¿BarceloYork: rascacielos en Catalunya como solución a la crisis de vivienda?
¿Podría Barcelona resolver su crisis de vivienda con una aproximación, inspirada en modelos de crecimiento vertical como el de Nueva York o Benidorm, sea la clave para garantizar la accesibilidad, a la sostenibilidad y permanencia de la vivienda pública?
¿Podría Barcelona resolver su crisis de vivienda con una aproximación que, inspirada en modelos de crecimiento vertical como el de Nueva York o Benidorm, sea la clave para garantizar la accesibilidad, sostenibilidad y permanencia de la vivienda públic
Catalunya se enfrenta a un alarmante déficit de 11.000 viviendas al año, una situación que exige soluciones audaces y un cambio de ritmo drástico. En un reciente debate en Sant Vicenç dels Horts, donde se discutió la urgente necesidad de alcanzar 50.000 viviendas protegidas antes de 2030, la posibilidad de un crecimiento en vertical, con rascacielos, al estilo de ciudades densas como Nueva York, emerge como una propuesta cada vez más presente en el debate público. ¿Podría Barcelona resolver su crisis de vivienda con una aproximación que, inspirada en modelos de crecimiento vertical como el de Nueva York o Benidorm, sea la clave para garantizar la accesibilidad, sostenibilidad y permanencia de la vivienda pública?
La propuesta 'BarceloYork': rascacielos como respuesta a la densidad
La idea de rascacielos en la capital catalana ha sido puesta sobre la mesa con firmeza por figuras como el alcalde de Cornellà, Antonio Balmón, quien planteó la necesidad de "superar el tabú del crecimiento vertical" y apostar por un modelo "al estilo Nueva York". Esta propuesta sugiere que la construcción de edificios de gran altura podría ser una vía eficaz para maximizar el uso del escaso suelo urbano disponible y atender la creciente demanda de vivienda en la región.
El modelo vertical de Nueva York: un referente de densidad urbana
La referencia a Nueva York en el debate sobre la crisis de vivienda en Catalunya destaca un modelo de crecimiento urbano basado en el desarrollo vertical de alta densidad. La propia historia de la Gran Manzana es un testimonio de esta evolución: si bien los rascacielos comerciales comenzaron a dominar el paisaje a finales del siglo XIX, la necesidad de alojar a una población en constante crecimiento y el alto valor del suelo llevaron a la construcción de los primeros rascacielos dedicados a la vivienda a principios del siglo XX.
La referencia a Nueva York en el debate sobre la crisis de vivienda en Catalunya destaca un modelo de crecimiento urbano basado en el desarrollo vertical de alta densidad (Archivo Europa Press)
Edificios residenciales de gran altura, aunque no siempre con la misma escala que las torres de oficinas, comenzaron a popularizarse, ofreciendo una solución vertical a la escasez de espacio y marcando una tendencia que definiría la silueta de la ciudad. Nueva York, con sus icónicos edificios y su eficiente aprovechamiento del limitado terreno, ha adoptado la verticalidad como una necesidad, un precedente que ahora resuena en el debate catalán.
Gestión en los rascacielos neoyorquinos
Aunque el modelo de rascacielos residenciales de Nueva York ofrece una solución evidente a la densidad y la escasez de suelo, también presenta desafíos inherentes que es crucial considerar. La alta demanda en ubicaciones tan céntricas y cotizadas a menudo se traduce en costos de vivienda extremadamente elevados, lo que puede dificultar significativamente la accesibilidad a la vivienda asequible para una gran parte de la población. Además, la gestión y el mantenimiento de edificios de gran altura implican sistemas complejos y una dependencia crítica de servicios como ascensores, así como la necesidad de una infraestructura robusta para soportar grandes volúmenes de residentes en un espacio vertical concentrado. La masiva concentración de población también puede ejercer una presión adicional sobre los servicios públicos circundantes y la movilidad urbana.
Un reto adicional en un entorno de alta densidad, como el de Nueva York, es la gestión de residuos y el control de plagas. La gran cantidad de basura generada por miles de residentes en un espacio vertical, combinada con la logística de su recogida, puede agravar la presencia de ratasy otras plagas si no se implementan sistemas de saneamiento y almacenamiento de residuos extremadamente eficientes y rigurosos.
La experiencia de Benidorm: pionero en la verticalidad española
La mención de Benidorm ofrece otra perspectiva sobre el crecimiento vertical, aunque con un propósito inicial distinto. Benidorm, en la costa mediterránea española, es conocida por su extenso horizonte de edificios altos, desarrollados principalmente para albergar el turismo masivo.
El planeamiento urbano de Benidorm es diferente a la de Barcelona, su éxito en concentrar un gran número de viviendas en una superficie limitada mediante la construcción vertical (“ Foto cedida por Archivo Municipal de Benidorm")
Su historia en el urbanismo vertical se remonta a los años 50 y 60, cuando se convirtió en pionera en España al adoptar un modelo de construcción en altura para maximizar el uso del suelo y la oferta de alojamiento turístico en un espacio costero limitado.
Frontalmar, con licencia de 1963, es considerado el primer rascacielos de Benidorm con estructura metálica, "al estilo de los rascacielos americanos" (“Foto cedida por Archivo Municipal de Benidorm”)
La historia del planeamiento urbano de Benidorm es diferente a la de Barcelona, su éxito en concentrar un gran número de viviendas en una superficie limitada mediante la construcción vertical sirve como un ejemplo tangible y local que podría informar los debates sobre cómo Catalunya podría aprovechar principios similares de densidad para aumentar su parque de viviendas destinadas a residentes permanentes.
Catalunya podría aprovechar principios similares de densidad para aumentar su parque de viviendas destinadas a residentes (Foto cedida por Archivo Municipal de Benidorm)
Luces y Sombras del Modelo Vertical de Benidorm
La apuesta por la altura en Benidorm, que inicialmente fue un símbolo de modernidad , permitió una construcción más acelerada gracias a la estructura metálica, "al estilo de los rascacielos americanos" , y contribuyó a la desestacionalización del turismo, fomentando estancias más cortas durante todo el año. Además, la presencia de bajos comerciales aportó vida a las calles, evitando espacios vacíos entre edificios y jardines privados. Sin embargo, este rápido y vertical desarrollo conllevó importantes desafíos. La patrimonialización de los espacios costeros privilegiados a favor del turismo relega al residente permanente a una condición subsidiaria. La masiva irrupción del rascacielos, pese a su modernidad inicial, se desprestigiaba al identificarse con operaciones de especulación inmobiliaria e incluso llevó a que Benidorm y sus rascacielos se "demonizaran" al asociarse con un "turismo barato". La mutación hacia la ciudad vertical también reveló carencias iniciales en infraestructuras básicas como vivienda, escolarización, agua y electricidad , forzando a la ciudad a "convivir con estos problemas por obligación" y exigiendo una "lucha titánica" para actualizar sus redes. Se documentaron problemas de abastecimiento de agua, incluso con el uso de barcos cisterna en los años setenta.
La cuestión sísmica en Catalunya: un riesgo a considerar en el crecimiento vertical
Al abordar la posibilidad de un crecimiento vertical intensivo con rascacielos en la capital catalana, es crucial considerar el riesgo sísmico de Catalunya. Aunque la región se caracteriza por una actividad sísmica de intensidad moderada a baja, y los terremotos de magnitud 5 o superior son poco frecuentes (no se ha registrado ninguno en los últimos 10 años en un radio de 300 km), la historia sísmica de la zona sí incluye eventos significativos. Por ejemplo, se documenta un terremoto de magnitud 4.6 en agosto de 2023 a 166 km de Barcelona, y en el pasado se han sentido terremotos de magnitud 4.3, concretamente el 3 de abril de 2019 se registró un terremoto de magnitud 4.3 con epicentro cerca de Ribera d’Urgellet, en la provincia de Lleida, a unos 5 km de profundidad. Aunque el epicentro no fue en la ciudad de Barcelona, el temblor se percibió claramente en varias localidades catalanas, incluida Barcelona
Catalunya se caracteriza por una actividad sísmica de intensidad moderada a baja (Datos de https://earthquakelist.org/)
Históricamente, el terremoto de La Candelaria en 1428, con una magnitud estimada de 6.5, causó importantes daños y víctimas, incluso en Barcelona. Si bien la probabilidad de un terremoto devastador es baja, la planificación de edificaciones de gran altura, como los rascacielos propuestos, debería incorporar estrictas normativas de construcción antisísmica para garantizar la seguridad de estas nuevas estructuras y de la población. La modernización y densificación urbana deben ir de la mano con una evaluación rigurosa y constante de los riesgos geológicos.
El ambiente histórico
El déficit de vivienda en Catalunya exige soluciones ambiciosas. La propuesta de un crecimiento vertical, inspirada en modelos como Nueva York y Benidorm, se presenta como una vía potencial para alcanzar las 50.000 viviendas protegidas y garantizar su accesibilidad. Sin embargo, esta transformación no está exenta de desafíos: desde los altos costos y la compleja gestión de infraestructuras, hasta la presión sobre los servicios públicos y la problemática de residuos y plagas, como advierte la experiencia de Nueva York. A esto se suma la cuestión de cómo un horizonte urbano de rascacielos podría impactar el ambiente histórico y cultural de Catalunya, alterando la percepción de la cultura catalana y su identidad.
La cuestión de cómo un horizonte urbano de rascacielos podría impactar el ambiente histórico y cultural de Catalunya, alterando la percepción de la cultura catalana y su identidad (Imagen de IA)
La realidad sísmica en Catalunya, aunque moderada, también exige una planificación que incorpore estrictas normativas antisísmicas para la seguridad de las nuevas edificaciones. El éxito dependerá de la capacidad de Barcelona para equilibrar la ambición urbana con la planificación rigurosa, la colaboración público-privada, la garantía de una vivienda digna y segura, y la preservación de su singular patrimonio cultural.
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