De Egipto a Dubái: cómo la arquitectura y las costumbres se convierten en refugios contra el calor extremo
Los países y ciudades con calor extremo han perfeccionado el arte de la supervivencia, combinando la sabiduría ancestral con la tecnología moderna. Más allá del aire acondicionado, sus estrategias se basan en una arquitectura ingeniosa y una vestimenta funcional que protege del sol. Estas sociedades redefinen el día, con la vida social y la actividad comercial floreciendo durante la noche. Del mismo modo, la dieta se adapta con bebidas y alimentos específicos que combaten el calor desde el interior.
Arquitectura milenaria
En Egipto, los antiguos habitantes construían con materiales como el adobe y la piedra, que tienen una gran masa térmica y absorben el calor lentamente durante el día, para liberarlo por la noche. Las casas se pintaban de blanco para reflejar los rayos del sol. Además, los egipcios inventaron el "método egipcio" para dormir, que consiste en humedecer ligeramente una sábana o toalla para crear una sensación de frescor por evaporación, un truco que todavía se usa en la actualidad.
En Qatar y Dubái, la arquitectura tradicional del Golfo Pérsico utiliza principios bioclimáticos para el confort térmico. Los edificios se construyen con paredes gruesas y techos altos para mantener el aire caliente alejado de las personas. La joya de la corona de su arquitectura tradicional son las torres de viento (o barjeel), que capturan las brisas de las corrientes de aire a mayor altura y las dirigen hacia el interior de las viviendas.
Además, las calles estrechas y sinuosas, comunes en los cascos antiguos, crean sombras naturales que facilitan el movimiento a pie durante el día.
Vestimenta
La vestimenta en climas cálidos es una herramienta de supervivencia clave, y las tradiciones en países como Egipto y los Emiratos Árabes Unidos lo demuestran. Lejos de ser meramente estéticas, las prendas están diseñadas para proteger del sol y facilitar la termorregulación del cuerpo. Se prefieren los diseños holgados y de colores claros, confeccionados con tejidos naturales como el lino y el algodón. Este tipo de ropa permite que el aire circule libremente, creando una capa de aire fresco entre la tela y la piel, lo que ayuda a la evaporación del sudor y a la protección contra los rayos solares.
Ejemplos de esta sabiduría ancestral son el thobe para los hombres y la abaya para las mujeres en los Emiratos, o la galabiya en Egipto. Estas vestimentas cubren la mayor parte del cuerpo, no para ocultarlo, sino para proteger la piel de la intensa radiación solar directa, un truco eficaz y fundamental que sigue vigente en la actualidad.
Dieta y bebidas para el calor
La dieta en climas de calor extremo está directamente ligada a la supervivencia y el bienestar. Se prefieren los alimentos ligeros y se evita la comida pesada que requiere un mayor esfuerzo digestivo y genera más calor metabólico. Se da prioridad a los alimentos con alto contenido de agua, como las frutas y las verduras (sandía, melón, pepino), que ayudan a mantener el cuerpo hidratado. En cuanto a las bebidas, la hidratación es constante.
Aunque parezca contradictorio, las bebidas calientes como el té son muy comunes. Al beberlas, el cuerpo genera sudor, que al evaporarse, produce una sensación de enfriamiento natural. Esta tradición se complementa con la ingesta de bebidas frías que reponen electrolitos, como el Ayran en Turquía o l Laban en los Emiratos Árabes Unidos. En cuanto a las bebidas, se favorecen las que ayudan a la hidratación.
Costumbres diarias
Las costumbres también se adaptan. En Dubái, por ejemplo, está prohibido por ley que los trabajadores de la construcción laboren al aire libre durante las horas más calurosas del día en verano.
Tecnología innovadora
En un mundo afectado por el cambio climático, la inversión en arquitectura que combate el calor se presenta como una estrategia cada vez más inteligente y necesaria. Un ejemplo destacado de esta tendencia se encuentra en Arabia Saudí, donde se ha optado por soluciones de ingeniería a gran escala para mejorar la vida urbana. La instalación de parasoles gigantes en las explanadas de la Mezquita del Profeta en Medina no es solo un avance tecnológico, sino una inversión en el bienestar y la seguridad de sus ciudadanos y visitantes.
Estas estructuras, que reducen la sensación térmica en hasta 8 °C, demuestran que el diseño urbano puede ofrecer una respuesta eficaz al calor extremo, transformando los espacios públicos en refugios frescos. Esta iniciativa no solo optimiza la infraestructura para el clima, sino que también establece un modelo de desarrollo sostenible y resiliente que podría replicarse en otras partes del mundo.
Escribe tu comentario