Tres de cada cuatro nuevas empresas no tienen asalariados
Las nóminas de los trabajadores han sido tradicionalmente la principal fuente de ingresos del Estado, pero España ha iniciado el camino para convertirse en un país con apenas asalariados.
Las nóminas de los trabajadores han sido tradicionalmente la principal fuente de ingresos del Estado, pero España ha iniciado el camino para convertirse en un país con apenas asalariados, como consecuencia del reducido tamaño de las empresas y del aumento de las bonificaciones del Gobierno para fomentar la existencia de empresas sin asalariados, y, de esta forma, conseguir una estadística laboral que baje a corto plazo el paro. A todo esto contribuye también el modelo de crecimiento económico, basado en los servicios, que representa más del 70% del PIB y del empleo, y que facilita la atomización de las empresas.
Según los últimos datos oficiales del INE, casi tres de cada cuatro nuevas empresas creadas en el año anterior no tienen asalariados. Así, de las 682.000 sociedades registradas con una antigüedad inferior al año, más de 488.000 (72%) no tienen nómina alguna. Mientras, otras 131.000 empresas (otro 20%) han contratado a uno o dos trabajadores. Sólo el 1% de las nuevas entidades tienen 10 o más empleados. Según el INE, tres de cada cuatro empresas creadas el año pasado no tienen asalariados.
En sólo un año ha aparecido una de cada cuatro sociedades sin nóminas. Se trata del autoempleo de autónomos, como personas físicas en su mayoría, pero también llama la atención el crecimiento del número de sociedades limitadas e incluso de anónimas sin trabajadores. Este repunte hasta 2017, eleva ya al 56% el porcentaje de estas empresas que no tienen en nómina a trabajador alguno respecto al conjunto de sociedades en España. Cuando empezó la crisis, esa cifra era del 51%. El alza se debe a la imposibilidad de que el modelo económico genere otros empleos y también al interés del Gobierno en aumentar más las bonificaciones a la autocontratación, como la tarifa plana y las reducciones fiscales, en lugar de beneficiar al tejido productivo de mayor tamaño.
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