Carta abierta de un podador de Barcelona: Caen árboles en Madrid

Carlos Bernal Lorente
Podador municipal en Barcelona

El árboles de Barcelona podrían verse abocados a correr la misma suerte que los madrileños. En Madrid la gestión del arbolado está, desde hace muchos años, en manos de empresas privadas y ahora Barcelona también representa una golosina para las grandes empresas de servicios.

El árboles de Barcelona podrían verse abocados a correr la misma suerte que los madrileños. En Madrid la gestión del arbolado está, desde hace muchos años, en manos de empresas privadas y ahora Barcelona también representa una golosina para las grandes empresas de servicios. El gobierno de la ciudad, tanto los de ahora como los de antes, está en constante asedio para privatizar la gestión del verde de la ciudad y hacer entrega a los poderosos como en Madrid.

Los árboles de Madrid pueden haber caído de manera repentina e inesperada, pero también debido a una gestión privada que no pone los recursos necesarios, que no valora la responsabilidad, la implicación, la constancia y la proximidad del jardinero/a de barrio con una permanencia en el territorio que hace que los vecinos los vea con familiaridad. Este es el caso de Bcn, con un Instituto Municipal de largo recorrido que no mira hacia otro lado cuando se detecta un árbol débil o con riesgo de caída o un grupo de flor con hongos, o un arbusto dañado o cuando se le acerca un vecino con una queja.

Los árboles crecen, maduran y al final de su vida mueren y caen, es un proceso natural que tratamos de evitar cortante antes de que caiga, pero si el personal implicado en la detección del problema es peligrosamente reducido y se mira hacia un otro lado, el riesgo de caída precipitada aumenta.

En Barcelona este jardinero/a cercano del que hablábamos puede desaparecer, la plantilla está muy mermada y envejecida, cada vez se jubilan más trabajadores/as y si no contratamos no se llevará a cabo el rejuvenecimiento necesario. En Barcelona ya se nota la falta de calidad en la jardinería, el trabajo de 10 personas no la pueden hacer 6; a veces esto provoca gastos innecesarios y en el caso del arbolado se provocan riesgos no asumibles. El ayuntamiento de Bcn quiere privatizar el Instituto y dejarlo en manos de los ávidos empresarios que, más que interés por la jardinería municipal, tienen un claro interés para meterse el dinero público en su bolsillo privada. Los árboles caen en Madrid, pero antes de que eso cayeron los derechos laborales, la proximidad a la ciudadanía, la implicación del personal municipal y los intereses generales en relación a los intereses de los cuatro de siempre.

Barcelona debe ser capaz de mantener y proteger su patrimonio, en este caso un patrimonio cultural de jardines de máxima importancia y un patrimonio profesional con un conocimiento del terreno que no se puede alcanzar de otra manera que con implicación y responsabilidad.

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