El Maldà: “Boira a les orelles”, un espectáculo sobre la sordera
Esta situación ha servido de base para que Els Pirates madurasen la idea de montar un espectáculo de creación colectiva sobre la sordera en el que intervienen Bernat Cot, Laura Pau y Lluna Pintado, bajo la dirección de Miriam Escurriola
Els Pirates es un grupo teatral que lleva dos décadas funcionando y que ha creado más de una treintena de espectáculos. Desarrollan su trabajo en directa proximidad con el público y lo hacen con “ganas de crear y jugar sobre el escenario”, abiertos a toda suerte de géneros y autores y con particular vinculación a la música. Asumen, además, la programación de El Maldà, el diminuto espacio escénico de la calle del Pino en el que ofrecen espectáculos de pequeño formato, pero casi siempre de notable interés.
Entre los miembros de la compañía hay dos que son hermanos gemelos: Enric y Anna Romaní. El primero toca el piano, la flauta y el clarinete, pero estudió arquitectura y diseño y se ocupa de la escenografía, mientras que su hermana es la responsable de la coreografía. La naturaleza quiso que uno de los dos, Enric, padeciese desde la infancia un especial tipo de sordera que le permite únicamente distinguir los sonidos graves -por ejemplo, no puede captar la voz femenina-, circunstancia que le obligó a un aprendizaje particularmente esforzado del que salió airosamente como puede comprobarse por los instrumentos que domina.
Esta situación ha servido de base para que Els Pirates madurasen la idea de montar un espectáculo de creación colectiva sobre la sordera en el que intervienen Bernat Cot, Laura Pau y Lluna Pintado, bajo la dirección de Miriam Escurriola. “La importancia vital de las personas que tenemos a nuestro lado a la hora de desarrollar nuestras capacidades y de relacionarnos con nuestro entorno es una parte destacada de la reflexión que queremos compartir con este espectáculos” nos explican, añadiendo que “esta propuesta teatral quiere llegar a la personas con diversidad funcional y, a la vez, a aquellas con las que conviven e incluso a los que no tienen relación para transmitir el valor y la riqueza de la diversidad y mejorar la manera cómo nos comunicamos y cuidamos a los que nos rodean”.
El espectáculo hubiera podido tener un tono más o menos acusadamente dramático, pero no es así porque Els Pirates tratan el problema de la sordera con alegría y optimismo, demostrando que cualquier minusvalía, y todos tenemos más o menos alguna, merece una aceptación plena, es perfectamente superable y, por tanto, compatible con una vida normal. Todo ello se expresa en un itinerario escénico de intenso dinamismo en el que los tres intérpretes, ayudados por una serie de inserciones audiovisuales, hablan, bailan, cantan y llaman una y otra vez a un Enric que está siempre presente, aunque sin aparecer hasta el final, cuando el espectador le ve cara a cara y comprueba cómo su peculiaridad auditiva no le impide tocar el piano con maestría. “Boira a les orelles” es un canto a la esperanza y al valor de la voluntad como forma de superación de cualquier limitación.
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