Teresa Freixes: "La aplicación del artículo 155 ha servido de bien poco"

En '155. Los días que estremecieron a Cataluña' (Doña Tecla), Freixes combina la crónica política con la mirada atenta que le proporciona su formación como jurista para narrar los sucesos que condujeron a la aplicación del artículo 155.

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Teresa Freixes 7

 

Teresa Freixes 7


Teresa Freixes (1950) es catedrática de Derecho Constitucional y presidenta de la organización civil Concordia Cívica. Pero quizá sea más recordada por el discurso vibrante que pronunció en la primera gran manifestación de Sociedad Civil Catalana del año pasado. 


En ' 155. Los días que estremecieron a Cataluña' (Doña Tecla), Freixes combina la crónica política con la mirada atenta al detalle que le proporciona su formación como jurista. La obra exprime a fondo los hechos que siguieron a la suspensión de la Constitución y el Estatut por parte del Parlament de Catalunya los días 6 y 7 de septiembre de 2017 y que culminaron en la aplicación del artículo 155 de la Constitución.


Nada mejor que la sagacidad de Freixes para echar la vista atrás y rememorar aquellas estremecedoras jornadas de otoño. Pero también para, en palabras de la autora, "pensar una reforma constitucional" que nos ayude a salir del brete y encarar un futuro prometedor.



Su libro arranca con una crónica de los plenos del 6 y 7 de septiembre en que se pregunta por qué el Gobierno no actuó entonces, evitándose la intervención policial del 1-O. ¿Ya se ha respondido a esta pregunta?


No, ni tampoco el Gobierno nos ha respondido nunca. Es más, hay quienes afirman que se tendría que haber intervenido mucho antes, o bien el 9-N, o bien cuando en el Parlament se aprobaban declaraciones y hojas de ruta para ir hacia la independencia. De algún modo hubo una dejación por parte del Gobierno de España que permitió los plenos del 6 y 7 de septiembre y el referéndum del 1 de octubre. Fueron hechos muy graves que se hubiesen podido evitar con una mejor intervención gubernamental.


Parece que fue la búsqueda del consenso lo que frenó al Gobierno.


Sí, pero también el miedo a utilizar los resortes gubernamentales, porque el gobierno no dudó en enviar los casos a los jueces. Pero sí que se refrenó en medidas que podría haber tomado directamente, como la coerción administrativa o la aplicación de la ley de seguridad nacional.


¿Cuál es su balance de la aplicación del artículo 155?


Ha servido de bien poco. Se ha usado para cesar al Govern, disolver un parlamento y facilitar unas elecciones rapidísimas en las que no se puede influir de ninguna de las maneras en la opinión pública por parte del constitucionalismo. Por eso tenemos un parlamento con una composición prácticamente igual a la anterior. Además, hubo una mínima intervención en lo que el secesionismo denomina estructuras de Estado.


Pues los independentistas aducen que ha sido devastador...


Dentro de su relato tergiversado y torticero pueden decir lo que quieran, pero no pensamos lo mismo los sufridos ciudadanos que soportamos ayuntamientos donde la simbología pública es totalmente ofensiva o medios de comunicación públicos o subvencionados en los cuales el relato es prácticamente el mismo que antes del 155.


¿Qué haría con TV3?


Pues lo mismo que se ha hecho con TVE. ¿Por qué en el caso de Televisión Española se puede hacer un decreto ley para cambiar los cargos pero no se puede tocar la CCMA? A mí que me expliquen la diferencia.


¿Y con los Mossos?


Las funciones de los Mossos no son autónomas, sino autonómicas. La seguridad nacional es competencia del Estado y hay mecanismos de sobra para tener una incidencia importante en los Mossos.


Hay muchos catalanes que tras los hechos del 1 de octubre dudan del compromiso de la policía autonómica con la legalidad.


Cuando hubo la manifestación contra los atentados islamistas del mes de agosto se intentó hacer creer a la población que su policía eran los Mossos. ¡Pero para la ciudadanía todas la policías son suyas! Recuerde que se entregaban claveles a los Mossos como si se tratase de  la Revolución de Portugal... esto ha creado un problema entre la ciudadanía y los Mossos e incluso dentro de los Mossos, donde se ha constituido la Unió de Mossos per la Constitució.


Precisamente porque se ha llegado hasta aquí, hay quienes proponen la disolución del cuerpo. ¿Lo comparte?


A mí no me molesta que existan los Mossos. Lo que me molesta es que no actúen correctamente.


¿Por qué en el caso de Televisión Española se puede hacer un decreto ley para cambiar los cargos pero no se puede tocar la CCMA? A mí que me expliquen la diferencia.


Otro asunto del que habla en el libro es la educación. ¿Puede revertirse el grado de "nacionalización" que se da en las escuelas e institutos de Catalunya?


Se puede revertir con muchísimo trabajo, paciencia y firmeza. Primero, el Estado tendría que ejercer sus competencias en educación, lo cual es importantísimo de cara a los contenidos curriculares. Además, el Estado también tiene competencias en la Alta Inspección, pero resulta que en Catalunya solamente hay tres funcionarios asignados. ¿Qué pueden hacer tres personas?


¿Llegará un día en que habrá que plantearse la ilegalización de los partidos independentistas?


Tenemos una ley de partidos políticos que ya se aplicó en el País Vasco. En el supuesto de que los partidos independentistas insistieran en su actividad contraria a la Constitución quizás habría que pensárselo. Pero tendría que ser a través de sus actuaciones: no por lo que digan, sino por lo que hagan.


¿Y es partidaria de recuperar el delito de rebelión impropia?


A mí me sorprendió cuando se quitaron en base al buenismo que imperó en el Código Penal de 1995. No iría mal volverlo a tener, aunque tampoco sería imprescindible porque hoy ya hay jurisprudencia clara sobre la rebelión.


Hagamos futuribles: ¿cree que volverá a aplicarse el 155?


Dependerá de si el independentismo se mantiene montaraz o de si se dividen entre ellos.



HACIA UNA REFORMA CONSTITUCIONAL


En el libro se declara más partidaria de pensar la reforma constitucional, que de hacerla.


Es que no se puede hacer de cualquier manera. A lo largo de estos dos últimos años he trabajado con Juan Carlos Gavara en los dos tomos de 'Repensar la Constitución'. Hay asuntos en que no hace falta reformar la Constitución para sacar adelante algunas reformas. 


Pero lo que se plantea en algunos foros es poner patas arribas la Constitución.


A eso me opongo completamente: no estamos en un proceso constituyente. Necesitamos poner al día determinados aspectos de la Constitución, pero quien quiera iniciar un proceso constituyente se equivoca de arriba a abajo porque va a destruirlo todo. Eso no es sensato.


Hablemos de reformas concretas. Por ejemplo, introducir la expresión "nación de naciones".


Eso no tiene ningún sentido jurídico. Nación se asimila en el contexto del constitucionalismo democrático actual a la existencia de un pueblo que tiene una Constitución y se dota de unos instrumentos para gobernarse.


Otra propuesta: dar mayor importancia a los principios rectores de la política social y económica.


Podría ser factible. La singularidad del capítulo tercero es que esos principios solo pueden ser alegados ante los jueces en virtud de las leyes que los desarrollan. Pero hoy todos tienen rango legal, por lo tanto no sería descabellado pensar que lo que se ha consolidado legalmente pueda consolidarse constitucionalmente.


¿Aconfensionalidad o laicidad del Estado?


Me da lo mismo porque los efectos son iguales. No me plantea problemas.


¿Cómo replantearía el reparto de competencias?


Nuestra Constitución tomó eso de los Estados federales. En ese tipo de Estados, suele haber una sola lista de competencias exclusivas del Estado y el resto pueden ser de los entes federados. Pero hay que repensar muy bien el tipo de competencias porque hoy existe la Unión Europea.


Corre la especie de recuperar lo que el Tribunal Constitucional desechó del Estatut en esta eventual reforma de la Constitución. ¿Eso es factible?


Es imposible recuperar lo que ha sido declarado inconstitucional. Eso fue una boutade que cada vez se está sosteniendo menos a nivel gubernamental porque se ve que es impracticable.


Quizá, como indica usted hacia el final del libro, nos falte "cultura constitucional".


La política se hace de una manera cortoplacista sin tener en cuenta el núcleo duro de la Constitución. Después de la Transición, cada vez que no ha habido mayoría absoluta se han comprado los votos de los nacionalismos periféricos para las investiduras y para aprobar presupuestos. No ha habido acuerdos entre los grandes partidos. Eso no ha existido.


Necesitamos poner al día determinados aspectos de la Constitución, pero quien quiera iniciar un proceso constituyente se equivoca de arriba a abajo porque va a destruirlo todo. Eso no es sensato.


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