Calor extremo y salud: lo que no sabíamos sobre su conexión con las enfermedades

Científicos del Trinity College de Dublín han investigado al respecto

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Una joven se abanica. Foto: Europa Press

 

¿Qué pasa con nuestro cuerpo —y con los patógenos— cuando las temperaturas se disparan? Una investigación reciente sugiere que las olas de calor no solo afectan nuestro bienestar inmediato, sino que también pueden alterar profundamente la manera en que se propagan las enfermedades. El hallazgo plantea un reto importante para los modelos actuales de predicción sanitaria frente al cambio climático.

 

Un hallazgo que cambia el juego

Un equipo de científicos del Trinity College de Dublín (Irlanda) ha descubierto que las olas de calor pueden multiplicar hasta por 13 la carga de ciertas enfermedades en un modelo experimental. Este hallazgo, publicado en la revista PLOS Climate, indica que no basta con tener en cuenta la temperatura promedio: factores como la duración de la ola de calor o el grado de aumento respecto a lo habitual también son cruciales.

La investigación llega en un contexto en el que el cambio climático intensifica los fenómenos extremos. Mientras Pakistán registraba temperaturas cercanas a los 50 grados, Sudáfrica enfrentaba una ola de frío que rozaba el punto de congelación. Entender cómo estos extremos afectan la propagación de enfermedades es más urgente que nunca.

 

Más que calor: una interacción compleja

Aunque ya se sabía que la temperatura influye en virus, bacterias y parásitos, poco se conocía sobre el impacto de variaciones repentinas —como las olas de calor o frío— y, especialmente, sobre cómo interactúan estas con la duración de la exposición o el momento de infección.

Para explorar esto, los investigadores trabajaron con un modelo experimental: la pulga de agua (Daphnia magna) y un patógeno microsporidio (Ordospora colligata), que simulan bien las enfermedades transmitidas por el ambiente. La autora principal del estudio, Niamh McCartan, explica que manipularon tanto la intensidad como la duración de las olas de calor en distintos escenarios: cuatro temperaturas promedio y cuatro momentos distintos de exposición al patógeno. En total, crearon 64 combinaciones únicas para analizar.

Los resultados revelaron una compleja red de interacciones entre las características de las olas de calor y el entorno térmico base. Estas variaciones influyeron no solo en la prevalencia del patógeno, sino también en su proliferación, mostrando que los efectos son altamente contextuales.

 

El futuro de la salud en un clima cambiante

Este estudio es una señal de alarma: los modelos actuales podrían estar subestimando cómo el clima extremo afecta la dinámica de las enfermedades. Con olas de calor cada vez más frecuentes e intensas, incorporar esta complejidad en las proyecciones sanitarias será clave para anticipar y mitigar futuros brotes.

En un mundo cada vez más caliente, entender los mecanismos invisibles que conectan el clima con nuestra salud podría marcar la diferencia entre la prevención y la crisis.

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