Una mente ingeniosa, una enfermedad de por vida y un maltrato continuado: Stephen Hawking cumpliría hoy 80 años
El físico padeció ELA de muy joven y a partir de entonces estuvo secuestrado en una silla de ruedas, desde donde irradió su maravilloso intelecto y sus teorías sobre los agujeros negros, además de los secretos de su vida privada y los maltratos que recibió en la intimidad.
Stephen Hawking, el extraordinario físico que padeció ELA / @CP
Un día como hoy, pero ochenta años atrás, nacía en una pequeña ciudad cercana a Londres, concretamente en St Albans, un bebé que se convertiría en una de las mentes más brillantes y en uno de los científicos más extraordinarios que habitaría la Tierra: Stephen Hawking.
Su contribución como físico teórico y cosmólogo ayudó a develar los laberintos del espacio-tiempo en la teoría de la relatividad general y su acertada predicción de que los agujeros negros emiten radiación, lo que hoy se conoce como radiación de Hawking.
Gracias a su mente ingeniosa, llevó sus largos y encendidos debates científicos, con parte de la comunidad científica internacional, al alcance de la mano del lector común. Su libro más excitante y revelador, Breve historia del tiempo, se convirtió en un bestseller y en mayo de 1995 se incorporó a la lista del The Sunday Times entre los más vendidos durante 237 semanas, batiendo el récord de 184 semanas. La publicación, del 6 de abril de 1995, quedó registrada en el libro Guiness de los Récords de 1998 y, en solo tres días, alcanzó el primer lugar entre los más vendidos.
Su pasión por la física y por adentrarse en las entrañas del universo, llevaron a Hawking a hacerse tres preguntas elementales, aún sin respuesta: ¿Hay un lugar para un dios en el Universo? ¿Estamos solos? ¿Tenemos una oportunidad como especie? Aunque el día que le preguntaron qué era lo que más le intrigaba del Universo, el físico contestó: “¡Las mujeres!”.
LA ENFERMEDAD DE STEPHEN HAWKING
Con solo 19 años, en 1963, el científico sintió los primeros síntomas de su terrible enfermedad mientras patinaba sobre hielo, cuando se resbaló y tuvo serias dificultades para incorporarse. En un primer momento no sabía que le había pasado, pero el diagnóstico llegó con muy malas noticias. Hawking tenía ELA o lo que es lo mismo, esclerosis lateral amiotrófica.
Stephen Hawking, el extraordinario físico que padeció ELA / @CP
JANE WILDER, LA MUJER CON LA QUE SE CASÓ EN 1965
Cuando recibió la dramática notica y cursaba su doctorado, Hawking ya estaba de novio con Jane Wilder, con quien se casó dos años después, en 1965 cuando él ya era consciente de que su fin estaba cerca: los médicos le habían pronosticado solo tres años más de vida y ella se había convertido en su esposa y enfermera.
Con Jane tuvo tres hijos: Robert, Lucy y Tim, y se dice que Jane le salvó la vida en varias ocasiones, cuando el organismo de Stephen parecía sucumbir ante la enfermedad.
No se sabe si el carácter "irascible, obstinado e irritable" que describe su amigo y físico Leonid Mlodinow en su libro A memoir of friendship and Physics (Una memoria de amistad y física), corresponde a la trágica vida que le toco en suerte o venía en el orillo de origen. Pero bien es cierto que en la publicación, Mlodinow revela los secretos mejor guardados de la vida amorosa del científico: amor ciego, infidelidades, miedos y maltratos que marcaron la vida del genio.
A finales de los años 80, la enfermedad atacó a las cuerdas vocales de Hawking, teniendo que hacerle una traqueotomía y se quedó sin voz para siempre.
En un documental emitido en 2013, Hawking fue claro acerca de cómo enfrentó la enfermedad.“Mantener una mente activa ha sido vital para mi supervivencia, así como mantener el sentido del humor. Probablemente yo sea más conocido por mis apariciones en The Big Bang Theory o en Los Simpsons que por mis descubrimientos científicos”.
LA RUPTURA CON JANE WILDER
Tras los vaivenes que atravesó el matrimonio, Jane se hartó y buscó consuelo en otro hombre. Fue en la iglesia local donde iba en busca de una ayuda espiritual que le permitiera entender la personalidad de su marido, donde encontró a Jonathan Jones, de quien se enamoró.
Tras años de vida en común, en 1990 la pareja se separó y el científico se fue a vivir con Elaine Mason, una de las enfermeras que lo cuidaba y con la que cinco años más tarde contraería matrimonio, el cual se prolongaría hasta 2007.
La casa de Hawking se convirtió, desde ese mismo momento, en el hogar de dos parejas: por una parte, Jane y Jonathan, y por otra, Stephen y Elaine Mason. Aunque según sostiene Mlodinow en su libro, hubo relaciones cruzadas e infidelidades mutuas.
A Elaine Mason la empezaron a llamar “El monstruo” y “La pesadilla”, ya que no sólo manipulaba a Hawking, sino que también lo humillaba, lo golpeaba y maltrataba, según los hijos del físico. Mdolinow narra en su libro que una vez lo vio con un ojo morado y el labio roto, aunque la policía nunca encontró pruebas de agresiones, en especial porque Hawking nunca quiso colaborar, negándose a declarar ante esa y otras denuncias similares.
El físico escribió sus memorias, Hacia el infinito, libro que dio origen a la película La teoría del todo. En esas páginas, Hawking logró un retrato descarnado sobre su vida casi secreta con las mujeres, sus relaciones sexuales y su mente abierta, secuestrada de por vida en una silla de ruedas. Cuando perdió la voz y toda posibilidad de movimiento, aprovechó la tecnología con un dispositivo que le hacía “hablar” a través de una computadora con sólo mover los ojos, los párpados o las pestañas.
No obstante, no fue hasta después de su divorcio con Elaine, cuando Stephen y Jane, aún casada con Jonathan Jones, vivieron una “reconciliación” ante las cámaras, convirtiéndose Jane de nuevo en su gran apoyo durante sus últimos años de vida.
Stephen Hawking, el extraordinario físico que padeció ELA / @EP
UN CASO ASOMBROSO
La ciencia quedó maravillada con el físico por su enorme coeficiente intelectual, que conservó intacto a pesar de la cruenta enfermedad. Como decía Leo McCluskey, director médico del Centro de ELA de la Universidad de Pennsylvannia: “Lo que sucedió con él es asombroso. Es, sin dudas, un caso aislado”.
Pero la enfermedad pudo más que sus ganas de seguir con vida. El 14 de marzo de 2018, a los 76 años, Stephen Hawking falleció en su casa de Cambridge, Inglaterra, con la única compañía de su ama de llaves.
Pasada la muerte de Hawking, Elaine vistió su tumba: “Stephen era como un actor -dijo-. Necesitaba ser el centro de atracción, el centro del universo... Le encantaba porque era lo que le daba energía: le encantaba la gente. Tuvo una vida muy dura, pero fue un hombre muy valiente. Nunca se quejó. Seguramente yo estaba resentida con él por esa necesidad de atención, pero siempre fue algo temporal, después todo eso pasaba. En el fondo, él era mi único amor”.
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