Derek Walcott fue sepultado con honores de estado. Ello le hubiera hecho sonreír, sin advertir la índole de sentimientos que hubiera reflejado una expresión que condensaba, en la partida definitiva de sus 87 años.
Ahora pierdo yo más que a un amigo y a un hombre de letras y a un artista pintor al que seguiré admirando, de modo inconmensurable.