demasiado en atender o servir y aun así exige que el cliente abandone la mesa por límite de tiempo, podría considerarse una mala praxis o incluso una infracción.
¿Por qué imponen estas normas?
El trasfondo económico es evidente. Con terrazas limitadas y una gran afluencia de clientes, muchos hosteleros buscan rentabilizar al máximo cada mesa. “Hay personas que piden un café y se quedan dos horas ocupando una mesa. Eso es insostenible para el negocio”, comentan algunos responsables de bares consultados por CatalunyaPress.
No obstante, los propios establecimientos reconocen que no pretenden ser inflexibles. Muchos aclaran que no “están con el cronómetro en mano”, pero que necesitan herramientas para evitar abusos puntuales. Otros lo ven como una medida disuasoria más que coercitiva: “No lo hacemos por fastidiar, sino para que haya rotación, especialmente en horas punta”.
¿Y los derechos del cliente?
La falta de información clara deja a los consumidores en una situación de inseguridad. ¿Qué hacer si te invitan a marcharte después de media hora por haber pedido solo un refresco? ¿Están vulnerando tus derechos?
La clave está en la transparencia y el equilibrio. Si el establecimiento informa adecuadamente y actúa con proporcionalidad, puede ejercer su derecho a organizar su servicio. Pero si no hay aviso previo o el servicio ha sido lento, el cliente podría tener motivos para reclamar.
En un verano donde cada mesa cuenta, la relación entre consumidores y hosteleros se juega también en el tiempo que uno pasa sentado. ¿Consumir rápido o disfrutar sin reloj? Esa es la cuestión.
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