Alauda Ruiz de Azúa conquista la Concha de Oro y reivindica un cine que abra debates desde un “lugar seguro”
La directora vasca gana en San Sebastián con Los Domingos, segunda española y cuarta mujer en lograr el máximo galardón. Defiende el valor de la visibilidad y la importancia de la reflexión en tiempos de polarización.
La 72ª edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián cerró con un momento que pasará a los anales del Zinemaldia. Alauda Ruiz de Azúa obtuvo la Concha de Oro por su película Los Domingos, consolidándose como una voz imprescindible dentro del cine español contemporáneo. Más allá del galardón, su obra ha abierto un espacio de reflexión y diálogo sobre la cotidianidad, la vulnerabilidad humana y los dilemas sociales que atraviesan distintas generaciones. Entre emoción y reconocimiento histórico, la directora ofreció una mirada profunda sobre el valor del cine como catalizador cultural y social.
Una noche histórica en el Kursaal
El Palacio de Congresos Kursaal se convirtió en escenario de una ceremonia cargada de simbolismo. Ruiz de Azúa, emocionada, confesó que durante toda la semana había recurrido a una metáfora religiosa para mantenerse serena ante la posibilidad de un triunfo inesperado: “Yo me he pasado toda la semana recordando la frase del cónclave de que el que entra papable, sale cardenal. Ha sido mi frase todo el rato porque pensarte favorita es horroroso”.
El premio no solo reconoce la calidad artística de Los Domingos, sino que también coloca a la cineasta como la segunda española en obtener la Concha de Oro y la cuarta mujer en hacerlo, un hito significativo en la historia del festival. “Está muy bien que cambien las fotografías de los premiados, sobre todo cuando ha habido una desigualdad histórica”, afirmó, subrayando la importancia de visibilizar la contribución de las mujeres en la industria cinematográfica.
Los Domingos: cine de intimidad y debate
La película de Ruiz de Azúa es un ejemplo de cine introspectivo que, a la vez, genera debate. La historia se centra en personajes complejos y situaciones cotidianas que, bajo la mirada de la directora, se convierten en catalizadores de emociones universales. La recepción del público joven fue particularmente significativa: “Creo que conectaban con la vulnerabilidad del personaje de Ainara, de una de las protagonistas y eso me ha parecido, me da mucha ternura”.
El filme invita a reflexionar sobre la vida cotidiana, los vínculos familiares y las tensiones sociales, ofreciendo un espacio seguro para explorar emociones y perspectivas distintas: “Poder tener esa capacidad de querer entender algo, aunque no necesariamente tengas que validarlo, y que puede generar ese espacio de reflexión y de encuentro pero también de debate. Me parece interesante debatir en un sitio seguro, que al final la ficción es un sitio seguro, en un mundo que hay mucho ruido y mucho debate, está muy bien que haya un sitio seguro para debatir”.
Premios, visibilidad y autonomía creativa
Para Ruiz de Azúa, la Concha de Oro no solo es un reconocimiento simbólico, sino una herramienta para poder desarrollar sus futuros proyectos con libertad artística. “Muy poca gente puede hacer lo que quiera en el cine. Lo que sí que pasa es que esto me coloca en un sitio en el que puedo llevar proyectos a sitios y que me escuchen”, declaró.
El galardón también permite que la película gane visibilidad, un factor crucial en el contexto del cine independiente, donde los premios se traducen en mayores oportunidades de distribución y proyección internacional. “Es increíble porque todos sabemos lo importante que son los premios para la visibilidad de la película”, remarcó.
Cine y sociedad: un espacio de reflexión cultural
Ruiz de Azúa ha defendido el valor del cine como herramienta cultural que permite abordar cuestiones sensibles con sensibilidad y profundidad. La película conecta con públicos diversos, fomentando la empatía y el pensamiento crítico: “El tema de la religión y de la tolerancia puede llegar a viajar bastante. Todavía estoy digiriendo lo que ha pasado, pero es que ha sido todo muy mágico”.
La directora considera que la ficción ofrece un refugio frente al ruido mediático y social, un “espacio seguro” donde los espectadores pueden explorar dilemas y emociones sin la presión de la realidad inmediata. Esta capacidad del cine para generar diálogo y debate es uno de los pilares de Los Domingos, y ha contribuido a que el premio tenga un significado más amplio que la simple distinción formal.
Contexto histórico del Zinemaldia y directoras españolas
El reconocimiento de Ruiz de Azúa adquiere aún más relevancia al situarse dentro de un contexto de desigualdad histórica. Solo unas pocas mujeres han logrado la Concha de Oro, y su triunfo refuerza la visibilidad femenina en un festival con más de setenta años de historia. Directoras como Icíar Bollaín, Isabel Coixet o Mar Coll han marcado un camino, pero la presencia femenina sigue siendo minoritaria en la sección oficial. Los Domingos se convierte, así, en un símbolo de cambio y oportunidad para nuevas voces dentro del cine español.
La dimensión cultural y social de Los Domingos
La película no solo aborda la vida privada de sus personajes, sino que también abre ventanas hacia reflexiones sociales más amplias. Explora temas como la vulnerabilidad, la incertidumbre juvenil y la complejidad de los vínculos intergeneracionales, convirtiéndose en un punto de encuentro cultural que permite debatir en torno a cuestiones universales. “Lo intuía porque hay dos puntos de vista muy extremos y pensaba que se podía generar esa tensión del debate, pero me ha sorprendido la cantidad de tiempo que genera”, comentó Ruiz de Azúa, sorprendida por la intensidad de la conversación que su obra ha provocado.
Una apuesta por la complejidad creativa
La directora considera que el premio no es un punto final, sino un impulso para proyectos futuros: “Yo me siento muy privilegiada con todo lo que me ha pasado. Ahora la apuesta es intentar seguir haciendo proyectos que me resulten complejos, que me planteen dilemas y a ver dónde me llevan”. Esta visión subraya la dimensión artística de su carrera, centrada en explorar narrativas arriesgadas, personajes complejos y dilemas éticos y emocionales profundos.
Cine, cultura y diálogo
La Concha de Oro otorgada a Alauda Ruiz de Azúa y Los Domingos no solo celebra la excelencia cinematográfica, sino que también resalta la capacidad del cine para generar reflexión cultural, debate social y empatía intergeneracional. La película se erige como un referente de cómo el cine español contemporáneo puede combinar sensibilidad, profundidad narrativa y relevancia social, consolidando a la directora como una voz imprescindible para el futuro de la cinematografía nacional e internacional.
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