La buena relación entre Iglesias y Garamendi allanó la subida del SMI
Gracias a esta facilidad de trato, la negociación entre ambos agentes para desatascar la subida del SMI ha podido llevarse a cabo de forma discreta y al más alto nivel.
Pese a que sus posiciones políticas no podían estar más alejadas, la buena relación personal entre Pablo Iglesias y Antonio Garamendi ha sido clave para desatascar la subida del SMI. A diferencia de la tirantez entre el líder de Podemos y Juan Rosell, anterior presidente de la CEOE, con Garamendi la comunicación es más fluida.
Gracias a esta facilidad de trato, la negociación entre ambos agentes para desatascar la subida del SMI ha podido llevarse a cabo de forma discreta y al más alto nivel. Cafés en privacidad, llamadas directas... Iglesias y Garamendi llevan meses hablando sobre cómo afrontar la revalorización de los salarios más bajos sin desatender las necesidades del sector empresarial.
Tanto los sindicatos como Podemos querían que la subida del SMI ascendiera a los 1.000 euros. El objetivo primordial de la patronal era retrasar la subida, ya que la última se produjo hace un año. Al final, ambas partes han cedido en sus reivindicaciones de partida: los empresarios asumen un nuevo incremento del SMI, y Podemos acepta que no será de la cuantía prometida antes de pasar por las urnas.
Por el bien de las relaciones, tampoco se ha afrontado otra reclamación de los sindicatos: incluir en los convenios los índices de referencia para poner cifras al salario medio. Iglesias prefirió ser pragmático y dejar esta cuestión para más adelante para evitar que la negociación entre las partes no embarrancase.
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