De esta forma, los investigadores comprobaron que la dieta rica en carnes rojas aumentó significativamente los niveles de AGE en sangre, lo que sugiere que puede contribuir a la progresión de la enfermedad cardiovascular.
El estudio concluye que la evidencia del riesgo de comer carne roja es bajo y no justifica en absoluto que se deje de comer. Asociaciones de salud no están de acuerdo con los hallazgos, que van en contra de lo recomendado por la OMS.