El Banc dels Aliments lanza Foodback: "Si esto no existe, la ayuda no llega"
Con el nuevo centro de recuperación de excedentes y datos clave del desperdicio en Catalunya, la entidad refuerza su misión solidaria y sostenible
Bajo el paraguas de la nueva Ley de prevención de pérdidas y desperdicio alimentario, el Banc dels Aliments ha anunciado la consolidación del centro Foodback, un espacio pionero en la gestión de excedentes que lleva funcionando desde 2022. Esta infraestructura, ubicada en el corazón de Mercabarna, ha sido creada con un propósito claro: minimizar el despilfarro de alimentos y dar una segunda vida a productos que no pueden ser comercializados, pero que están en perfecto estado para el consumo humano.
Foodback es el resultado de un proyecto de bioeconomía circular, impulsado conjuntamente por el Banc dels Aliments, Mercabarna y la Fundación Formación y Trabajo, y cuenta con el respaldo de entidades fundamentales como Càritas, Cruz Roja, Fundació "La Caixa", el Ayuntamiento de Barcelona y el Departamento de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural de la Generalitat.
La directora general del Banc, Elisabet Viladomiu, junto con Xavier Armengou, responsable de Donación y Sostenibilidad, han desgranado el modelo operativo de Foodback y resaltado cómo la entidad se ha convertido en un actor estratégico en la implementación de políticas públicas que buscan frenar el desperdicio de alimentos y potenciar su aprovechamiento social.
Datos que importan: toneladas que alimentan a miles de personas
Durante 2024, Foodback ha recibido 1.233 toneladas de frutas y verduras provenientes de 92 empresas mayoristas de Mercabarna. Tras el riguroso proceso de cribado visual, se ha conseguido aprovechar 803 toneladas, es decir, un 63% de alimentos que, de otro modo, habrían acabado en el vertedero. Estos alimentos han llegado a más de 115.000 personas gracias a la red de 305 entidades sociales adscritas al Banc dels Aliments.
Además de la distribución directa, una parte de estos productos se destina a la “cocina social”, una línea de trabajo desarrollada junto a la Fundació Espigoladors, que transforma los alimentos en potes de fruta y verdura para su uso en comedores solidarios, infantiles y otros programas de apoyo alimentario.
El impacto ambiental y social del modelo Foodback
Con iniciativas como Foodback, el Banc dels Aliments cumple una triple función:
- Evita el impacto ambiental derivado de la destrucción de alimentos aptos para el consumo humano.
- Garantiza una dieta saludable a personas en situación de vulnerabilidad.
- Promueve la inserción laboral, ya que la Fundación Formación y Trabajo emplea a personas en riesgo de exclusión en el proceso de manipulación y clasificación de los productos.
En palabras de Elisabet Viladomiu, “desde el Banc d'Aliments tenemos como objetivo evitar el desperdicio, pero también garantizar que los alimentos tengan una salida social. Si esto no existe, la ayuda no llega”.
Funcionamiento transparente y profesional
Ingrid Buero, representante de Mercabarna, ha remarcado que Foodback es “un proyecto colaborativo y profesional que mantiene la filosofía social de ayudar a quienes más lo necesitan”. Destaca que no se trata solo de manipular alimentos, sino de garantizar una trazabilidad completa, para que las empresas donantes sepan en todo momento dónde van a parar sus productos.
El proceso de selección, o “triaje”, comienza con una inspección visual de los productos. “Si más del 50% del contenido es aprovechable, continúa el proceso. Si no, se deriva al punto verde”, explica Buero.
Nueva ley y transformación del papel del Banc d'Aliments
La nueva normativa ha traído consigo cambios profundos. Según el voluntario del Banc d'Aliments, Xavi Armengou, esta ley obliga a toda la cadena alimentaria —desde la producción hasta la distribución— a recuperar y reciclar alimentos. Supermercados, mayoristas e industrias deben ahora colaborar con entidades sociales y plataformas como Foodback. “Hace años, el Banc d'Aliments dejó de ser solo una organización logística”, añade Armengou. “Hoy es un referente en sostenibilidad y un motor de conciencia cívica”.
Un esfuerzo colectivo con resultados reales
El esfuerzo coordinado entre administraciones, empresas, entidades sociales y ciudadanía ha permitido recuperar cerca de 10.000 toneladas de alimentos en los últimos años, lo que se traduce en más de 15 millones de kilos distribuidos y un acompañamiento continuado a 115.000 personas en situación vulnerable en Barcelona. Gracias a esta red, cada mes se benefician unas 18.000 personas, demostrando que acciones aparentemente pequeñas generan un impacto social y ambiental de gran alcance.
La creación y consolidación de Foodback simboliza la capacidad de una ciudad como Barcelona de replantear su sistema alimentario, pasando de la pérdida y el desperdicio a la redistribución eficiente y humana. Como dice Viladomiu, “Foodback es justo, sostenible y saludable para todos”. Y, sobre todo, da esperanza, algo que tienen claro que "se podría llevar a otros sectores" de cara a un futuro cercano. Una muestra palpable de que, con voluntad política, implicación empresarial y compromiso ciudadano, es posible avanzar hacia un sistema alimentario más justo, más sostenible y más solidario.
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