El Consorci del Far se disuelve tras acumular años de inactividad y opacidad
El consorcio dejó de realizar actividades en septiembre de 2016 y trasladó gran parte de su actividad al Museu Marítim, pese a que no constan memorias de los proyectos que ha venido desarrollando en los últimos años.
El cierre del Consorci del Far podría calificarse como la crónica de una muerte anunciada. El Govern ha aprobado este martes la disolución del consorcio marítimo a través de la modificación de los estatutos que hace posible la disolución y liquidación de la entidad.
Si bien es cierto que el consorcio dejó de operar en septiembre de 2016 y trasladó gran parte de sus actividades al Museu Marítim ubicado en Drassanes --como se explica en el portal municipal de transparencia--, no constan memorias de los proyectos que ha venido desarrollando en los últimos años hasta el momento de su disolución. No hay rastro de qué tipo de actividades delegó el consorcio en otros organismos o si siguió organizando eventos por sí mismo.
El consorcio era una entidad formada por cuatro administraciones: la Generalitat, el Ayuntamiento de Barcelona, la Diputación de Barcelona y la Autoridad Portuaria de Barcelona. Las cuatro administraciones colaboraban para fomentar iniciativas económicas y sociales sobre temática marítima, así como promover la formación relativa a profesiones y oficios relacionadas.
Algunas de estas iniciativas eran la realización de actividades escolares, proyectos de investigación para el sector náutico o mantener una biblioteca especializada en asuntos marinos. Sin embargo, la página web del Consorci está rota y lleva años sin actualizar, por lo que no pueden comprobarse esta agenda de actos ni saber a qué se dedicó el consorcio durante su última etapa.
Ha sido el propio ejecutivo catalán quien ha explicado que actualmente la promoción de la cultura del mar "ya se realiza desde diferentes ámbitos y ha sido asumida de forma paulatina por otras entidades", por lo que da por innecesaria la continuidad del consorcio.
Así pues, el Far ha pasado de un centro innovador y pionero en su ámbito, como la Generalitat se ocupaba de publicitar hace pocos años, a un organismo prescindible del cual nadie echa cuentas por su cierre. Pero si desde 2016 el grueso de actividades no se llevaban a cabo por parte del propio consorcio, ¿por qué se ha tardado tanto tiempo en poner punto y final a una entidad inactiva?
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