Turistas y muñecos de socorristas marcan el primer fin de semana de huelga en Barcelona
Tras el inicio de la huelga indefinida de los socorristas , las playas de Barcelona vivieron su primera prueba de fuego: un fin de semana completo sin todo su personal y con la bandera amarilla.
El sol de agosto brillaba con fuerza, pero una tensa calma se cernía sobre las playas de Barcelona este fin de semana. Mientras miles de turistas y barceloneses llenaban la arena, el servicio de vigilancia operaba con la mitad de su capacidad.
Los motivos de la protesta
El paro, convocado por los socorristas de las playas, busca presionar al Ayuntamiento y a la empresa concesionaria FCC. Según los trabajadores, las negociaciones se rompieron después de meses de diálogo sin avances. Sus principales reivindicaciones son la congelación salarial de los últimos diez años, contratos temporales de apenas cuatro meses que no se ajustan a la realidad de la afluencia de bañistas, la falta de personal y la escasez de recursos técnicos y humanos para garantizar la seguridad. El colectivo, compuesto por unas 80 personas, ha dejado claro que un servicio que se considera "esencial de palabra" debe avalarse "con papeles y condiciones dignas".
El día a día en las playas
A pesar de los servicios mínimos del 50% decretados por la Generalitat, el impacto fue evidente para los bañistas. Aunque en cada playa se mantuvo al menos una torre de vigilancia activa, muchas de ellas permanecieron cerradas, creando una sensación de vulnerabilidad.
En algunas playas, la protesta ha cobrado una forma visual impactante: en lugar de socorristas, los huelguistas han colocado en sus puestos muñecos hechos con bolsas de basura, una representación cruda y llamativa de su ausencia.
El contexto de un verano trágico
Este primer fin de semana de huelga ha tenido lugar en un verano ya marcado por la tragedia. Según datos recientes, el mes de junio cerró con 73 muertes por ahogamiento en España, la cifra más alta registrada para ese mes en la última década. Los socorristas han advertido que la falta de personal y la corta temporada de vigilancia, que no abarca los meses de gran afluencia como octubre, son factores que agravan esta situación.
Aunque el primer fin de semana transcurrió sin incidentes graves, la preocupación entre los bañistas y las autoridades sigue latente, a la espera de un desenlace en una huelga que pone a prueba la seguridad de las playas de Barcelona en pleno pico de la temporada.
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