El Circo Acrobático Chino en Barcelona

El espectáculo más antiguo del mundo expresado con impecable técnica y, a la  vez, con sensibilidad, belleza y el intenso sabor de una cultura más que milenaria  (Teatro Apolo)  

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El Gran Circo Acrobático Chino
El Gran Circo Acrobático chino

 

Pese a que vivimos un tiempo en el que la intercomunicación entre pueblos,  culturas y continentes fluye sin dificultad, todavía hay cosas que son capaces de  asombrarnos. Sobre todo, cuando nos llegan destellos desde algunos puntos  alejados de nuestro contexto habitual como es el caso de Extremo Oriente que  sigue siendo una caja de sorpresas capaz de dejarnos boquiabiertos en muchos  aspectos. Tal cual nos ha ocurrido con la actuación en Barcelona del Circo  Acrobático Chino, que, en su gira por España, presenta un espectáculo  representativo de su repertorio en el Teatro Apolo. 

Decir acrobacia es citar uno de los ejercicios inherentes a cualquier espectáculo  circense. No hay circo alguno sin acróbatas capaces de despertar la admiración  del público por el dominio del movimiento, la elasticidad del cuerpo y la capacidad  de poner en tela de juicio hasta la misma ley de la gravedad. Pero por lo general  los números de acrobacia son tan solo una parte de cualquier función de circo en  cuyo desarrollo comparten protagonismo con otras especialidades parateatrales.  De ahí la duda con la que acudimos al Apolo barcelonés ¿sería capaz un show exclusivamente acrobático mantener viva nuestra atención durante dos horas largas? 

Sombreros

Después de haber visto el Circo Acrobático Chino la respuesta es terminante: sí  y ello sin lugar a dudas. Porque los 24 artistas que han venido a Barcelona son  profesionales dotados de singulares habilidades. En primer lugar, por una  preparación física rigurosa e impecable que hace que sus cuerpos sean como de  goma, tal es su increíble flexibilidad, su dominio del movimiento y del equilibrio  y su punto menos que infinita versatilidad. No solo hay un impecable virtuosísimo  gimnástico, sino también dominio pleno de las técnicas propias del movimiento 

danzario. Y de este modo, más allá del mero alarde de fuerza, los artistas  despliegan una sensibilidad sorprendente que alcanza altas cotas de belleza  estética y de poesía visual.  

Pero mantener la atención del público durante dos horas exige algo más y es ahí  donde el equipo creativo ha puesto en juego su imaginación de tal modo que los  sucesivos ejercicios de acrobacia son siempre diferentes y utilizan para ello toda  suerte de elementos decorativos y de ambientación: a lo largo de la función  entran en juego hay pelotas, platillos en equilibrio, sombreros, diábolos,  lámparas, ciclos de una rueda y muchas cosas más. Los ejecutantes -ellas y ellos 

lucen, además, un vestuario lujosísimo y en muchas ocasiones diríamos que  aparatoso, lo que no impide la realización de sus complicados y arriesgados  ejercicios. Mientras tanto, la palabra humana brilla por su ausencia, porque es  innecesaria. Basta con el gesto, la mímica y el único acompañamiento de una  música de inconfundibles cadencias orientales, suave, seductora, sugerente, a  veces excitante, siempre acomodada a lo que ocurre en escena. 

Confesamos haber visto muchos espectáculos de circo, pero acaso ninguno como  el de esta formación china que expresa en el movimiento de sus cuerpos el alma,  el espíritu y la fascinante belleza ancestral y varias veces milenaria del país más  poblado del planeta.


 

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