Pedro Sánchez y Salvador Illa ¿Tendrán presupuestos para el 2026?
Dicen que después de un verano más o menos placido, viene un otoño preparado para cambiar la imagen de muchos árboles, esos a los que tienen hojas caducas.
Dicen que después de un verano más o menos plácido, viene un otoño preparado para cambiar la imagen de muchos árboles, esos que tienen hojas caducas, que empiezan a perder sus hojas verdes, que van poco a poco volviéndose marrones, amarillas, y que con su caída llenan el suelo deuna alfombra que, al pisarla, emite un sonido muy especial. Una nueva estación, un viejo problema que se encuentra en la política española y catalana: los presupuestos del gobierno español y del catalán que siguen en el aire. Por el mismo motivo, no disponen de mayoría para aprobarlos. Cuentan con un voto “variable” directamente relacionado con el precio que hay que pagar para conseguir el voto afirmativo.
Un otoño caliente a todos los niveles. Pedro Sánchez necesita urgentemente contar con unos nuevos presupuestos en el 2026, aunque la prórroga de los mismos no es una anormalidad, sí lo es un problema para el presidente, que lleva cuatro años prorrogandolos. En los siete años que lleva en el gobierno, solo se han aprobado tres veces. Una situación que no se había dado: solo le sucedió un año a Felipe González, que se vio obligado a convocar elecciones, ganadas por José María Aznar.
Sánchez lo tiene complicado. Junts mantiene que no apoyará los presupuestos, mientras que ERC afirma que, para apoyarlos, los socialistas tienen que cumplir con lo pactado anteriormente. Así que la situación es de incertidumbre, aunque nunca se puede decir que no sucederá. Pintan mal, pero casi nada es imposible.
En menor medida, por el tiempo que lleva en el gobierno, Salvador Illa tuvo que prorrogar sus primeros presupuestos. Ahora le llega la hora de la verdad: disponer de presupuestos propios para el 2026. Situación complicada por varios frentes (sin contar con Vox y PP, porque se conoce su posición). Los republicanos de Junqueras no están dispuestos a darle un cheque en blanco a Salvador Illa: le exigen que se cumplan los pactos con el PSOE y los que han hecho directamente con los socialistas catalanes. Algunos se conocen, pero otros no. A los de Junts se les podría meter en el mismo saco de Vox y PP: están a la contra y esperando conseguir más cosas a cambio. Los Comunes, hace ya un tiempo, quieren marcar perfil propio y dan una de cal y otra de arena. No obstante, tampoco tienen claro si van a apoyarlos o no. El presidente Illa dice que hay tiempo, que cree que se aprobarán.Los días van pasando, queda poco, las peticiones aumentan y la prórroga de los presupuestos supondría para Illa un revés. Dos años gobernando y dos ejercicios con los mismos presupuestos que dejó su antecesor, Pere Aragonès, elaborados por el entonces conseller de Economía Jaume Giró, ya ex de Junts, que ha dejado el partido y la política por no estar de acuerdo con la línea marcada por Puigdemont y ejecutada por Jordi Turull. Decía Lincoln que “un dilema es un político tratando de salvar sus dos caras a la vez”.
Se presenta un otoño complicado en el panorama político: en el gobierno de España y en el de Catalunya, dos gobiernos que necesitan contar con presupuestos para el próximo año. Los problemas se le acumulan a Pedro Sánchez con los presupuestos, a lo que hay que añadir los asuntos judiciales, que son unos cuantos. ¿Terminará este otoño con los quebraderos de cabeza del presidente del gobierno de España? Solo un milagro puede cambiar la situación. Illa lo tiene mejor: ha recibido la bendición del Santo Padre en su visita al Vaticano. Como buen creyente y practicante, tras esa visita, los problemas los verá de otra manera y estará protegido por un tiempo. Son las cosas del otoño y, si me apuran, de todas las estaciones del año. Alguien dijo que " Cuando el camino se hace difícil, recuerda porque comenzaste"
Carmen P. Flores
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